Proyectos productivos en la zona rural de Tumaco
Un proyecto de cacao, uno de mujeres piangueras y las radios comunitarias fueron las protagonistas en una visita a ese municipio del Pacífico que ha vivido de manera cruel los rigores de la guerra.
Colombia2020 / @EEColombia2020
“¡Y! Por allá no voy porque de pronto me encuentro una lancha de bandidos”, le dijo un niño de diez años a su mamá, a quien tenía agarrada de la mano. La memoria de él es infalible. Hace año y medio llegó una lancha con un motor fuera de borda a Bajito Vaquería, una vereda de Tumaco (Nariño), que transportaba a un grupo armado y a un hombre amordazado. Lo bajaron y lo ejecutaron. Toda la comunidad vio al muerto, de ahí el terror del niño.
A pesar de ese hecho, en Bajito Vaquería dicen que la tranquilidad volvió a esa vereda. Martha Stella, quien perdió un hijo que era soldado en medio de la guerra, dice “esto está bueno”. Ella fue la impulsora para que 24 mujeres se unieran en 2006 para crear una asociación de piangueras. La piangua es un molusco que se da en los manglares del Pacífico y es un componente fundamental de la alimentación y economía de las comunidades de esa región.
Lea: Con exportación de limón quieren cambiarle la cara a la cordillera de Nariño
Stella empezó a ir a conversaciones sobre manejo ambiental en diferentes municipios del departamento de Nariño. Ahí se dio cuenta que cortar los manglares que rodean a Bajito Vaquería era una práctica insostenible con el medio ambiente; a esa actividad se dedicaban la mayoría de los hombres de la vereda. Por eso, impulsó, con 24 hombres, la creación de una asociación de pescadores para cambiar los hábitos. “Si ahora hay uno o dos hombres que cortan manglar son muchos”, dice Stella.
Ella dice que por medio de la organización ha logrado que los jóvenes “tengan su plata y así no piensan en otras cosas”. Sin embargo, no todo son buenas noticias. Por ejemplo, las mujeres pasan todo el día en medio del manglar, sacan 100 conchas y solamente obtienen unos 25 mil o 30 mil pesos. El trabajo significa varios riesgos por especies animales que también habitan en los manglares y a veces atacan a las recolectoras, como el pez sapo. “El precio es muy bajo para todo el trabajo que hay que hacer”, dice Stella. La pesca escasea porque hace unos años hubo un derrame de crudo en el río Mira (que desemboca cerca a Bajito Vaquería) y según los lugareños el ecosistema no se ha recuperado. Además, la comercialización es difícil, la piangua sólo la compran en Ecuador. En Colombia no hay mercado interno para ese producto.
Por eso están buscando apoyo para obtener dos lanchas más, con el fin de que las mujeres se puedan adentrar en el manglar y mejorar sus ingresos.
Lea también: Radiografía del Fondo Europeo para la Paz en Colombia
Cacao en lugar de coca
Julio Sevillano muestra con orgullo su parcela de 12.5 hectáreas en la zona rural de Tumaco. Al internarse en sus cultivos se encuentran 5 mil plantas de cacao y unas cuantas de palma de aceite. Antes era al revés, reinaba esta última. Sin embargo, una plaga que llegó a Tumaco en el 2007 generó una crisis tan grande en los pamicultores que les tocó buscar alternativas.
La alternativa de Sevillano fue el cacao, en medio de un contexto que empujó a miles de campesinos a la coca. Él, un hombre negro de 1,70 metros, tuvo la fortuna de que la carretera que comunica a Pasto con Tumaco pasa justo en frente de su propiedad, lo que facilita la comercialización de su cacao.
Sevillano vive en una casa austera, él mismo lo dice. Reconoce que “no hay forma de competir con la coca”. Por ejemplo, él paga a 35 mil pesos el jornal, mientras que un joven puede hacerse en un día 90 mil en una finca cocalera. A pesar de esas tentaciones, él se declara un “defensor de los cultivos lícitos”. Cuenta con la fortuna de que su papá le heredó una tierra que se valorizó por la vía. Asegura que no vendería su finca “por nada del mundo” y seguirá dedicado al cacao que cuida todos los días.
Los “radialistas” de la paz
En la visita a los proyectos productivos de las piangueras y del cacao, en Tumaco, también estuvo un grupo de periodistas de Nariño y Putumayo. Ellos participan en la iniciativa Radios Comunitarias para la Paz y la Convivencia impulsado también por la Unión Europea.
Los periodistas pertenecen a diferentes emisorias comunitarias de esos dos departamentos y cerraron la jornada de trabajo emitiendo un programa desde la Escuela Taller, en el cual hicieron un resumen del recorrido por varias comunidades entre Tumaco y Pasto.
La idea del proyecto es acercar la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y las Farc a diferentes municipios del país, por medio de las emisoras comunitarias.
*La Unión Europea es el mayor financiador de Colombia2020
“¡Y! Por allá no voy porque de pronto me encuentro una lancha de bandidos”, le dijo un niño de diez años a su mamá, a quien tenía agarrada de la mano. La memoria de él es infalible. Hace año y medio llegó una lancha con un motor fuera de borda a Bajito Vaquería, una vereda de Tumaco (Nariño), que transportaba a un grupo armado y a un hombre amordazado. Lo bajaron y lo ejecutaron. Toda la comunidad vio al muerto, de ahí el terror del niño.
A pesar de ese hecho, en Bajito Vaquería dicen que la tranquilidad volvió a esa vereda. Martha Stella, quien perdió un hijo que era soldado en medio de la guerra, dice “esto está bueno”. Ella fue la impulsora para que 24 mujeres se unieran en 2006 para crear una asociación de piangueras. La piangua es un molusco que se da en los manglares del Pacífico y es un componente fundamental de la alimentación y economía de las comunidades de esa región.
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Stella empezó a ir a conversaciones sobre manejo ambiental en diferentes municipios del departamento de Nariño. Ahí se dio cuenta que cortar los manglares que rodean a Bajito Vaquería era una práctica insostenible con el medio ambiente; a esa actividad se dedicaban la mayoría de los hombres de la vereda. Por eso, impulsó, con 24 hombres, la creación de una asociación de pescadores para cambiar los hábitos. “Si ahora hay uno o dos hombres que cortan manglar son muchos”, dice Stella.
Ella dice que por medio de la organización ha logrado que los jóvenes “tengan su plata y así no piensan en otras cosas”. Sin embargo, no todo son buenas noticias. Por ejemplo, las mujeres pasan todo el día en medio del manglar, sacan 100 conchas y solamente obtienen unos 25 mil o 30 mil pesos. El trabajo significa varios riesgos por especies animales que también habitan en los manglares y a veces atacan a las recolectoras, como el pez sapo. “El precio es muy bajo para todo el trabajo que hay que hacer”, dice Stella. La pesca escasea porque hace unos años hubo un derrame de crudo en el río Mira (que desemboca cerca a Bajito Vaquería) y según los lugareños el ecosistema no se ha recuperado. Además, la comercialización es difícil, la piangua sólo la compran en Ecuador. En Colombia no hay mercado interno para ese producto.
Por eso están buscando apoyo para obtener dos lanchas más, con el fin de que las mujeres se puedan adentrar en el manglar y mejorar sus ingresos.
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Cacao en lugar de coca
Julio Sevillano muestra con orgullo su parcela de 12.5 hectáreas en la zona rural de Tumaco. Al internarse en sus cultivos se encuentran 5 mil plantas de cacao y unas cuantas de palma de aceite. Antes era al revés, reinaba esta última. Sin embargo, una plaga que llegó a Tumaco en el 2007 generó una crisis tan grande en los pamicultores que les tocó buscar alternativas.
La alternativa de Sevillano fue el cacao, en medio de un contexto que empujó a miles de campesinos a la coca. Él, un hombre negro de 1,70 metros, tuvo la fortuna de que la carretera que comunica a Pasto con Tumaco pasa justo en frente de su propiedad, lo que facilita la comercialización de su cacao.
Sevillano vive en una casa austera, él mismo lo dice. Reconoce que “no hay forma de competir con la coca”. Por ejemplo, él paga a 35 mil pesos el jornal, mientras que un joven puede hacerse en un día 90 mil en una finca cocalera. A pesar de esas tentaciones, él se declara un “defensor de los cultivos lícitos”. Cuenta con la fortuna de que su papá le heredó una tierra que se valorizó por la vía. Asegura que no vendería su finca “por nada del mundo” y seguirá dedicado al cacao que cuida todos los días.
Los “radialistas” de la paz
En la visita a los proyectos productivos de las piangueras y del cacao, en Tumaco, también estuvo un grupo de periodistas de Nariño y Putumayo. Ellos participan en la iniciativa Radios Comunitarias para la Paz y la Convivencia impulsado también por la Unión Europea.
Los periodistas pertenecen a diferentes emisorias comunitarias de esos dos departamentos y cerraron la jornada de trabajo emitiendo un programa desde la Escuela Taller, en el cual hicieron un resumen del recorrido por varias comunidades entre Tumaco y Pasto.
La idea del proyecto es acercar la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y las Farc a diferentes municipios del país, por medio de las emisoras comunitarias.
*La Unión Europea es el mayor financiador de Colombia2020