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“La reconstrucción de la Memoria en Colombia bajo garantías de participación activa y vinculante de las víctimas y organizaciones de derechos humanos, fue gravemente herida con el nombramiento de Darío Acevedo como director del CNMH, razón por la cual, como habíamos anunciado, la Asociación MINGA, retirara los archivos físicos que en ánimo de aportar a la memoria del país habíamos compartido con esta institución bajo el mandato anterior del profesor Gonzalo Sánchez”, fue el pronunciamiento de la organización.
La organización social recibió 66 cajas, 427 carpetas y 31.265 folios correspondientes al archivo del conflicto armado, especialmente, de la región del Catatumbo. En conversación con Diana Sánchez, directora de la Asociación Minga, afirmó que la decisión obedece a la prioridad que el actual director del CNMH, Darío Acevedo, le está dando a las Fuerzas Armadas mucho espacio en el centro para construir memoria que ella considera "oficial" y que viene de un actor activo del conflicto armado. Asimismo, la organización denunció que no pudo retirar los archivos físicos en la tarde este martes por no tener cómo sacarlos del centro, aunque ya firmaron su retiro.
Sobre el hecho, la dirección del CNMH envió un mensaje a otras organizaciones de víctimas, defensores de DDHH y procesos sociales diciendo “el Centro Nacional de Memoria Histórica, fiel a sus principios misionales continúa con el compromiso de fortalecer, ampliar, preservar y difundir el Archivo Virtual de los Derechos Humanos como lo ordena la ley”.
(También lea: La información que falta en el libro entregado por Fedegán para hacer memoria)
¿Qué tipo de archivos retiró la Asociación Minga del CNMH?
Básicamente, la información que recoge todo el conflicto armado en la región del Catatumbo desde finales de la década del 80 hasta 2007. Para ser claros, son cuatro ejes temáticos. Uno, que es toda la violencia que se presentó entre grupos armados guerrilleros y el Ejército; otro tema es la entrada de los paramilitares a partir de 1999 hasta que se desmovilizaron en 2005. Ahí, por ejemplo, están registradas las masacres de la Gabarra, la de Tibú, la incineración del corregimiento de Filo Gringo, los desplazamientos forzados y todos los asesinatos y desapariciones en medio de todos estos años del actuar paramilitar con el apoyo de la Fuerza Pública. Igualmente, hay información valiosa de los desplazamientos forzados, los retornos y todo lo relacionado con los procesos organizativos y de movilización de las comunidades de esta región. Y hay un capítulo aparte sobre las ejecuciones extrajudiciales que se registraron en el Catatumbo desde 2006 hasta principios de 2008.
¿Qué les respondió el CNMH frente a la decisión de retirar los archivos?
El Centro nos dijo que no retiráramos los archivos, que continuáramos con el convenio, que lo prolongáramos, que iban a conservar los archivos con todo el profesionalismo técnico y que ofrecían todas las garantías de que no iba a pasar nada con estos registros físicos. Que siguiéramos trabajando con ellos, porque nosotros tenemos otro proyecto para sistematizar archivos de otras regiones como Putumayo, Nariño y Cauca. A lo cual nosotros contestamos que les agradecíamos mucho, pero que tenemos diferencias de fondo con la dirección de Darío Acevedo, quien ha negado la existencia del conflicto armado, que ha corregido en el discurso, pero sigue actuando bajo esa premisa. Sin embargo, el CNMH, hasta ahora, se ha negado a cumplir con lo pactado para sacar las cajas con los documentos.
¿Cuál era el objetivo de la organización cuando depositaron esos archivos en el CNMH en 2016?
El objetivo central era lograr una memoria compartida entre la institucionalidad y una memoria no oficial como la nuestra, es decir, que en el museo de la memoria que se va a construir estuviera la información que nosotros creamos por la vida, la paz y la resistencia de las comunidades que padecieron el conflicto armado en estas regiones. Esta conjugación entre las dos memorias nos parece aún un ejercicio interesante en Colombia, pero bajo las garantías que debe tener la memoria de las víctimas. En este caso no es posible, pues el director del CNMH se ha dedicado a trabajar con los victimarios y por eso retiramos los archivos del Centro.
Cuando menciona que el CNMH está trabajando con los victimarios, ¿a qué se refiere?
Hace un año cuando decidimos retirar los archivos, todavía no sabíamos que el CNMH iba a trabajar con los victimarios, por eso, en principio lo hicimos por la negación del conflicto. Sin embargo, con el tiempo, van dos hechos que nos parecen una afrenta a las víctimas: uno, que el CNMH le está dando un espacio muy importante a las Fuerzas Armadas, las cuales sin duda son un actor más que participó activamente en el conflicto armado y cometió muchos crímenes, entonces no puede ser que a partir de ellos se reconstruya la memoria de la guerra. El otro hecho, es que el CNMH va a firmar un convenio con la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), uno de los gremios más comprometidos con la conflictividad, con la guerra, con financiar grupos paramilitares que dejaron una alta victimización en el país.
¿Qué va a pasar con esos archivos?
Hay tres caminos, pero todavía no lo tenemos claro. El primero es tenerlos nosotros en las cajas que fueron entregados al CNMH, con la posibilidad de que a futuro llegue una dirección con un enfoque cercano a las víctimas. Otro camino es que alguna institución internacional pueda ayudar a conservar estos archivos, que juntemos los otros que van a salir del Centro y quizá se pueda hacer una especie de Centro de Memoria desde la sociedad civil mientras se construye el Museo de la Memoria de Colombia.
¿Cuál es el mensaje que quieren enviar con el hecho de retirar los archivos del CNMH?
Es un mensaje político y simbólico. Estamos reivindicando la memoria de las víctimas del conflicto. Es un mensaje de dignidad por mantener los estándares internacionales de la memoria. Sobre todo, es un mensaje para el sistema de justicia transicional (JEP) para que siga funcionando en la búsqueda de la reconstrucción de la verdad del conflicto armado colombiano.