Cementerios de Colombia no están listos para aumento de muertos por COVID-19
Aumenta la preocupación porque los cementerios y servicios funerarios del país no están preparados para un posible incremento del número de víctimas mortales por COVID-19. La disposición de los cuerpos depende de la capacidad de los municipios y muchos ni siquiera tienen cómo atender adecuadamente a los contagiados.
- EFE
Los cementerios de Colombia y los servicios funerarios no están preparados para un posible incremento del número de víctimas mortales por el coronavirus, principalmente en las zonas alejadas y pobres del país, según un informe forense divulgado este jueves.
"En términos generales, los cementerios de zonas rurales no surgieron como producto de una planeación, sino como respuesta a la necesidad de las comunidades de tener un sitio para inhumar sus deudos, por lo cual no existieron estudios del terreno ni análisis de riesgos que previeran la situación actual", señala el informe elaborado por Equitas, organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación forense.
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La cifra actual de 525 fallecidos en el país obliga a pensar que si se desborda la cifra de muertes, "los cementerios no están en la capacidad de responder", dijo la coordinadora técnico-científica de Equitas, Gina Camacho.
Escasez de recursos funerarios
La situación se agrava si se tiene en cuenta que la disposición de los cadáveres depende de la capacidad de cada uno de los 1.200 municipios colombianos, muchos de los cuales no tienen siquiera como atender de manera adecuada a los enfermos de coronavirus.
De este modo, aunque Bogotá tiene capacidad para hacer la cremación de 172 cuerpos por día y refrigerar 300 más, en los pueblos no pasa lo mismo.
Por ejemplo, en los selváticos departamentos de Amazonas, que tiene 871 enfermos y 29 muertos; y en el Chocó, en la región del Pacífico, o en La Guajira, en el norte, ni siquiera hay hornos crematorios, fundamentales en esta emergencia sanitaria.
En esas regiones "la disposición de los cuerpos en los cementerios municipales, veredales, comunitarios o fronterizos normalmente se hace en tierra o bóveda directamente porque no tienen ni la capacidad ni las medidas de bioseguridad para hacer la cremación", añadió la experta.
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La situación "es preocupante" porque muchos de estos lugares "no cuentan con la infraestructura adecuada, presentan hacinamiento, deficientes o inexistentes sistemas de información y registro de los cuerpos que ingresan", señaló por su parte la directora de Equitas, Diana Arango.
Para evitar una crisis similar a la de países vecinos como Ecuador y Brasil, en donde los servicios funerarios se han visto desbordados, Equitas pidió a las autoridades colombianas que tomen medidas de prevención.
Proyecciones alarmantes
Por ahora los muertos en Bogotá por COVID-19 son 161, pero los modelos epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud (INS) proyectan que en la capital colombiana pueden morir hasta fin de año entre 10.475 y 15.110 personas por coronavirus, y la Alcaldía va más lejos, calcula que pueden llegar a ser más de 230.000, según el estudio de Equitas.
A pesar de la notable diferencia en las proyecciones, ambos escenarios coinciden en mostrar un crecimiento rápido y alarmante de las curvas de la pandemia.
Por lo anterior, para Equitas "es urgente" preparar los cementerios, principalmente en aquellas regiones con alto número de fallecimientos.
Otras grandes ciudades de Colombia, como Cali o Medellín, ya han avanzado en ese sentido y tienen la cremación como primera opción.
También en ciudades más pequeñas, como Ibagué, en el centro del país, las autoridades han dispuesto fosas comunes para las personas de escasos recursos, independientemente de la causa del deceso.
La secretaria de Salud de Ibagué, Johana Aranda, dijo a periodistas que en el Cementerio San Bonifacio se lleva a cabo una "adecuación" para sepultar a quienes "no pueden pagar el servicio".
Para Gina Camacho "es fundamental que se inyecten recursos para atender las necesidades de los más vulnerables, de los territorios étnicos, pueblos indígenas y Rrom que ya están sufriendo los efectos de la pandemia".
Falta de protección
La Corporación Orlando Fals Borda, de defensa de los derechos humanos, denunció además esta semana que los sepultureros de pueblos y zonas rurales de Colombia no tienen elementos de bioseguridad para hacer los entierros.
"Se está poniendo en riesgo la vida de las personas que entierran a las víctimas de coronavirus. Por eso, la Corporación está lanzando una alerta para visibilizar que no existen protocolos seguros para esta población", afirmó el director ejecutivo de la entidad, César Santoyo, quien dijo que los sepultureros trabajan con sus propias prendas de vestir.
Alerta sobre desaparecidos
De otro lado, el pasado 7 de abril 72 organizaciones de derechos humanos criticaron a la Procuraduría General de Colombia por ordenar a las autoridades locales el entierro de los cuerpos no identificados que permanecen en las morgues para disponer de espacios para los fallecidos por COVID-19.
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El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) indicó al respecto que la medida, que también incluye cadáveres no reclamados, pone en riesgo la identificación de miles de desaparecidos en el país, de los cuales cerca de 120.000 casos se han dado en el contexto del conflicto armado.
En ese sentido, Equitas recomendó habilitar un portal web con información actualizada en tiempo real para que los familiares de las afectados por el coronavirus puedan consultar en dónde fueron enterrados.
Asimismo, pidió que las autoridades sensibilicen y capaciten al personal de servicios funerarios para proteger y preservar los lugares de inhumación de personas no identificadas para que no sean exhumadas, reubicadas o trasladadas durante el periodo de emergencia sanitaria en el afán por abrir espacios para los fallecidos por coronavirus.
Los cementerios de Colombia y los servicios funerarios no están preparados para un posible incremento del número de víctimas mortales por el coronavirus, principalmente en las zonas alejadas y pobres del país, según un informe forense divulgado este jueves.
"En términos generales, los cementerios de zonas rurales no surgieron como producto de una planeación, sino como respuesta a la necesidad de las comunidades de tener un sitio para inhumar sus deudos, por lo cual no existieron estudios del terreno ni análisis de riesgos que previeran la situación actual", señala el informe elaborado por Equitas, organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación forense.
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La cifra actual de 525 fallecidos en el país obliga a pensar que si se desborda la cifra de muertes, "los cementerios no están en la capacidad de responder", dijo la coordinadora técnico-científica de Equitas, Gina Camacho.
Escasez de recursos funerarios
La situación se agrava si se tiene en cuenta que la disposición de los cadáveres depende de la capacidad de cada uno de los 1.200 municipios colombianos, muchos de los cuales no tienen siquiera como atender de manera adecuada a los enfermos de coronavirus.
De este modo, aunque Bogotá tiene capacidad para hacer la cremación de 172 cuerpos por día y refrigerar 300 más, en los pueblos no pasa lo mismo.
Por ejemplo, en los selváticos departamentos de Amazonas, que tiene 871 enfermos y 29 muertos; y en el Chocó, en la región del Pacífico, o en La Guajira, en el norte, ni siquiera hay hornos crematorios, fundamentales en esta emergencia sanitaria.
En esas regiones "la disposición de los cuerpos en los cementerios municipales, veredales, comunitarios o fronterizos normalmente se hace en tierra o bóveda directamente porque no tienen ni la capacidad ni las medidas de bioseguridad para hacer la cremación", añadió la experta.
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La situación "es preocupante" porque muchos de estos lugares "no cuentan con la infraestructura adecuada, presentan hacinamiento, deficientes o inexistentes sistemas de información y registro de los cuerpos que ingresan", señaló por su parte la directora de Equitas, Diana Arango.
Para evitar una crisis similar a la de países vecinos como Ecuador y Brasil, en donde los servicios funerarios se han visto desbordados, Equitas pidió a las autoridades colombianas que tomen medidas de prevención.
Proyecciones alarmantes
Por ahora los muertos en Bogotá por COVID-19 son 161, pero los modelos epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud (INS) proyectan que en la capital colombiana pueden morir hasta fin de año entre 10.475 y 15.110 personas por coronavirus, y la Alcaldía va más lejos, calcula que pueden llegar a ser más de 230.000, según el estudio de Equitas.
A pesar de la notable diferencia en las proyecciones, ambos escenarios coinciden en mostrar un crecimiento rápido y alarmante de las curvas de la pandemia.
Por lo anterior, para Equitas "es urgente" preparar los cementerios, principalmente en aquellas regiones con alto número de fallecimientos.
Otras grandes ciudades de Colombia, como Cali o Medellín, ya han avanzado en ese sentido y tienen la cremación como primera opción.
También en ciudades más pequeñas, como Ibagué, en el centro del país, las autoridades han dispuesto fosas comunes para las personas de escasos recursos, independientemente de la causa del deceso.
La secretaria de Salud de Ibagué, Johana Aranda, dijo a periodistas que en el Cementerio San Bonifacio se lleva a cabo una "adecuación" para sepultar a quienes "no pueden pagar el servicio".
Para Gina Camacho "es fundamental que se inyecten recursos para atender las necesidades de los más vulnerables, de los territorios étnicos, pueblos indígenas y Rrom que ya están sufriendo los efectos de la pandemia".
Falta de protección
La Corporación Orlando Fals Borda, de defensa de los derechos humanos, denunció además esta semana que los sepultureros de pueblos y zonas rurales de Colombia no tienen elementos de bioseguridad para hacer los entierros.
"Se está poniendo en riesgo la vida de las personas que entierran a las víctimas de coronavirus. Por eso, la Corporación está lanzando una alerta para visibilizar que no existen protocolos seguros para esta población", afirmó el director ejecutivo de la entidad, César Santoyo, quien dijo que los sepultureros trabajan con sus propias prendas de vestir.
Alerta sobre desaparecidos
De otro lado, el pasado 7 de abril 72 organizaciones de derechos humanos criticaron a la Procuraduría General de Colombia por ordenar a las autoridades locales el entierro de los cuerpos no identificados que permanecen en las morgues para disponer de espacios para los fallecidos por COVID-19.
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El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) indicó al respecto que la medida, que también incluye cadáveres no reclamados, pone en riesgo la identificación de miles de desaparecidos en el país, de los cuales cerca de 120.000 casos se han dado en el contexto del conflicto armado.
En ese sentido, Equitas recomendó habilitar un portal web con información actualizada en tiempo real para que los familiares de las afectados por el coronavirus puedan consultar en dónde fueron enterrados.
Asimismo, pidió que las autoridades sensibilicen y capaciten al personal de servicios funerarios para proteger y preservar los lugares de inhumación de personas no identificadas para que no sean exhumadas, reubicadas o trasladadas durante el periodo de emergencia sanitaria en el afán por abrir espacios para los fallecidos por coronavirus.