Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La organización Humanicemos DH es inédita en el mundo. Se trata de la primera vez que excombatientes de un grupo armado irregular, en este caso las Farc, se agrupan en una organización para que tras el conflicto armado sean ellos mismos quienes levanten las minas que en época de guerra ayudaron a sembrar.
Desde el primer semestre de 2018 existe esta organización compuesta por alrededor de 100 exguerrilleros de las Farc que tiene su sede en el espacio de reincorporación de Agua Bonita, en La Montañita (Caquetá). Allí han estado capacitándose y entrenándose para hacer desminado humanitario, pero su puesta en marcha se había venido retrasando pues no había una entidad externa que certificara su capacidad para el desminado.
(Lea: Gobierno y ONU firman convenio para poner en marcha desminado por excombatientes)
Este martes, ese obstáculo se superó y se delegó para tal fin al Servicio de las Naciones Unidas para la Acción contra Minas (Unmas, por sus siglas en inglés). En entrevista con Colombia2020, Jan Philip Klever, director del programa de Unmas Colombia, explica cuál es la importancia del convenio firmado con el Gobierno Nacional y sostiene que el hecho de que excombatientes de las Farc levanten minas – lo que sucederá a partir de junio – es histórico y de gran importancia en materia de acuerdos de paz en el mundo.
¿Cuál es la importancia del convenio que firmaron este martes el Gobierno Nacional y las Naciones Unidas?
Es un hito en la implementación del Acuerdo de Paz. Este convenio va a permitir el desarrollo de operaciones de desminado humanitario por excombatientes de las Farc. Estos excombatientes se agruparon en una organización humanitaria, Humanicemos DH, compuesta y liderada por excombatientes. Nosotros como Unmas los acompañamos en la capacitación técnica y el desarrollo de su capacidad organizacional.
Con esa firma, ¿cuál va a ser el rol exacto de Unmas respecto a Humanicemos DH?
En el marco del acuerdo técnico el rol que vamos a desempeñar, igual que en otros países del mundo en los que Unmas tiene ese mandato, es lo que se llama la gestión de calidad externa y el monitoreo de las operaciones de desminado humanitario. En cualquier país afectado por minas se requiere no solamente las organizaciones civiles que despejen las minas – como en este caso Humanicemos, pero hay otras organizaciones como APN, Halo Trust o DDG – sino también un mecanismo externo de la gestión de calidad que esté monitoreando y acreditando las labores de las organizaciones para construir la confianza con las comunidades afectadas para comprobar que esta labor se ha realizado en cumplimiento con los estándares establecidos y por lo tanto, al final de la labor, se pueda certificar y tener la confianza en que la tierra sobre la cual se ha trabajado está libre de sospecha de minas.
En Colombia ese acompañamiento externo a otras organizaciones que hacen desminado humanitario lo ha hecho la Organización de Estados Americanos (OEA). El caso de Humanicemos sería el primero que es certificado por Unmas ¿Por qué es distinto?
En este caso puntual la OEA no puede acompañar las operaciones de Humanicemos DH porque es una organización compuesta por excombatientes de las Farc, y por su financiación, principalmente de los Estados Unidos, la OEA no puede prestar un servicio que tenga un beneficio material para excombatientes (las Farc siguen estando en la lista de terroristas de ese país). Por lo tanto, se tenía que encontrar una alternativa que en este caso fue darle ese mandato a Unmas.
(Lea también: Vacíos y avances en la lucha contra las minas antipersonal)
La decisión de que fuera Unmas quien hiciera ese acompañamiento ya se había tomado. ¿Por qué tardó tantos meses en firmarse el convenio?
Hay varias razones. Una es que es una negociación compleja sobre el marco legal y eso toma su tiempo. Otro tema que también retrasó el cronograma era el hecho de que tuvimos elecciones y un nuevo Gobierno, y se tenía que construir la relación con el Gobierno. La tercera es porque en estos temas el mandato le corresponde al Gobierno, quien primero debe averiguar si tiene la capacidad para hacer esa verificación, como en otros países. En cuanto no la tenga, debe mirar cuáles son las alternativas, aquí usualmente ha sido la OEA y en este caso de Humanicemos se delegó a Naciones Unidas.
Si bien es cierto que hubo demoras en el proceso, celebramos la firma de este convenio y estamos ahora preparados para seguir adelante para que se puedan desarrollar las operaciones de desminado humanitario por los excombatientes de las Farc.
¿Qué hace falta para que los excombatientes de las Farc puedan empezar a levantar minas?
Ya no falta nada. Hoy es el día uno para iniciar la labor de acompañamiento como mecanismo de gestión de calidad externa, y es todo un proceso que está establecido en el marco normativo. Hay varios pasos que se tienen que seguir para llegar al despliegue de operaciones, es decir, el despeje o la descontaminación del territorio. El primer paso es la revisión de los planes de entrenamiento que solamente se podía hacer una vez que se tuviera el mandato del Gobierno, que hoy ya tenemos. Proyectamos que a lo largo de los próximos tres meses se va a concluir todo lo que es el proceso de acreditación y evaluación operacional, para que en junio pueden desplegar las operaciones en su zona asignada, que en este momento queda en Caquetá.
(Le puede interesar: Desminado humanitario: la deuda que la guerra no deja saldar con el Chocó)
Los excombatientes llevan cerca de dos años entrenando en La Montañita para levantar minas. ¿Tienen que hacer más entrenamientos?
Esa fue la primera fase, que precisamente se enfocó en toda la capacitación de la organización, la parte organizacional, la asignación de tareas, etc. Todo eso está hecho, el personal está plenamente capacitado. Pero parte del proceso oficial del monitoreo y de la evaluación operacional es que el mecanismo de monitoreo externo también acompañe el entrenamiento de manera formal, por lo tanto un entrenamiento formal más se va a dar, que es un paso que establece la normativa en Colombia.
¿Cuál es la importancia de que excombatientes de una guerrilla como las Farc, que en parte también contribuyó a minar el territorio durante el conflicto armado, sean hoy quienes levanten las minas?
Eso tiene un impacto en tres dimensiones. La primera es la reincorporación socioeconómica de los excombatientes que se desempeñan en esta labor. La segunda dimensión es el incremento de la capacidad de Colombia para responder a las necesidades humanitarias de comunidades afectadas por la presencia de minas. La tercera dimensión es todo lo que tiene que ver con acciones reparadoras y por lo tanto de reconciliación de excombatientes frente a las comunidades afectadas.
Desde un punto de vista técnico de la acción contra minas es sumamente importante que se recoja y organice la información que los que instalaron las minas aporten, y se pueda utilizar para el despeje. Entre más información se pueda sistematizar, más fácil va a ser el despeje del territorio.
(Le recomendamos: En 2019 hubo 344 víctimas de minas antipersonales y artefactos explosivos)
¿Hay otros casos en el mundo en que excombatientes de guerrillas, después de la guerra, empiecen a desminar el territorio?
En comparación con otros procesos de paz, la de Colombia es una iniciativa única: la disposición de los excombatientes de una parte del conflicto armado de participar en este tipo de acciones reparadoras. El único otro ejemplo que conocemos en el mundo es el de Camboya, pero eso era organizado de otra manera y no se entendía en su momento tan bien en la dimensión de la reincorporación socioeconómica, sino era solamente para sistematizar la información que tenían en su momento, no se agruparon en una organización humanitaria para completar su transición a la vida civil y desempeñarse plenamente en acciones reparadoras. Tal cual está en Colombia, es una iniciativa única y por lo tanto verdaderamente histórica en contextos de procesos de paz.
En materia de desminado humanitario, no está claro si quienes pertenecen a una parte del conflicto armado puedan ejecutarlo, por entre otras cosas la neutralidad que debe tener quien lo realiza. Se ha criticado por ejemplo la Brigada de desminado humanitario del Ejército. ¿Cuál es su posición sobre eso?
Efectivamente estamos hablando de personas que formaron parte de un actor del conflicto armado y por tanto tiene un impacto sobre las comunidades con las cuales están trabajando. Eso también puede tener como implicación que en ciertas zonas del país no puedan trabajar y siempre hay que hacer un análisis de condiciones de seguridad y de la existencia o no de un espacio humanitario en el que se pueda trabajar. La acción contra minas y el desminado humanitario no puede entrar en zonas en las que se está desarrollando un conflicto armado. Lo primero que se hace es el enlace comunitario porque en desminado humanitario el enfoque está en las comunidades y son ellas las que se deben beneficiar de ello. Por eso lo primero es dialogar con las comunidades para entender cuáles son sus prioridades y enfocar las acciones alrededor de esas prioridades. Pero, sobre todo, hay que hacer pedagogía de lo que es el desminado humanitario, qué se busca, quiénes son los que lo van a hacer, por qué lo hacen y buscar espacios de reconciliación. Hay que ajustarse a las indicaciones de la comunidad. Ellos pueden decir, por ejemplo, ‘se puede trabajar en el despeje en el camino hacia el hospital, pero por favor no trabajen por el otro lado de la vereda porque allí hay actores ilegales que nos están amenazando’. Hay que construir la confianza y crecer el espacio humanitario con las comunidades.