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El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió una vez más a ignorar las recomendaciones sanitarias de distanciamiento social en medio de la pandemia del coronavirus y participó este domingo de una de las varias manifestaciones que se realizaron a su favor en diferentes ciudades del país.
"Estoy aquí porque creo en ustedes. Ustedes están aquí porque creen en Brasil", manifestó el mandatario sobre una camioneta, en un repetitivo discurso en el que volvió a insistir sobre la lucha contra "la vieja política" y en el espíritu "patriótico" de los brasileños.
Bolsonaro se pronunció en Brasilia ante centenas de simpatizantes que después de participar de una caravana de automóviles se congregaron este domingo en las afueras del Cuartel General del Ejército para manifestarse a favor de una intervención militar, encabezada por el mandatario, en los poderes Legislativo y Judicial.
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"No queremos negociar nada", gritó el presidente brasileño subido encima de una camioneta a los manifestantes que se agolparon en el lugar con pancartas llamando a la "intervención militar ya con Bolsonaro" y a defender el AI-5 (Acta Institucional número 5), un decreto que en 1968 cerró el Congreso y suprimió numerosas garantías constitucionales.
Bolsonaro critica constantemente a los líderes del Congreso, a los gobernadores y alcaldes que defienden las medidas de cuarentena y distanciamiento social para contener la propagación del coronavirus que en Brasil ya cobró casi 2.500 muertes y más de 38.600 casos.
Sin usar tapabocas ni guantes, pero evitando un contacto físico directo, como sí ocurrió la víspera durante otra manifestación a su favor frente al presidencial Palacio de Planalto, cuando bajó la rampa y saludó de mano a los simpatizantes, Bolsonaro no hizo nada por dispersar la aglomeración y, al contrario, incitó el tumulto.
"Ustedes tienen la obligación de luchar por su país. Cuenten con su presidente para hacer todo lo que sea necesario para que podamos mantener la democracia y garantizar aquello que es más sagrado para nosotros que es nuestra libertad", dijo Bolsonaro, quien en intervenciones previas condenó las restricciones de circulación y de actividad comercial implementadas en el país por la crisis del coronavirus.
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El gobernante, quien ya tuvo sospechas descartadas de haber sido contagiado por el coronavirus SARS-CoV-2 (causante de la enfermedad del COVID-19) durante un viaje a comienzos de marzo a Estados Unidos, tosió en reiteradas veces este domingo sin tomar cuidado y muy cerca de las personas que lo acompañaban, como asesores, diputados y escoltas.
Durante su intervención del domingo, el jefe de Estado brasileño se mostró contrario a las cuarentenas obligatorias y horizontales impuestas por estados como el de Sao Paulo, el más poblado del país y que con 46 millones de habitantes concentra casi la mitad de las 2.462 muertes reportadas, y defiende un aislamiento vertical solo para la población en riesgo.
Esa iniciativa lo distanció de su anterior ministro de Salud, el diputado y pediatra Luiz Henrique Mandetta, de gran aceptación por la mayoría de personas según las encuestas y que gozaba del apoyo de algunos sectores de la oposición, al que terminó dimitiendo esta semana y en su cargo situó al oncólogo Nelson Teich.
Bolsonaro demerita la letalidad del virus, al que califica de "gripecita", promueve aglomeraciones y se pronuncia reiteradamente a favor de la apertura del comercio y las escuelas.
"Es lamentable que el presidente adhiera a manifestaciones antidemocráticas. Es hora de la unión alrededor de la Constitución contra toda amenaza a la democracia", dijo en Twitter el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), del Partido dos Trabalhadores, también fue a Twitter para comentar la acción. "La misma Constitución que permite que un presidente sea electo democráticamente tiene mecanismos para impedir que conduzca al país a la destrucción de la democracia y a un genocidio de la población", escribió.
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El presidente del Congreso, Rodrigo Maia, escribió en Twitter que "no hay camino fuera de la democracia". "No tenemos tiempo a perder con retóricas golpistas".
Veinte gobernadores suscribieron una carta en apoyo al Congreso nacional.
En Sao Paulo, donde comenzaron a utilizarse excavadoras para abrir fosas en el mayor cementerio del estado, también hubo caravanas en la tarde contra la cuarentena.
El estado, con 1.015 muertos y 14.267 casos, es el epicentro de la enfermedad en Brasil. El gobernador Joao Doria, visto como un rival político por Bolsonaro, expresó su "repudio" a la acción del presidente.