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Cuando al escritor Roberto Bolaño le preguntaron cómo visualizaba un mundo sin deporte, el chileno, tan directo y honesto, y sin ser un gran fanático, se limitó a decir que el hombre recuperaría parte de su humanidad. Quizá no sea tan descabellado hallarle la razón, sobre todo si se le adhiere a esa respuesta la famosa frase del italiano Arrigo Sacchi (algunos dicen que fue Jorge Valdano): “El fútbol es la cosa más importante de las menos importantes”. El hombre, o más bien el aficionado, sea cual sea la disciplina, ha sacrificado tiempo y dinero en lo que considera como el escape a la rudeza de la vida misma. Por eso lo que ha causado el coronavirus en la actividad física lleva a la reflexión, a lo que sería existir sin las competencias de alto rendimiento que dan nacimiento a los ídolos.
El deporte está tan vinculado al ser humano, que con el paso de los años, y con el aumento en el acceso a la tecnología, se enreda cada vez más como si fueran las venas en un brazo. Y por eso desligarlo se hace tan complicado, y cuesta asimilar, para el verdadero apasionado, que no habrá más fútbol en España, tampoco en Inglaterra e Italia, mucho menos en Alemania. Y que el Masters de Augusta, uno de los cuatro torneos de golf más representativos del mundo, no se llevará a cabo, como los Masters 1.000 de Indian Wells y Miami, y el Giro de Italia y el Gran Premio de Australia de Fórmula 1. El coronavirus no solo llama a la prevención, sino a la solidaridad y a la observación del funcionamiento de la sociedad deportiva, si se le quiere llamar así.
Estadio San Paolo, casa de Napoli, siendo desinfectado /AFP
“En Europa, por ejemplo, ninguna persona viva había experimentado algo así desde la época de las Guerras Mundiales. Es nuevo para la gente. Lo asemejo con la muerte de un familiar: solo cuando sucede te das cuenta de las verdaderas prioridades. Y si bien divierte y despierta tantas pasiones, no es lo realmente valioso. En otras palabras, es cambiar la escala de valores. Ojalá cuando pase esto y cuando el deporte, sobre todo el fútbol, trate de comernos de nuevo, ya seamos más sabios. Seguro estaremos más sanos”, dice Carlos Arribas, periodista del diario El País de España.
En contexto: La única vez que la liga colombiana se canceló
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, muy futbolero por cierto, dijo que “el mundo gira en torno a la pelota que gira”, pero que aún así la industria lo ha corrompido tanto, que se ha desterrado la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. Y es esa misma industria la que sufre más que el hincha. Por la sola suspensión del torneo español, tanto los clubes como la organización, dejan de percibir 678 millones de euros, sin contar las taquillas que suma cada institución, el dinero que ingresa por hotelería, patrocinios y derechos de televisión (casi 549 millones de euros). Además, se sabe que el fútbol en ese país representa el 1,37 % del PIB, sumado a las cifras astronómicas que se pagan por impuestos.
En Inglaterra la cifra sería más elevada, aunque nadie se ha atrevido a hacer un cálculo (se especula con 1.200 millones de euros). “No creo que la Federación Inglesa de Fútbol tenga dinero suficiente para prestar a los equipos más pequeños, para que su funcionamiento se mantenga. Al igual que el resto, cada quien deberá buscar la solución a su situación”, dice Simone Stone, periodista de la BBC. Por el lado de la Serie A en Italia, uno de los países europeos más afectados por la pandemia (cinco jugadores de Sampdoria y uno de Juventus dieron positivo por coronavirus), se habla de 439 millones de euros, mientras que en Francia serían alrededor de 357 millones de euros.
Y del lado del deportista...
La gran mayoría de atletas en el mundo ya están en aislamiento total. Federaciones y clubes les han pedido que no salgan de sus casas y les han diseñado planes de entrenamiento para que sigan activos y no pierdan su estado físico, por si hay que regresar antes de lo esperado. Barcelona y Real Madrid les pidieron a sus futbolistas que no abandonaran sus hogares, el Comité Olímpico Británico suspendió actividades y solicitó a sus deportistas ser cuidadosos y no estar cerca de multitudes, mientras que la ATP y la NBA, a través de un comunicado, llamaron al cumplimiento de las normas de salubridad en cada país. Incluso, el viernes pasado se suspendió el relevo de la antorcha olímpica en Grecia por el gentío que llegó para ver el fuego.
Eso sí, se confirmó que de una manera u otra la llama será entregada a la delegación japonesa en el estadio Panathinaiko de Atenas con las gradas vacías y tras un riguroso control de salubridad para los pocos presentes. “Sé, porque lo he dialogado con ellos, que a los ciclistas les ha fastidiado mucho porque estaban en un momento de la temporada en la que alcanzan su mejor forma. En cambio los atletas, que ya saben que tienen que entrenar meses y meses para una competencia, lo han asimilado mejor. En todo caso son pequeñeces, pues esto nos puede ayudar a demostrar que el valor de un deportista no solo está en los trofeos y medallas que acumula, sino en el ejemplo que puede ser para su comunidad, ese es el verdadero valor de un atleta”, añade Arribas.
Los Milwaukee Brewers, equipo de la MLB, cancelaron sus entrenamientos hasta nueva orden/ AFP
De hecho, luego del partido entre Liverpool y Bournemouth, el último que el club de Anfield jugó por la Premier, un periodista en la rueda de prensa cuestionó a Jürgen Klopp, pues sus jugadores no estrecharon las manos con el rival al comienzo sabiendo que en el fragor del juego mismo el contacto y el respirar al lado del otro era inevitable. “No entendiste el mensaje. No se hizo por eso. Se hizo para que la gente viera que, en estos instantes en los que la salud es la prioridad, no hay que saludarse así. Fue un mensaje para todo el que estaba en el estadio, para el que nos vio por televisión”. El entrenador alemán siendo modelo, dentro y fuera del terreno.
El respaldo a los intereses generales se impuso a los beneficios individuales, o de unos pocos. Bien sea por obligación o por fraternidad. “Es una muestra de que no todo está perdido y que cuando hay una crisis y un estado de alerta como este, el deporte, como parte de la sociedad, también tiene que hacerse notar. Y si su mayor aporte es parar para bien, pues que así sea”, agrega Arribas.
¿ Y ahora?
En la redacción de El Espectador el tema de la suspensión del deporte en los ámbitos mundial y local dejó a más de uno meditabundo. Por ejemplo, uno de los correctores de estilo no supo responder cuando se le preguntó qué iba a hacer ahora que no hay partidos de su Júnior. Otra persona rememoró el día que soñó (si es que no fue una pesadilla) que el fútbol no existía y que los demás lo observaban como un descabellado cuando trataba de explicar las reglas de algo que no había. Si bien el hombre es una especie de costumbres, desacostumbrarse, por el tiempo que sea, cuesta, pero tampoco es irrealizable. Y suele ser aleccionador.Por el momento los periodistas que escribimos de deportes tendremos que ajustar nuestra manera de trabajar porque, en principio, si no hay competiciones no hay atletas, y si no hay atletas faltarán las historias para contar. Sin embargo, la recursividad hará que el ejercicio sea más llamativo y que en las páginas se siga hablando del deporte así, por unas cuantas semanas o meses, no haya deporte de alto rendimiento en el mundo y todo quede en suma calma.
@CamiloGAmaya - Camilo Amaya
* “Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus".