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No es experto en medicina y nunca pasó por el servicio militar, pero como yerno de Donald Trump, Jared Kushner tiene un acceso fundamental al manejo de la crisis por el coronavirus y ahora es el hombre clave en la Casa Blanca para lidiar con la pandemia. A pesar de que nunca antes había servido en algún nivel de gobierno, su matrimonio con Ivanka, la hija de Trump, lo puso en el corazón del poder después de la elección de 2016 y ahora a sus 39 años, Kushner no es un extraño en Washington.
La sorprendente aparición de Kushner en la sesión informativa diaria que encabezó Trump el jueves sobre el coronavirus confirmó su ascenso al mas alto nivel, en una de las mayores crisis que han golpeado al país.
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El vicepresidente, Mike Pence, está destinado a coordinar la compleja respuesta del gobierno ante una enfermedad que abruma al sistema de salud y a la economía.
Por días había habido rumores de que Kushner, un vástago de las bienes raíces que se presenta como un dinámico intelectual, dirigía a un equipo desde la sombra. Pero en el podio de la sala de prensa, Kushner salió de la sombra. Mientras aseguraba que estaba ahí para asistir a Pence, el yerno del presidente habló con la confianza propia -tildada a menudo por sus críticos como arrogancia- de alguien que disfruta de una influencia única.
Cuando se le pidió que describiera su misión, Kushner sugirió que revitalizaría un equipo que lucha contra el terrible desafío de combatir la pandemia en todo el vasto y diverso país.
Kushner dijo que Trump le había pedido "que se asegurara de que pensemos desde una nueva perspectiva, de que encontremos a los mejores pensadores del país, de que recibamos las mejores ideas".
Drama en la Casa Blanca
La Casa Blanca de Trump normalmente está marcada por dramas personales que no se verían fuera de lugar en "El Aprendiz" el antiguo programa de telerrealidad que conducía el presidente. Altos funcionarios entran y salen a paso acelerado. Algunas veces son despedidos a través de un tuit y en varios casos, se van en malos términos.Hace un mes, Trump despidió a su tercer jefe de gabinete. Su remplazo, Mark Meadows, demoró semanas en asumir su cargo, lo que significó que el presidente careció de una asesoría clave justo cuando el coronavirus se convertía en un desastre. El astuto y aparentemente muy centrado Kushner vio su momento. Esta no es la primera vez que toma un papel que muchos no se atreverían.
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A principios de año, fue quien sacó a la luz nada menos que el plan de Trump para resolver el conflicto entre Israel y los palestinos. Otra ves se metió en el campo diplomático sin una experiencia relevante.
Casi todos, excepto el gobierno de Israel y los que respaldan a Washington, descartaron el plan, pero el episodio demostró la extraordinaria posición que tiene Kushner. Ahora, con Trump y los gobernadores discutiendo sobre quién tiene la responsabilidad de asegurar la entrega de suplementos médicos para atacar las zonas del coronavirus en diferentes áreas del país, Kushner está de regreso prometiendo dar resultados donde otros han fallado.
Dijo que "rompería todas las barreras necesarias para asegurarse que los equipos puedan ser exitosos".
"Asustados"
La Casa Blanca siente que se le culpa injustamente por los retrasos en la cadena de suministro, que van desde las reservas de los equipos y los fabricantes, a hospitales y ciudadanos comunes. En el país más rico del mundo, los respiradores para salvar vidas son muy escasos. Es difícil para la mayoría de la gente incluso conseguir una simple máscara facial.
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Trump argumenta que la escasez de suplementos médicos es por la falla de los gobiernos estatales, no del gobierno federal, al que describe como un mero respaldo en lugar de un líder.
En su aparición en la sesión informativa, Kushner entregó un mensaje similar, diciendo que los estados de manera individual no tienen derecho automático a esa asistencia. "La idea de las reservas federal se suponía que era nuestra reserva", dijo Kushner, atrayendo las críticas inmediatas de sus opositores en Twitter. "No se supone que sean las reservas estatales las que luego se usen".
En tono mordaz, Kushner continuó diciendo que la crisis estaba revelando que los políticos eran "mejores administradores". Describió a algunos gobernadores como "asustados" y confundidos.
Los partidarios de Kushner dicen que tiene una inteligencia poco común, incluso que es un "genio oculto", como dijo la ex embajadora de Trump en la ONU, Nikki Haley, en 2018. En la primera línea de la pandemia, el polémico yerno tendrá su oportunidad de demostrarle a sus detractores que están equivocados.