El pueblo español que vive de los ataúdes, desbordado de trabajo por el coronavirus

Los fabricantes de Ataúdes en Piñor, España, no han parado de elaborar ataúdes desde que la pandemia tocó suelo nacional. Su labor se ha visto desbordada en las últimas semanas, por lo que han tenido que doblar sus turnos para responder a la demanda.

Lorena Rodríguez de la Torre EFE
07 de abril de 2020 - 01:36 p. m.
El alcalde de Piñor (Ourense), José Luis González, empresario además del ramo de los fabricantes de ataúdes, transporta un féretro en el interior de su empresa situada en la localidad gallega.  / EFE
El alcalde de Piñor (Ourense), José Luis González, empresario además del ramo de los fabricantes de ataúdes, transporta un féretro en el interior de su empresa situada en la localidad gallega. / EFE
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Los fabricantes españoles de ataúdes están sobrepasados de trabajo por la pandemia de coronavirus, y el mejor ejemplo es el municipio de Piñor, con nueve empresas de este sector, todas ellas desbordadas de pedidos.

Esta pequeña localidad de la región de Galicia (noroeste) y poco más de 1.100 habitantes está viendo como la demanda se duplicó en sus fábricas, en un país que ha sufrido hasta ahora 13.798 muertes por la COVID-19, además de muchas otras no contabilizadas porque no se les pudieron hacer pruebas de detección del virus.

José Luis González, alcalde de Piñor y empresario fúnebre, explica a Efe que no para de barnizar ataúdes, ni siquiera durante los fines de semana.

Aunque la mayor parte de España continúa paralizada para intentar frenar la expansión del virus, otros sectores como el funerario, considerado actividad esencial, doblan turnos de trabajo para responder a la alta demanda existente en todo el territorio, con el objetivo de que las víctimas puedan tener una muerte digna.

El Grupo Ataúdes Gallego es una de las mayores empresas funerarias de Galicia. Yago González, director del grupo, sostiene que la demanda está siendo algo "fuera de lo normal" debido a la "psicosis" ante una eventual falta de material, y reconoce que el número de pedidos les asusta. Le puede interesar: Gobierno de Colombia pidió cremar los muertos de COVID-19, pero, ¿hay suficientes hornos?

Para garantizar la seguridad de sus trabajadores, todas las fábricas han tenido que extremar las precauciones y los protocolos, fundamentales para evitar los contagios, con el objetivo de impedir una paralización de la producción, y han tomado medidas como no dejar entrar a nadie ajeno a la empresa.

"Estamos doblando turnos y hemos ampliado a los fines de semana", describe a Efe Joaquín Vázquez, otro empresario del sector, que señala que los nuevos protocolos de seguridad "repercuten" en el tiempo que tardan en producir los ataúdes.

"Si pudiésemos hacer quinientas cajas diarias, se vendían", ejemplifica, debido a la demanda que no para de crecer, tanto en Galicia como en otras regiones del país, como la de Madrid, la más afectada por la pandemia en España.

El sector funerario ha sido uno de los que más cambios experimentó por la crisis del coronavirus, con constantes medidas de limpieza y desinfección para garantizar la seguridad de los trabajadores.

Además, el Gobierno español prohibió los velatorios y limitó la asistencia a los entierros a tres personas, que además deben mantener entre ellas la distancia de seguridad requerida y sin contacto físico.

España sufrió el martes un repunte de fallecimientos por el coronavirus, luego de cuatro días de descenso, al registrar 743 muertes, aunque en contrapartida las autoridades reportaron una menor presión sobre hospitales y unidades de cuidados intensivos.

Siendo el segundo país más golpeado a nivel mundial por la COVID-19, España elevó su cifra total de muertos a 13.798, según el balance del Ministerio de Sanidad difundido este martes. En cuanto al número de casos notificados, la cifra diaria también observó un leve repunte, ubicándose el acumulado en 140.510.

El "ligerísimo aumento en relación con el día de ayer (lunes), consideramos que se debe al ajuste de datos respecto al fin de semana", cuando la notificación de casos suele ser más lenta, explicó en rueda de prensa María José Sierra, del centro de emergencias sanitarias del Ministerio de Sanidad.

"Realmente, la tendencia descendente es lo que venimos observando en lo notificado los últimos días", señaló Sierra, en momentos en que las autoridades sanitarias estiman haber estabilizado la propagación del virus.

Aunque se cortó la tendencia a la baja de los fallecimientos diarios, la cifra de las últimas 24 horas es bastante inferior a la del 2 de abril, cuando se llegó a las 950 muertes diarias, el máximo hasta ahora. Lea también: Con morgues y funerarias desbordadas, Nueva York busca dónde enterrar a sus muertos

Asimismo, en términos porcentuales los fallecidos diarios aumentaron en un 5,7%, cuando hace dos semanas habían llegado a crecer por encima del 30% cotidianamente.

"Empieza a verse una cierta bajada en la presión en los hospitales y en las unidades de cuidados intensivos", subrayó.

La tensión en el sistema sanitario había sido particularmente evidente en las últimas semanas en las regiones más afectadas, como Madrid, con poco menos de un tercio de los fallecimientos (5.371), o Cataluña, con 2.908 muertes.

"Ha bajado mucho el servicio de urgencias. El colapso de los primeros días era brutal, llegaba todo el mundo a urgencias, todas las casuísticas habituales más todos los posibles casos de COVID-19", explicó a la AFP Mari Angels Rodríguez, enfermera del Hospital Josep Trueta de Girona (Cataluña, noreste).

"El problema gordo que tenemos y que todavía no conseguimos solventar del todo es el tema de las UCI", toda vez que los pacientes que ingresan "tienen que estar un mínimo de 14 días de media, con lo que cada nuevo paciente que entra te ocupa una cama durante largo tiempo", señaló Rodríguez.

"Estamos ya reduciendo el número de camas (ocupadas en la UCI), pero seguimos muy por encima de nuestra capacidad habitual", estimó de su lado Eduardo Fernández, enfermero de 39 años del madrileño Hospital Infanta Sofía.

Como dato positivo, el saldo acumulado de pacientes dados de alta en toda España se incrementó este martes a 43.208, un tercio del total de los casos notificados, según el balance del ministerio.

Las autoridades, que suelen alabar el respeto del confinamiento por parte de los españoles que se ha traducido en una caída en picada de la movilidad, advirtieron no obstante de "un cierto relajamiento" en los últimos días, coincidiendo con la semana de Pascua.

Por ello, "hemos incrementado la vigilancia durante la noche y vamos a incrementar el número de controles durante estos días festivos", anunció el comisario de la Policía Nacional, José García Molina.

De todas maneras, ante la evolución de las cifras de los últimos días, el gobierno de España ha empezado a estudiar cómo abordar la fase de "desescalada", con el levantamiento paulatino del confinamiento.

Por Lorena Rodríguez de la Torre EFE

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