1 de cada 6 mujeres es maltratada en el parto

Las más afectadas son las madres de color, las de un nivel socioeconómico más bajo y las menores de 30 años. Consejos para tratar de evitar la violencia obstétrica.

Por Natalia Roldán Rueda
13 de agosto de 2019
1 de cada 6 mujeres es maltratada en el parto
El maltrato más frecuente está relacionado con gritos y regaños de parte de los proveedores de salud. / Getty

El maltrato más frecuente está relacionado con gritos y regaños de parte de los proveedores de salud. / Getty

Los hallazgos fueron publicados recientemente en el Reproductive Health Journal, a partir de una encuesta realizada a 2.700 mujeres en Estados Unidos. De acuerdo con Saraswathi Vedam, profesora de partería en la Universidad de British Columbia y autora principal de la investigación, el maltrato se da de diferentes formas: en el momento en el que las mujeres pierden la autonomía; cuando son gritadas, regañadas o amenazadas, y en las ocasiones en que son ignoradas o se les niega un tratamiento o ayuda (Le puede interesar: La violencia invisible detrás del parto).

Según el estudio, la violencia obstétrica varía mucho de acuerdo con el lugar en el que se da el parto: un 5,1% de las mujeres denunciaron maltrato en el parto en casa, en comparación con el 28,1% que fueron violentadas en el parto hospitalario. Lo mismo ocurre con el perfil de las madres: 27,2% de las mujeres de color dijeron haber sido maltratadas, en comparación con el 18,7% de blancas que denunciaron violencia. Las indígenas y las hispanas también reportaron mayores índices de violencia (Historias de mujeres que han sido víctimas).

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De acuerdo con la encuesta, ser blanca, tener un parto vaginal, recurrir a la compañía de una partera y ser mayor de 30 años disminuye el riesgo de sufrir violencia obstétrica. “Nuestros hallazgos sugieren que hay un grave problema de equidad en los partos –agrega Vedam–. El racismo institucional, la parcialidad y la falta de acceso a modelos de cuidado como el parto en casa o la partería llevan a que las mujeres de color tengan experiencias muy diferentes en sus partos”.

El maltrato más frecuente está relacionado con gritos y regaños de parte de los proveedores de salud (8,5%). Luego esta el hecho de ignorar a las mujeres, negarse a atender sus pedidos de ayuda y demorarse en responder a sus necesidades a tiempo (7,8%). Algunas mujeres también denunciaron violación a su intimidad (5,5%). Así mismo, hubo quienes recibieron amenazas del equipo médico o fueron forzadas a recibir un tratamiento que no querían (4,5%).

Las tasas de violencia aumentaron en las cesáreas y los peores casos de maltrato se dieron cuando las mujeres estaban en desacuerdo con los médicos y enfermeras.

Las consecuencias

“Un parto traumático puede tener un impacto muy serio en la salud mental de las mujeres y en sus relaciones familiares. A corto plazo, ellas pueden tener repercusiones físicas o emocionales, y a largo plazo pueden sufrir de estrés postraumático, cogerle miedo al parto, desarrollar una imagen corporal negativa y tener sentimientos de haber sido deshumanizadas“, dice la investigación.

Por un parto feliz

A partir de estos hallazgos y de los efectos que pueden tener en las mamás y en sus hijos, hemos reunido algunas ideas que valdría la pena tener presentes durante el parto para evitar que más mujeres sean víctimas de violencia obstétrica (o al menos para que entiendan qué tienen derecho a pedir y a rechazar). Es necesario tener en cuenta, no obstante, que el parto es un momento muy particular en el que ellas no solo están especialmente vulnerables sino en un estado en el que es posible que no puedan pedir lo que necesitan; por esta razón, es clave que tengan una acompañante que esté en sintonía con ellas desde el embarazo y pueda ser su voz frente al sistema de salud.

1. Hagan un plan de parto

Solemos pensar en la cuna, los pañales y el color del cuarto del bebé, pero no reflexionamos lo suficiente sobre la manera en que nos gustaría tenerlo. Es muy importante investigar, entender cómo funcionará nuestro cuerpo en ese momento y saber a qué atenernos. Luego, podemos buscar un modelo de un plan de parto en Google y llenar cada uno de sus puntos, conscientes de que no hay nada predecible y que nuestros planes pueden cambiar (puede ampliar esta información en El paso a paso de un parto natural).

2. Atrévanse a decir cuál es el parto que han planeado

Cuando estén frente a su obstetra o a su partera, cuéntenle qué parto quisieran tener. ¿Vaginal o por cesárea? ¿Quisieran evitar la episiotomía (el corte en el periné)? ¿Les gustaría recibir la epidural cuando lleguen a la clínica o han considerado la posibilidad de un parto sin anestesia? ¿Les incomodan los tactos y preferirían que fueran menos? ¿Preferirían ubicarse de manera vertical en el momento del pujo? ¿Es importante para ustedes tener contacto piel con piel con el bebé apenas nazca? Ustedes deben tener claro qué buscan y asegurarse de que aquellas personas que las van a atender lo entiendan.

3. Pidan que les expliquen todo lo que hacen en su cuerpo

Puede resultar aburrido oír un montón de detalles médicos, pero es su cuerpo y deberían saber qué están haciendo con él.

4. Tómense su tiempo para decidir cuál será el siguiente paso

Durante el parto todo puede pasar. Planeamos muchas cosas, pero es posible que el bebé haya escogido otro camino, así que tenemos que estar abiertas a tomar decisiones complejas en el proceso. Por ejemplo: llegamos ilusionadas con un parto vaginal, pero el chiquito deja de oxigenar bien y es necesario hacer una cesárea. Antes de que nos corten la panza, deben darnos el tiempo para asimilar lo que está pasando y autorizar los procedimientos que vendrán. Incluso podemos pedir un momento para hablarlo en privado con nuestro acompañante, si la vida del bebé y de la mamá no corren peligro.

5. Hablen si se sienten vulneradas o incómodas

Hay muchas cosas que no sabemos cuando llegamos a tener a nuestro primer hijo y eso hace que, en ocasiones, asumamos que algo es normal cuando no lo es. Por esta razón, nos quedamos calladas en momentos en los que deberíamos hablar (así sea para pedirle apoyo y ayuda a nuestro acompañante). En ningún momento del proceso deberíamos sentirnos violentadas o incómodas. No es normal que nos hagan muchos tactos. No es normal que llegue un grupo de diez estudiantes a ver cómo sacamos de nuestro cuerpo a un ser humano. No es normal que una enfermera nos diga en chiste que somos unas flojas. No es normal que nos impidan gritar en medio de una contracción. No es normal que nos digan cómo debemos pujar.

6. Pidan que cambien al equipo que las está atendiendo si se sienten irrespetadas

La idea es no llegar a este punto, pero si definitivamente están siendo víctimas de violencia obstétrica busquen al personal administrativo para pedir un cambio y, de ser necesario, involucren a un abogado. A veces los partos avanzan rápido y tal vez no haya tiempo de reaccionar. Pero, en ocasiones, duran horas y hasta días, y vale la pena tomar acciones a tiempo.

Por Natalia Roldán Rueda

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