Así fue el exitoso proceso de Pékerman
Luego de una reunión con el comité ejecutivo de la Federación, no hubo acuerdo y no se renovó el contrato del técnico argentino con la selección nacional. Logró un rendimiento del 58,5 % en partidos oficiales.
Luís Guillermo Montenegro
Él no pretendía irse, pero tampoco querían que él siguiera. Esa fue la sensación que quedó luego de las últimas palabras que dio el técnico argentino José Pékerman antes de abandonar la sede administrativa de la Federación Colombiana de Fútbol, en el barrio La Castellana de Bogotá, en donde se reunió ayer con el Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Fútbol, encabezado por su presidente, Ramón Jesurún, para definir su futuro. “No duermo desde que terminó el Mundial solamente pensando en qué iba a hacer Colombia”, comentó con la voz entrecortada el argentino de 69 años, dejando entrever que estuvo a la expectativa de una renovación que no fue posible. “Me han puesto en todos los lugares del mundo y nunca salí de acá después del Mundial. Estuve cuatro días nada más fuera de Bogotá”, destacó.
(Puede leer: La psicología de Pékerman en la selección de Colombia).
Mientras el presidente Jesurún agradeció a Pékerman por lo hecho en estos seis años y medio al frente del equipo nacional, el argentino sonrió poco y se vio con un nudo en la garganta, como si no estuviera de acuerdo con las circunstancias, pero nada podía hacer. “No hubo ningún tipo de condicionamientos. Lamento el tiempo que han perdido hablando de cosas, porque le han hecho mucho daño a la selección”, afirmó, aceptando su salida y enviando un mensaje claro: “No estemos conformes con lo que hemos hecho hasta ahora, hay que continuar”.
Ahora, ni Pékerman tiene trabajo ni la selección a un entrenador. El argentino dejó claro que no ha tenido contactos con ninguna federación, porque estaba pensando en Colombia, mientras que Jesurún afirmó que por ahora no tenían un plan B, C ni D. El técnico de la sub 20, Arturo Reyes, seguirá encargado del equipo mayor hasta que se defina quién será el técnico en propiedad.
El final de una era
José Pékerman dirigió 50 partidos oficiales a la selección colombiana de fútbol, con un rendimiento del 58,5 %, luego de 25 partidos ganados, 12 empatados y 13 perdidos. En Mundiales disputó nueve, ganó seis, empató uno y cayó en dos. En las eliminatorias ha dirigido 31, con 15 victorias, ocho empates y ocho derrotas, mientras que en Copa América fueron 10 encuentros, con cuatro triunfos, tres empates y tres caídas. Aparte de que los resultados respaldan su gestión, lo más valioso no es eso, sino la huella que dejó en un grupo al que le cambió la mentalidad y lo llevó a meterse entre las potencias futbolísticas del mundo, luchando de igual a igual ante equipos de primer orden mundial.
Fue el artífice del regreso a un Mundial de Fútbol después de 16 años. Lo hizo con una nueva generación, la cual consolidó y no solo le alcanzó para hacer una gran Copa del Mundo en Brasil 2014, sino que clasificó a Rusia 2018, en donde llegó a instancias finales. Pékerman acostumbró a los colombianos a ver a su selección en segunda fase, y lo hizo como si fuera algo sencillo. Es de valorar su persistencia, la cabeza siempre arriba aun en los malos momentos y la capacidad de trabajar la mentalidad de un plantel que supo responder en la mayoría de los instantes de presión.
Su huella no quedará solo en el aspecto futbolístico, también en la evolución que tuvo la infraestructura del balompié nacional. A su llegada, una de sus primeras exigencias fue que se construyera una sede deportiva de la Federación, en la que se pudieran hacer concentraciones y microciclos de trabajo. En Bogotá se le hizo realidad su pedido y hoy en día existe un complejo deportivo de primer nivel, en la altura (2.600 metros). También está en construcción una sede al nivel del mar, en Barranquilla, ciudad en la que la selección nacional disputará sus partidos de local en las eliminatorias hacia Catar 2022.
Por otro lado, el querer aislarse de la prensa benefició a los jugadores, pues logró romper con esa manera antigua de trabajar en la que no existía un espacio entre los protagonistas y los medios. Rompió esa costumbre de los amiguismos entre entrenadores y periodistas, y trató igual a todos. Sin embargo, se excedió en ese aspecto y por querer guardar siempre a su grupo, terminó pecando de excesos. El silencio puede hacer más ruido que las voces oficiales y por no dar la cara en momentos claves aparecieron las especulaciones que lo terminaron afectando. De hecho, en la rueda de prensa de ayer se vio molesto por ese aspecto. “Lamento todo el tiempo que han perdido hablando de muchas cosas, llegaron a afectar a la selección”, afirmó con tono de rabia.
Quienes han compartido con Pékerman lo catalogan como un hombre que no descuida detalles y que siempre está buscando la manera de sacar lo mejor de sus jugadores. Con Colombia lo logró y ahora el reto de los directivos de la Federación será encontrar a una persona con un perfil similar al del argentino, un hombre que permita seguir soñando en grande y que esté a la altura de las estrellas futbolísticas que tiene Colombia hoy en día.
Él no pretendía irse, pero tampoco querían que él siguiera. Esa fue la sensación que quedó luego de las últimas palabras que dio el técnico argentino José Pékerman antes de abandonar la sede administrativa de la Federación Colombiana de Fútbol, en el barrio La Castellana de Bogotá, en donde se reunió ayer con el Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Fútbol, encabezado por su presidente, Ramón Jesurún, para definir su futuro. “No duermo desde que terminó el Mundial solamente pensando en qué iba a hacer Colombia”, comentó con la voz entrecortada el argentino de 69 años, dejando entrever que estuvo a la expectativa de una renovación que no fue posible. “Me han puesto en todos los lugares del mundo y nunca salí de acá después del Mundial. Estuve cuatro días nada más fuera de Bogotá”, destacó.
(Puede leer: La psicología de Pékerman en la selección de Colombia).
Mientras el presidente Jesurún agradeció a Pékerman por lo hecho en estos seis años y medio al frente del equipo nacional, el argentino sonrió poco y se vio con un nudo en la garganta, como si no estuviera de acuerdo con las circunstancias, pero nada podía hacer. “No hubo ningún tipo de condicionamientos. Lamento el tiempo que han perdido hablando de cosas, porque le han hecho mucho daño a la selección”, afirmó, aceptando su salida y enviando un mensaje claro: “No estemos conformes con lo que hemos hecho hasta ahora, hay que continuar”.
Ahora, ni Pékerman tiene trabajo ni la selección a un entrenador. El argentino dejó claro que no ha tenido contactos con ninguna federación, porque estaba pensando en Colombia, mientras que Jesurún afirmó que por ahora no tenían un plan B, C ni D. El técnico de la sub 20, Arturo Reyes, seguirá encargado del equipo mayor hasta que se defina quién será el técnico en propiedad.
El final de una era
José Pékerman dirigió 50 partidos oficiales a la selección colombiana de fútbol, con un rendimiento del 58,5 %, luego de 25 partidos ganados, 12 empatados y 13 perdidos. En Mundiales disputó nueve, ganó seis, empató uno y cayó en dos. En las eliminatorias ha dirigido 31, con 15 victorias, ocho empates y ocho derrotas, mientras que en Copa América fueron 10 encuentros, con cuatro triunfos, tres empates y tres caídas. Aparte de que los resultados respaldan su gestión, lo más valioso no es eso, sino la huella que dejó en un grupo al que le cambió la mentalidad y lo llevó a meterse entre las potencias futbolísticas del mundo, luchando de igual a igual ante equipos de primer orden mundial.
Fue el artífice del regreso a un Mundial de Fútbol después de 16 años. Lo hizo con una nueva generación, la cual consolidó y no solo le alcanzó para hacer una gran Copa del Mundo en Brasil 2014, sino que clasificó a Rusia 2018, en donde llegó a instancias finales. Pékerman acostumbró a los colombianos a ver a su selección en segunda fase, y lo hizo como si fuera algo sencillo. Es de valorar su persistencia, la cabeza siempre arriba aun en los malos momentos y la capacidad de trabajar la mentalidad de un plantel que supo responder en la mayoría de los instantes de presión.
Su huella no quedará solo en el aspecto futbolístico, también en la evolución que tuvo la infraestructura del balompié nacional. A su llegada, una de sus primeras exigencias fue que se construyera una sede deportiva de la Federación, en la que se pudieran hacer concentraciones y microciclos de trabajo. En Bogotá se le hizo realidad su pedido y hoy en día existe un complejo deportivo de primer nivel, en la altura (2.600 metros). También está en construcción una sede al nivel del mar, en Barranquilla, ciudad en la que la selección nacional disputará sus partidos de local en las eliminatorias hacia Catar 2022.
Por otro lado, el querer aislarse de la prensa benefició a los jugadores, pues logró romper con esa manera antigua de trabajar en la que no existía un espacio entre los protagonistas y los medios. Rompió esa costumbre de los amiguismos entre entrenadores y periodistas, y trató igual a todos. Sin embargo, se excedió en ese aspecto y por querer guardar siempre a su grupo, terminó pecando de excesos. El silencio puede hacer más ruido que las voces oficiales y por no dar la cara en momentos claves aparecieron las especulaciones que lo terminaron afectando. De hecho, en la rueda de prensa de ayer se vio molesto por ese aspecto. “Lamento todo el tiempo que han perdido hablando de muchas cosas, llegaron a afectar a la selección”, afirmó con tono de rabia.
Quienes han compartido con Pékerman lo catalogan como un hombre que no descuida detalles y que siempre está buscando la manera de sacar lo mejor de sus jugadores. Con Colombia lo logró y ahora el reto de los directivos de la Federación será encontrar a una persona con un perfil similar al del argentino, un hombre que permita seguir soñando en grande y que esté a la altura de las estrellas futbolísticas que tiene Colombia hoy en día.