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La diferencia entre un buen pelotero y una leyenda del béisbol está en los momentos definitivos. Muchos jugadores en la historia de las Grandes Ligas tienen estadísticas muy respetables, pero fallaron en jugadas claves y no alcanzaron la gloria.
El colombiano Édgar Rentería, en cambio, sacó siempre su casta cuando estuvo bajo presión. Tanto que su bate definió dos Series Mundiales. La primera en 1997, con el hit de oro que consagró a los Marlins de la Florida ante los Indios de Cleveland, en la undécima entrada del séptimo juego. Y la segunda hace exactamente nueve años, con la camiseta de los Gigantes de San Francisco.
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Con un jonrón en el séptimo episodio, el barranquillero desequilibró el quinto duelo ante los Rangers de Texas y les dio a los californianos, por cuatro victorias a una, su primera corona tras 56 años de sinsabores. Cinco veces All Star, el colombiano fue elegido Jugador Más Valioso de la serie, en la que bateó para .412, con siete hits en 17 turnos, con dos jonrones y seis carreras impulsadas.
“Lo del 97 fue tremendo. Eso no se puede olvidar, fue un día grandioso con un equipo que jugaba con mucha garra y que no iba como favorito, pero al final la ciudad de Miami vibró en grande”, recuerda Rentería. “En el 2010 ya tenía más experiencia y aunque no había tenido una temporada muy buena, ya que estuve lesionado gran parte del tiempo, felizmente pude recuperarme para esta gran final y los resultados están ahí", agrega.
El colombiano también jugó el Clásico de Otoño de 2004 cuando con el uniforme de los Cardenales de San Luis, cayó ante los Medias Rojas de Boston, en los que jugaba el cartagenero Orlando Cabrera.