Ahora tienen sentido: las luchas de Superman López en las Vueltas a España

El boyacense quedó en la tercera casilla de la clasificación general y revalidó que es uno de los mejores ciclistas de la actualidad. Pero su camino no empezó fácil: una espinosa ruta de caídas, raspones, fracturas y muchos dientes rotos.

Thomas Blanco
16 de septiembre de 2018 - 11:48 p. m.
Miguel Ángel López, tercero en La Vuelta a España 2018. / AFP
Miguel Ángel López, tercero en La Vuelta a España 2018. / AFP
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Caerse está permitido, pero levantarse es obligado. Una de las mejores premisas que definen a Miguel Ángel López, un escarabajo que tiene una hoja de vida cargada de contusiones, raspones y dientes rotos, pero que se ha graduado con honores de su maestría en hacerles frente a los tropiezos. Y su participación en la Vuelta a España es la máxima expresión de esta premisa. Ahora, el objetivo es pararse en lo más alto del podio.

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Con 24 años de vida, Superman López se convirtió en el ciclista 36 de la historia en llegar al podio en dos de las tres grandes vueltas del ciclismo en un mismo año. Lo hizo en el Giro y en La Vuelta. "Ser cuarto, décimo, lo que sea, para mí es lo mismo. Lo que para mí cuenta son los tres mejores. Era a todo o nada. Bueno podio en el Giro y ahora en La Vuelta, ahora toca ver qué me falta para subir esos dos escalones", dijo luego de un triunfo en una carrera que ha sido el epicentro de su crecimiento personal y profesional. Nunca bajó los brazos. 

Todo empezó en 2016, cuando llegó a la Vuelta como una de las máximas promesas, pero una fuerte caída en la tercera jornada hizo que el cuerpo lo obligara a parar en el sexto día. Y el año pasado llegó con un historial de accidentes que puso en duda sus virtudes en el ciclismo, pese a ser uno de los mejores escaladores del mundo.

A finales de 2016, una fractura de tibia y peroné hizo que se perdiera el arranque de la temporada. Trabajó fuerte y reapareció en el Tour de Suiza, pero una nueva caída opacó el esfuerzo que había hecho en su recuperación. Llegar en plenitud física a la Vuelta fue su único objetivo de 2017. Entrenó en silencio y, pese al escepticismo de varios, brilló.

Empezó como un actor de reparto, pues el jefe de filas seleccionado por el Astana era el italiano Fabio Aru. En la primera semana se sacrificó y siguió al pie de la letra las instrucciones de su escuadra. Su papel: ser el gregario y la mano derecha del italiano.

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La aparición de la montaña paulatinamente lo consolidó como el protagonista de su equipo. Recuperó, sin hacer mucho ruido, los minutos que había cedido en los primeros siete días y se trepó en los 10 mejores puestos de la clasificación general. Supermán se adjudicó la undécima etapa y saboreó la gloria en su llegada al observatorio de Calar Alto, en un final que tuvo dos premios de primera categoría.

Cuatro días después logró su segunda victoria, luego de ganar en Sierra Nevada, una estación de esquí a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar. Ver rezagados a hombres de la talla de Alberto Contador, Romain Bardet y Adam Yates por cuenta del colombiano daba una sola conclusión: López era el mejor escalador de la competencia.

Con mucho oxígeno afrontó las etapas finales de la ronda ibérica y coqueteó en varias ocasiones con el podio. Afrontó la contrarreloj individual con carácter y terminó en la posición 22.

En la etapa reina, López reconoció que tuvo temor de caerse en los descensos. “No quería irme al piso. He bajado con un poco de miedo y ya era imposible conectar con el grupo de adelante. Hice la bajada al Cordal y el ascenso a L’Angliru solo”, dijo quien culminó en la octava casilla de la general. Además tuvo un mano a mano intenso con Davide Villella en la clasificación de la montaña. Al final el italiano estuvo fuerte en las últimas etapas y se quedó con la camiseta de puntos azules al sumar 67 unidades, 20 más que el boyacense, quien terminó en la segunda posición. El Astana ganó la clasificación por equipos con una ventaja de más de seis minutos sobre el Movistar. López fue la clave del equipo kazajo.

Ganó dos etapas, además de un segundo y tercer puesto, credenciales suficientes para quedar en la segunda plaza de la clasificación combinada (promedio que suma los puestos de los corredores en la tres clasificaciones: la general individual, la general por puntos y la general de la montaña). Estos logros le permitieron consagrarse como el mejor joven de la carrera.

Este año aterrizó en otras condiciones: como el líder indiscutido de su escuadra y sin el temor a los tropiezos de temporadas anteriores. Su madurez y crecimiento en el último año es notorio para el mundo entero. De un escarabajo que nunca se cansa de atacar, sea el kilómetro que sea, que tiene hambre de gloria y que es uno de los ciclistas que alimentan el espectáculo del deporte de las bielas. 

Luego de un historial plagado de caídas, Supermán no ha tenido vuelo rastrero. Y seguramente no lo tendrá en 2019. ¿Correrá el Tour o volverá a La Vuelta, una carrera especial para él? Quiere convertirse en el tercer colombiano de la historia en consagrarse campeón de la ronda ibérica, tras Lucho Herrera (1987) y Nairo Quintana (2016).

Por Thomas Blanco

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