Geraint Thomas sentencia el Tour
El pedalista británico finalizó la contrarreloj individual de 31 kilómetros con un tiempo de 41:07, lo que le permitirá llegar a París vestido de amarillo.
Redacción deportes
Con fuerza, coraje y sin dejar espacio para las dudas de que es quien merece estar vestido de amarillo, Geraint Thomas afrontó los 31 kilómetros que separaban a Saint Pée Sur Nivelle de Espelette. Finalizó con un tiempo de 41:07, a tan solo 14 segundos de Tom Dumoulin, su rival más temible en este Tour de Francia. Una diferencia que le sirvió para mantenerse en el primer puesto de la clasificación general y que lo hará recorrer los 116 kilómetros del domingo entre Houilles y París vestido de amarillo, tocando a su vez el cielo con las manos.
Había avisado el viernes, "necesito hacer una buena contrarreloj". Lo decía sabiendo que la renta de 2:05 minutos sobre Tom Dumoulin no le aseguraba nada y menos con una prueba contra el reloj por delante. El holandés, con ese pedalear potente e incansable que lo caracteriza, era el rival a seguir con lupa. El que le amenazaba el sueño de vestirse de amarillo el domingo en París. Aunque el holandés ganó este sábado, su renta no fue suficiente para superar al británico, quien supo defenderse y cerró la crono con un tiempo soñado. Solo perdió segundos con los dos mejores en esta especialidad: Dumoulin y Chris Froome.
Quedó definido el podio. Thomas, Dumoulin y Froome se harán la foto en los Campos Elíseos. Será la sexta vez en los últimos siete años que se escuche el himno británico en la capital francesa. Finalmente, no habrá sueño en Movistar. Landa finaliza séptimo y Quintana décimo. Lejos de los planes ambiciosos manifestados el pasado 7 julio en la salida de la 105 edición.
La travesía por el País Vasco francés con final en Espelette, localidad de 2.000 habitantes que desde hace 5 siglos sazona los manjares de la cocina vasca con sus famosos pimientos. En combate los tres mejores especialistas del Mundo contrarreloj por dos puestos en el podio. Dumoulin, Roglic y Froome, el podio del pasado Mundial, debían disputarse la segunda y tercera plazas del podio de París, no la primera, bien agarrada por Thomas, que salió con un colchón de más de 2 minutos.
Mientras salían los pesos pesados de la general, el español Marc Soler (Movistar) fue rey por unos instantes al marcar el mejor tiempo con 42.15. Gran crono para el catalán, exfutbolista que se pasó al ciclismo a los 17 años, esperanza del decaído ciclismo español. Pronto le duró esa sensación, pues fue desplazado por el danés Kragh Andersen primero y el polaco Kwiatkowski (41.42) después.
"Kwiato", acoplado en la silla "caliente" mirando la tele, se convertía en el hombre a batir por los grandes candidatos. En el primer punto de control Thomas dejó claro quien es el jefe del Tour. En Ustaritz, km 13, "G" marcó el mejor tiempo con 16.31 minutos, con Froome a 14 segundos, Dumoulin a 16 y Roglic a 44. El esloveno estaba entregando ya el tercer puesto a Froome.
Seguía atento a la pantalla Kwiatkowski. Vio como Geraint Thomas pasaba como una exhalación por el km 22, control de Suraibe-Xurxurieta, donde seguía siendo el rey. Froome a 12, Dumoulin a 14 y Roglic, en claro deterioro, a 1.01 minutos. Adiós al podio. El esfuerzo por su victoria en Laruns pasó factura al exsaltador de esquí.
Por fin se marchó Kwiatkowski. Lo levantó su compañero Froome, pero el ciclista de origen keniano se quedó de pie. Llegaba Dumoulin con los colores arcoiris para demostrar que la medalla de oro de la crono de Bergen no fue una casualidad. Y a continuación, brazos en alto, eufórico, se presentaba el heredero de Wiggins y Froome, un galés que prolonga el dominio del Sky en el Tour de Francia. Este domingo concluye la 105 edición del Tour con la vigésimoprimera etapa entre Houilles y París, de 116 kilómetros.
Con fuerza, coraje y sin dejar espacio para las dudas de que es quien merece estar vestido de amarillo, Geraint Thomas afrontó los 31 kilómetros que separaban a Saint Pée Sur Nivelle de Espelette. Finalizó con un tiempo de 41:07, a tan solo 14 segundos de Tom Dumoulin, su rival más temible en este Tour de Francia. Una diferencia que le sirvió para mantenerse en el primer puesto de la clasificación general y que lo hará recorrer los 116 kilómetros del domingo entre Houilles y París vestido de amarillo, tocando a su vez el cielo con las manos.
Había avisado el viernes, "necesito hacer una buena contrarreloj". Lo decía sabiendo que la renta de 2:05 minutos sobre Tom Dumoulin no le aseguraba nada y menos con una prueba contra el reloj por delante. El holandés, con ese pedalear potente e incansable que lo caracteriza, era el rival a seguir con lupa. El que le amenazaba el sueño de vestirse de amarillo el domingo en París. Aunque el holandés ganó este sábado, su renta no fue suficiente para superar al británico, quien supo defenderse y cerró la crono con un tiempo soñado. Solo perdió segundos con los dos mejores en esta especialidad: Dumoulin y Chris Froome.
Quedó definido el podio. Thomas, Dumoulin y Froome se harán la foto en los Campos Elíseos. Será la sexta vez en los últimos siete años que se escuche el himno británico en la capital francesa. Finalmente, no habrá sueño en Movistar. Landa finaliza séptimo y Quintana décimo. Lejos de los planes ambiciosos manifestados el pasado 7 julio en la salida de la 105 edición.
La travesía por el País Vasco francés con final en Espelette, localidad de 2.000 habitantes que desde hace 5 siglos sazona los manjares de la cocina vasca con sus famosos pimientos. En combate los tres mejores especialistas del Mundo contrarreloj por dos puestos en el podio. Dumoulin, Roglic y Froome, el podio del pasado Mundial, debían disputarse la segunda y tercera plazas del podio de París, no la primera, bien agarrada por Thomas, que salió con un colchón de más de 2 minutos.
Mientras salían los pesos pesados de la general, el español Marc Soler (Movistar) fue rey por unos instantes al marcar el mejor tiempo con 42.15. Gran crono para el catalán, exfutbolista que se pasó al ciclismo a los 17 años, esperanza del decaído ciclismo español. Pronto le duró esa sensación, pues fue desplazado por el danés Kragh Andersen primero y el polaco Kwiatkowski (41.42) después.
"Kwiato", acoplado en la silla "caliente" mirando la tele, se convertía en el hombre a batir por los grandes candidatos. En el primer punto de control Thomas dejó claro quien es el jefe del Tour. En Ustaritz, km 13, "G" marcó el mejor tiempo con 16.31 minutos, con Froome a 14 segundos, Dumoulin a 16 y Roglic a 44. El esloveno estaba entregando ya el tercer puesto a Froome.
Seguía atento a la pantalla Kwiatkowski. Vio como Geraint Thomas pasaba como una exhalación por el km 22, control de Suraibe-Xurxurieta, donde seguía siendo el rey. Froome a 12, Dumoulin a 14 y Roglic, en claro deterioro, a 1.01 minutos. Adiós al podio. El esfuerzo por su victoria en Laruns pasó factura al exsaltador de esquí.
Por fin se marchó Kwiatkowski. Lo levantó su compañero Froome, pero el ciclista de origen keniano se quedó de pie. Llegaba Dumoulin con los colores arcoiris para demostrar que la medalla de oro de la crono de Bergen no fue una casualidad. Y a continuación, brazos en alto, eufórico, se presentaba el heredero de Wiggins y Froome, un galés que prolonga el dominio del Sky en el Tour de Francia. Este domingo concluye la 105 edición del Tour con la vigésimoprimera etapa entre Houilles y París, de 116 kilómetros.