Jarlinson Pantano: “Soy una persona inocente”
El exciclista vallecaucano dio positivo en un control al dopaje en abril pasado y decidió retirarse del ciclismo. Ahora quiere pegar el salto a la política.
Thomas Blanco- @thomblalin
Jarlinson Pantano y el burdo timonazo de su vida en los últimos dos años. La toxoplasmosis, un parásito que se coló en sus células viviendo a costa suya. Un microorganismo que antes era huésped en un pedazo de carne crudo o en las heces de un gato y que se quedó alimentándose de él mientras Jarlinson se quedaba sin fuerzas. Y sin buenos resultados.
El positivo por EPO, un resultado analítico adverso en los controles al dopaje que lo forzaron a retirarse del ciclismo en junio pasado.
El número 14 del tarjetón y la probable materialización de su incursión en la política, en el Concejo de Cali. De estos vaivenes de su vida habló con El Espectador el ahora exciclista profesional de 30 años.
¿Cómo ha sido su vida en los últimos meses? Tal vez un sabor agridulce: ahora tiene tiempo con su nuevo hijo, pero alejado de la bicicleta...
Estoy feliz. Ahora, cuando me duelen las piernas puedo aflojar, sin presión. Estoy aprovechando el tiempo con Maximiliano. Lo que no pude disfrutar con Jerónimo, el mayor, lo hago con Maxi. Lo que sí me pesó fue no haber estado en el último Tour de Francia, junto a Egan, nuestro primer campeón, pero así es la vida. Ya estoy en otro cuento.
Hablando de Egan, ¿no cree que es una paradoja que llegue un título de un Tour cuando a nivel interno nuestro ciclismo está pasando momentos tan delicados?
El ciclismo colombiano está de moda, pero a nivel europeo. A nivel local lo hemos dejado caer. Necesitamos más carreras y que las empresas privadas se metan la mano al bolsillo. Sé que podemos hacer un equipo pro continental.
Hablando de equipos pro continentales, ¿cómo recibió la noticia de la disolución del Manzana Postobón por casos de dopaje?
Triste, muy triste, porque yo también me siento culpable. Como se lo manifesté a más de un corredor del Manzana, me da mucha pena lo que pasó porque yo también me siento incluido ahí, ya que tuve el mismo problema. No es justo que por uno paguen todos. No fue la decisión correcta. (Lea: Las sombras del dopaje se toman el ciclismo colombiano)
Y sobre todo en una escuadra que siempre promulgó su lucha contra el dopaje, con Saldarriaga.
Yo vengo de la escuela del profe en el Colombia es Pasión. De pronto él, en el fondo de su corazón, me creerá. No he tenido la oportunidad de hablar con él. A los corredores hay que darles el beneficio de la duda. Si un corredor te dice a vos la verdad, hay que apoyarlo. Mirá, uno se beneficia por confesar, si vos decís: no, es que yo lo hice, al final no te van a sancionar cuatro años sino dos, pero tristemente no es así. Te dejan tirado en el camino, como lo hicieron conmigo.
Entonces, ¿reitera su inocencia?
Soy una persona inocente, y yo hablé con el equipo para que me apoyaran y me descontaran del salario lo de los abogados, y no quisieron.
Si es así, ¿por qué decidió no luchar más por limpiar su nombre?
Yo puse todo en una balanza: desde 2017 llevo luchando por llegar a mi 100 % de rendimiento, estamos en 2019 y no he sido capaz. Había algo en mi cuerpo que no estaba bien: ¡claro, eran los problemas de salud! Luego salió el control adverso, dijeron que me habían sancionado, solo era gente chismosa que buscaba hacerle el mal a uno. Le dije a mi mánager que si confiaba en mí, me dijo que sí y decidimos hacer la contramuestra, que salió otra vez positiva. Que al final es la misma muestra: te sacan dos tarros de sangre y dos de orina. Los dividen en dos grupos: unos son la A y los otros la B. Yo le dije a mi esposa: salga positiva, salga negativa, yo no voy a pelear nada. ¿Por qué? Si era negativa, me tocaba ir a pleito. ¿Qué pasa? Si a mí me dicen: “Pantano, en dos meses te damos solución”, está bien, yo lo hago, pero la UCI lleva cinco meses y esta es la hora en la que no sé si me van a sancionar o no. No han dicho nada, imagínate peleando.
Y lo que vale...
Yo pagué $30 millones por la contramuestra. Y el pleito son $200 millones. Yo me pregunto, yo tengo mis hijos: ¿valdrá la pena gastarme mi patrimonio familiar para que en dos años me absuelvan? Y no me van a pagar lo mismo y el Trek no me va a volver a recibir. A mí no me interesa si la gente habla bien o mal de mí. El que me quiera creer, muchísimas gracias, le agradezco de corazón. Y el que no, pues también gracias, porque sé que eran los que me pedían la foto cuando ganaba.
¿Qué opina de que Colombia sea el segundo país con más casos de dopaje del mundo?
Decirles que, parce, no hay que apresurarse. A veces yo entiendo por qué los jóvenes se dopan. Eso sí, aclaro, entiendo mas no comparto, porque después dicen que estoy diciéndole a la gente que se dope. Un joven ve que su amigo y su compañero ya está en un equipo de Europa. Y vos, que entrenas con él, que le ganás, y él está allá y yo aquí: ahí es donde caen en el error. El dopaje es dañar la salud, es hacer trampa. Qué gracia tiene poder decir: “Sí, gané el Tour de Francia”, pero ¿dopado? No vale si estás haciendo trampa.
¿Cómo sigue de la toxoplasmosis? Tengo entendido que volvió a principios de año.
Me dio el bajón en la París-Niza, me hice exámenes en Pamplona y efectivamente había vuelto. Siendo sincero, ya dejé de hacerme tests, porque confío en Dios y me siento sano. (Le puede interesar: Un parásito le cambió la vida a Jarlinson Pantano)
¿Cómo se dio ese salto para entrar en la política?
Una amiga deportista me lo sugirió. Para mí, la mayoría de los políticos son corruptos y ese mundo no me gusta, pero me dijo que necesitan un deportista que vele porque haya igualdad en el deporte, y me le medí. Me dije: si los deportistas me apoyan, me tiro al vacío.
¿Y ellos son?
Juan Sebastián Cabal, Orlando Duque, Óscar Tunjo, Yuri Alvear, Óscar Figueroa, Fabián Vargas, Harold Lozano, Bibiana Osorio, entre muchos otros. Por eso me motivé, por la inclusión: por soñar con que haya, por ejemplo, una cancha de tenis por comuna.
¿Más dura una carrera de tres semanas o la campaña?
¡Ja! Yo te digo: el ciclismo es un deporte muy lindo, pero muy sacrificado. Si yo hoy me quiero comer una hamburguesa, ya puedo. Y te la pido con doble queso y doble carne.
tblanco@elespectador.com
Jarlinson Pantano y el burdo timonazo de su vida en los últimos dos años. La toxoplasmosis, un parásito que se coló en sus células viviendo a costa suya. Un microorganismo que antes era huésped en un pedazo de carne crudo o en las heces de un gato y que se quedó alimentándose de él mientras Jarlinson se quedaba sin fuerzas. Y sin buenos resultados.
El positivo por EPO, un resultado analítico adverso en los controles al dopaje que lo forzaron a retirarse del ciclismo en junio pasado.
El número 14 del tarjetón y la probable materialización de su incursión en la política, en el Concejo de Cali. De estos vaivenes de su vida habló con El Espectador el ahora exciclista profesional de 30 años.
¿Cómo ha sido su vida en los últimos meses? Tal vez un sabor agridulce: ahora tiene tiempo con su nuevo hijo, pero alejado de la bicicleta...
Estoy feliz. Ahora, cuando me duelen las piernas puedo aflojar, sin presión. Estoy aprovechando el tiempo con Maximiliano. Lo que no pude disfrutar con Jerónimo, el mayor, lo hago con Maxi. Lo que sí me pesó fue no haber estado en el último Tour de Francia, junto a Egan, nuestro primer campeón, pero así es la vida. Ya estoy en otro cuento.
Hablando de Egan, ¿no cree que es una paradoja que llegue un título de un Tour cuando a nivel interno nuestro ciclismo está pasando momentos tan delicados?
El ciclismo colombiano está de moda, pero a nivel europeo. A nivel local lo hemos dejado caer. Necesitamos más carreras y que las empresas privadas se metan la mano al bolsillo. Sé que podemos hacer un equipo pro continental.
Hablando de equipos pro continentales, ¿cómo recibió la noticia de la disolución del Manzana Postobón por casos de dopaje?
Triste, muy triste, porque yo también me siento culpable. Como se lo manifesté a más de un corredor del Manzana, me da mucha pena lo que pasó porque yo también me siento incluido ahí, ya que tuve el mismo problema. No es justo que por uno paguen todos. No fue la decisión correcta. (Lea: Las sombras del dopaje se toman el ciclismo colombiano)
Y sobre todo en una escuadra que siempre promulgó su lucha contra el dopaje, con Saldarriaga.
Yo vengo de la escuela del profe en el Colombia es Pasión. De pronto él, en el fondo de su corazón, me creerá. No he tenido la oportunidad de hablar con él. A los corredores hay que darles el beneficio de la duda. Si un corredor te dice a vos la verdad, hay que apoyarlo. Mirá, uno se beneficia por confesar, si vos decís: no, es que yo lo hice, al final no te van a sancionar cuatro años sino dos, pero tristemente no es así. Te dejan tirado en el camino, como lo hicieron conmigo.
Entonces, ¿reitera su inocencia?
Soy una persona inocente, y yo hablé con el equipo para que me apoyaran y me descontaran del salario lo de los abogados, y no quisieron.
Si es así, ¿por qué decidió no luchar más por limpiar su nombre?
Yo puse todo en una balanza: desde 2017 llevo luchando por llegar a mi 100 % de rendimiento, estamos en 2019 y no he sido capaz. Había algo en mi cuerpo que no estaba bien: ¡claro, eran los problemas de salud! Luego salió el control adverso, dijeron que me habían sancionado, solo era gente chismosa que buscaba hacerle el mal a uno. Le dije a mi mánager que si confiaba en mí, me dijo que sí y decidimos hacer la contramuestra, que salió otra vez positiva. Que al final es la misma muestra: te sacan dos tarros de sangre y dos de orina. Los dividen en dos grupos: unos son la A y los otros la B. Yo le dije a mi esposa: salga positiva, salga negativa, yo no voy a pelear nada. ¿Por qué? Si era negativa, me tocaba ir a pleito. ¿Qué pasa? Si a mí me dicen: “Pantano, en dos meses te damos solución”, está bien, yo lo hago, pero la UCI lleva cinco meses y esta es la hora en la que no sé si me van a sancionar o no. No han dicho nada, imagínate peleando.
Y lo que vale...
Yo pagué $30 millones por la contramuestra. Y el pleito son $200 millones. Yo me pregunto, yo tengo mis hijos: ¿valdrá la pena gastarme mi patrimonio familiar para que en dos años me absuelvan? Y no me van a pagar lo mismo y el Trek no me va a volver a recibir. A mí no me interesa si la gente habla bien o mal de mí. El que me quiera creer, muchísimas gracias, le agradezco de corazón. Y el que no, pues también gracias, porque sé que eran los que me pedían la foto cuando ganaba.
¿Qué opina de que Colombia sea el segundo país con más casos de dopaje del mundo?
Decirles que, parce, no hay que apresurarse. A veces yo entiendo por qué los jóvenes se dopan. Eso sí, aclaro, entiendo mas no comparto, porque después dicen que estoy diciéndole a la gente que se dope. Un joven ve que su amigo y su compañero ya está en un equipo de Europa. Y vos, que entrenas con él, que le ganás, y él está allá y yo aquí: ahí es donde caen en el error. El dopaje es dañar la salud, es hacer trampa. Qué gracia tiene poder decir: “Sí, gané el Tour de Francia”, pero ¿dopado? No vale si estás haciendo trampa.
¿Cómo sigue de la toxoplasmosis? Tengo entendido que volvió a principios de año.
Me dio el bajón en la París-Niza, me hice exámenes en Pamplona y efectivamente había vuelto. Siendo sincero, ya dejé de hacerme tests, porque confío en Dios y me siento sano. (Le puede interesar: Un parásito le cambió la vida a Jarlinson Pantano)
¿Cómo se dio ese salto para entrar en la política?
Una amiga deportista me lo sugirió. Para mí, la mayoría de los políticos son corruptos y ese mundo no me gusta, pero me dijo que necesitan un deportista que vele porque haya igualdad en el deporte, y me le medí. Me dije: si los deportistas me apoyan, me tiro al vacío.
¿Y ellos son?
Juan Sebastián Cabal, Orlando Duque, Óscar Tunjo, Yuri Alvear, Óscar Figueroa, Fabián Vargas, Harold Lozano, Bibiana Osorio, entre muchos otros. Por eso me motivé, por la inclusión: por soñar con que haya, por ejemplo, una cancha de tenis por comuna.
¿Más dura una carrera de tres semanas o la campaña?
¡Ja! Yo te digo: el ciclismo es un deporte muy lindo, pero muy sacrificado. Si yo hoy me quiero comer una hamburguesa, ya puedo. Y te la pido con doble queso y doble carne.
tblanco@elespectador.com