“Soy inocente”: Juan José Amador, el detonante de la disolución del Manzana Postobón
El positivo por boldenona del ciclista de 21 años desencadenó en el fin del equipo de ciclismo más importante del país. Ahora, mientras hacía domicilios en una hamburguesería, rompió el silencio: habló de su nueva vida, lo más difícil de su proceso y de un futuro que “no se ve”.
Thomas Blanco - @thomblalin
La última ficha que desencadenó la disolución del Manzana Postobón, el equipo de ciclismo más importante del país, tras el analítico adverso de Wilmar Paredes. Su nombre: Juan José Amador. Su edad: 21 años. Su hoja de vida: campeón nacional de contrarreloj júnior 2017 y campeón panamericano de persecución por equipos júnior 2017. Entre líneas, un gran contrarrelojero y una de las promesas del ciclismo colombiano. La sustancia por la que dio positivo en el control al dopaje: boldenona, la misma que ha aquejado a varios deportistas como Fabián Puerta y Robert Farah en el pasado reciente. La defensa de todos: que se contaminaron comiendo un pedazo de carne. La realidad: al día de hoy no hay evidencia científica que sustente esa hipótesis.
Nueve meses después de ser suspendido de manera provisional por la Unión Ciclística Internacional (UCI), Juan José Amador rompió el silencio, defendió su inocencia y contó detalles de su vida. Ahora trabaja como mesero y haciendo domicilios en una hamburguesería de Manizales. Pasó tres meses sin entrenar, pero ahora, sin un panorama a la vista, se está preparando. Esta fue su charla con El Espectador.
¿Cómo es hoy la vida de Juan José Amador?
Trabajando y entrenando. Es difícil salir a la calle, ver las miradas de la gente, la secreteadera. Hubo un tiempo en el que no pude montarme a la bicicleta; es difícil porque el futuro no se ve. Antes entrenaba diciendo: “Tengo competencia el 20 de octubre y me preparo dos meses antes”. Ahora es triste no saber un rumbo, un final. Decía alguien muy famoso que uno conoce a las personas hasta cuando ellas ya no necesitan nada de uno. Algunos se alejaron, pero cada quien tiene su criterio de vida, respetable.
Lea también: El ciclismo después de la disolución del Manzana Postobón
A diferencia de otros, usted optó por luchar y defenderse. ¿En qué va su caso: reitera su inocencia?
Cuando uno no es culpable, lo lógico es defenderse. Sigo esperando respuesta de la UCI y espero que me absuelvan porque no me suministré la boldenona. Un químico me dijo que la cantidad —que no sé bien cuál es, prefiero estar al margen de eso para no cargarme— era mínima. Que la máquina de ellos es muy buena y en otro laboratorio no me la habrían detectado, esa es una señal de que me que contaminé.
Títulos, buen sueldo... ¿Qué necesidad había de suministrarse la boldenona?
Ninguna, eso les dije a los dirigentes mirándolos a los ojos. Ellos me enseñaron de ética y juego limpio y siempre lo he practicado, soy inocente. Los que saben de ciclismo saben que la boldenona lo único que hace es poner lindas a las vacas; eso en un ciclista de ruta no va a hacer nada. Es para subir de peso y uno no va a vivir en dietas para tener un peso límite y al mismo tiempo consumir esa sustancia. Cuando me avisaron estaba en un aeropuerto en Francia. Pensé que era una broma de un amigo, pero no. Ni siquiera sabía qué era la boldenona. Miré en Google y vi que era la misma que le marcó a Puerta. Nunca imaginé que me iba a pasar algo así.
Entonces, ¿qué teorías tiene?
Yo estaba en China. Allá la comida es regular, y cuando iba a Colombia le dije a mi mamá: “Ma, quiero carne, un filete, un asado con la familia”. Llegué, no llevaba una semana y ya me hicieron el control. Ni siquiera estaba en competencia, menos necesidad había. Con tanto deportista implicado hay que tener cuidado con la carne, está contaminada.
¿Dimensiona que su caso fue el detonante de la disolución del Manzana Postobón?
No sé qué pasa por la mente de los demás, es muy respetable. Claro, van a decir: “Por culpa de Amador se acabó el Manzana”. Y yo sé que soy inocente, por eso es triste para mí: esa es la sensación que quedó en el ambiente.
Lea: El ciclismo colombiano está en cuidados intensivos)
¿Qué le ha enseñado todo esto y qué sueños tiene en pie?
Los mismos que tenía desde el comienzo, no se han apagado. Quiero llegar a Europa. Y he aprendido a valorar las pequeñas cosas de la vida. Lo que tenía y ya no, como estar en un buen equipo, ser más fuerte y valorar a mi familia. Cuando pasó todo me quedé hasta sin bicicleta. Me he aferrado a Dios y me ha sacado fuerzas de donde no las tengo.
Thomas Blanco- @thomblalin- tblanco@elespectador.com
La última ficha que desencadenó la disolución del Manzana Postobón, el equipo de ciclismo más importante del país, tras el analítico adverso de Wilmar Paredes. Su nombre: Juan José Amador. Su edad: 21 años. Su hoja de vida: campeón nacional de contrarreloj júnior 2017 y campeón panamericano de persecución por equipos júnior 2017. Entre líneas, un gran contrarrelojero y una de las promesas del ciclismo colombiano. La sustancia por la que dio positivo en el control al dopaje: boldenona, la misma que ha aquejado a varios deportistas como Fabián Puerta y Robert Farah en el pasado reciente. La defensa de todos: que se contaminaron comiendo un pedazo de carne. La realidad: al día de hoy no hay evidencia científica que sustente esa hipótesis.
Nueve meses después de ser suspendido de manera provisional por la Unión Ciclística Internacional (UCI), Juan José Amador rompió el silencio, defendió su inocencia y contó detalles de su vida. Ahora trabaja como mesero y haciendo domicilios en una hamburguesería de Manizales. Pasó tres meses sin entrenar, pero ahora, sin un panorama a la vista, se está preparando. Esta fue su charla con El Espectador.
¿Cómo es hoy la vida de Juan José Amador?
Trabajando y entrenando. Es difícil salir a la calle, ver las miradas de la gente, la secreteadera. Hubo un tiempo en el que no pude montarme a la bicicleta; es difícil porque el futuro no se ve. Antes entrenaba diciendo: “Tengo competencia el 20 de octubre y me preparo dos meses antes”. Ahora es triste no saber un rumbo, un final. Decía alguien muy famoso que uno conoce a las personas hasta cuando ellas ya no necesitan nada de uno. Algunos se alejaron, pero cada quien tiene su criterio de vida, respetable.
Lea también: El ciclismo después de la disolución del Manzana Postobón
A diferencia de otros, usted optó por luchar y defenderse. ¿En qué va su caso: reitera su inocencia?
Cuando uno no es culpable, lo lógico es defenderse. Sigo esperando respuesta de la UCI y espero que me absuelvan porque no me suministré la boldenona. Un químico me dijo que la cantidad —que no sé bien cuál es, prefiero estar al margen de eso para no cargarme— era mínima. Que la máquina de ellos es muy buena y en otro laboratorio no me la habrían detectado, esa es una señal de que me que contaminé.
Títulos, buen sueldo... ¿Qué necesidad había de suministrarse la boldenona?
Ninguna, eso les dije a los dirigentes mirándolos a los ojos. Ellos me enseñaron de ética y juego limpio y siempre lo he practicado, soy inocente. Los que saben de ciclismo saben que la boldenona lo único que hace es poner lindas a las vacas; eso en un ciclista de ruta no va a hacer nada. Es para subir de peso y uno no va a vivir en dietas para tener un peso límite y al mismo tiempo consumir esa sustancia. Cuando me avisaron estaba en un aeropuerto en Francia. Pensé que era una broma de un amigo, pero no. Ni siquiera sabía qué era la boldenona. Miré en Google y vi que era la misma que le marcó a Puerta. Nunca imaginé que me iba a pasar algo así.
Entonces, ¿qué teorías tiene?
Yo estaba en China. Allá la comida es regular, y cuando iba a Colombia le dije a mi mamá: “Ma, quiero carne, un filete, un asado con la familia”. Llegué, no llevaba una semana y ya me hicieron el control. Ni siquiera estaba en competencia, menos necesidad había. Con tanto deportista implicado hay que tener cuidado con la carne, está contaminada.
¿Dimensiona que su caso fue el detonante de la disolución del Manzana Postobón?
No sé qué pasa por la mente de los demás, es muy respetable. Claro, van a decir: “Por culpa de Amador se acabó el Manzana”. Y yo sé que soy inocente, por eso es triste para mí: esa es la sensación que quedó en el ambiente.
Lea: El ciclismo colombiano está en cuidados intensivos)
¿Qué le ha enseñado todo esto y qué sueños tiene en pie?
Los mismos que tenía desde el comienzo, no se han apagado. Quiero llegar a Europa. Y he aprendido a valorar las pequeñas cosas de la vida. Lo que tenía y ya no, como estar en un buen equipo, ser más fuerte y valorar a mi familia. Cuando pasó todo me quedé hasta sin bicicleta. Me he aferrado a Dios y me ha sacado fuerzas de donde no las tengo.
Thomas Blanco- @thomblalin- tblanco@elespectador.com