El primer gol del Baby Fútbol
El 5 de enero de 1985 Carlos Mario Villada anotó el tanto inaugural del torneo de promesas más importante del fútbol colombiano. Su historia.
Sebastián Arenas - @SebasArenas10
Jugando canicas, gallina ciega y, sobre todo, fútbol creció Carlos Mario Villada en el barrio Belén, en Medellín. A sus padres les gustaba que hiciera deporte y por eso no le impedían que pasara hasta seis horas al día en las calles contiguas de casa pateando la pelota. Era afortunado porque cerca de su hogar tenía una unidad deportiva, en la que sonreía cuando ingresaba a las arenosas canchas y exponía la velocidad que lo caracterizaba en sus épocas de futbolista aficionado.
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Posteriormente, Carlos Mario se ganó el derecho de participar en el torneo para los hijos de los empleados de Empresas Públicas de Medellín (EPM), porque su papá trabajaba allí. El pequeño se destacaba por su rapidez en la banda derecha del ataque. Eran los tiempos en los que se jugaba con dos punteros y un centrodelantero, y Villada era experto en desbordar y tirar centros con su pierna derecha; no obstante, también anotaba por montones.
Mientras tanto, un grupo de amigos que eran dirigentes deportivos se reunían en 1984 para fundar el 16 de julio la Corporación Deportiva Los Paisitas, que decidió crear el Baby Fútbol, torneo que años después fue más conocido como Pony Fútbol, que regresó a su nombre original y que ahora forma parte del Festival de Festivales, organizado por dicha Corporación.
Hugo Parra, entrenador de uno de los equipos que competía en el campeonato de EPM, se ganó, con el equipo del barrio Miranda, una de las fichas para disputar la primera edición del Baby Fútbol y seleccionó a los mejores del certamen de EPM para jugar en el evento, que se convertiría en emblema del balompié juvenil. Entre los elegidos, Carlos Mario Villada.
En el sorteo del primer Baby Fútbol, Barrio Miranda sacó la balota del partido inaugural, que se jugó el 5 de enero de 1985. El equipo al que pertenecía Villada debía enfrentarse al de Chigorodó, que iba en representación de la zona del Urabá antioqueño. A las 3 de la tarde el árbitro pitó y el certamen comenzó.
(Las lágrimas de Adrián Ramos)
A los 20 minutos de arrancado el primer encuentro del Baby Fútbol, Villada recibió con el pecho un balón que provenía de un saque de banda, eliminó a un defensor rival y envió la pelota por en medio de las piernas del arquero. Luego de que el sagrado objeto redondo tocara la red del arco norte del estadio de atletismo Alfonso Galvis, el adolescente salió hacia una de las tribunas, en donde se encontraban sus padres, y junto con sus compañeros bailó la canción Cali pachanguero, del Grupo Niche, que por entonces estaba de moda. Así celebró el primer gol en la historia del torneo.
“Fue hermoso”, le contó a El Espectador un emocionado Villada que está cerca de cumplir 50 años y que recuerda que a los seis minutos de la etapa final de ese partido convirtió el segundo. “Diego Medina, nuestro arquero, hizo un saque largo, lo recibí, driblé y definí de sombrerito por encima del portero”, relató.
La alegría de la victoria se transformó en la rabia de un empate inesperado, pues luego el árbitro Armando Herrera sancionó un penalti a favor de Chigorodó. El remate fue atajado por el arquero de Barrio Miranda, pero el referí hizo repetir el cobro. Villada, que era el capitán de su conjunto, alegó y se ganó la primera tarjeta amarilla del Baby Fútbol. Y faltando dos minutos para culminar el compromiso, un hombre del Chigorodó sentenció el 2-2 con un golazo de tiro libre.
“En ese tiempo el que convertía dos goles tenía derecho a pedir el balón. El árbitro, a pesar de que le había protestado, me lo entregó cuando me le acerqué a reclamarlo”, aseguró Villada, quien conserva esa pelota clásica, de parches negros y blancos, como su mayor tesoro, y quien volvió a anotar en el segundo partido, frente a Barrio Antioquia.
Villada convertía en cada encuentro. Lo hizo en la victoria 3-1 contra Itagüí, al que él considera fue el equipo más difícil de ese torneo, así como en el empate 5-5 ante Caldas, el triunfo sobre Caribe y la derrota 3-1 en semifinales a manos de La Floresta, el cuadro que era dirigido por Francisco Maturana y que fue campeón tras vencer a Santa Lucía en la final.
(Yo estuve en la estrella 14 del América)
“Fue un torneo maravilloso, en el cual no sabíamos a qué nos íbamos a enfrentar, porque era la primera vez que se realizaba. Tampoco imaginábamos la importancia que tomaría con el tiempo y que de ahí saldrían las futuras estrellas de la selección de Colombia, como Juan Fernando Quintero, Radamel Falcao García, James Rodríguez, David Ospina, Juan Guillermo Cuadrado, entre otros”, manifestó Villada, que pudo haber continuado con su carrera como futbolista, pero en su juventud decidió caminar por otro sendero.
Villada fue seleccionado por la Corporación Deportiva Los Paisitas para representarla en el torneo de la Liga de Fútbol de Antioquia y siguió con sus proyecciones por la banda derecha, con sus centros y con sus constantes goles. Al mismo tiempo les ayudaba a sus padres con los negocios comerciales que poseían en el centro de Medellín y ganaba una cantidad de dinero mayor al promedio de los jóvenes de su edad.
“Con 19 años decidí no seguir la actividad deportiva para continuar mi carrera como empresario”, narró el hombre que en la actualidad maneja una cadena de restaurantes, almacenes de calzado y restaurantes en Medellín, el mismo que le ha mostrado sus objetos de colección del primer Baby Fútbol a Maturana, Leonel Álvarez y Chicho Serna, y que sufre por Atlético Nacional, el club con el que soñó jugar cuando nacía su pasión por el balompié en el barrio Belén.
@SebasArenas10 (sarenas@elespectador.com)
Jugando canicas, gallina ciega y, sobre todo, fútbol creció Carlos Mario Villada en el barrio Belén, en Medellín. A sus padres les gustaba que hiciera deporte y por eso no le impedían que pasara hasta seis horas al día en las calles contiguas de casa pateando la pelota. Era afortunado porque cerca de su hogar tenía una unidad deportiva, en la que sonreía cuando ingresaba a las arenosas canchas y exponía la velocidad que lo caracterizaba en sus épocas de futbolista aficionado.
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Posteriormente, Carlos Mario se ganó el derecho de participar en el torneo para los hijos de los empleados de Empresas Públicas de Medellín (EPM), porque su papá trabajaba allí. El pequeño se destacaba por su rapidez en la banda derecha del ataque. Eran los tiempos en los que se jugaba con dos punteros y un centrodelantero, y Villada era experto en desbordar y tirar centros con su pierna derecha; no obstante, también anotaba por montones.
Mientras tanto, un grupo de amigos que eran dirigentes deportivos se reunían en 1984 para fundar el 16 de julio la Corporación Deportiva Los Paisitas, que decidió crear el Baby Fútbol, torneo que años después fue más conocido como Pony Fútbol, que regresó a su nombre original y que ahora forma parte del Festival de Festivales, organizado por dicha Corporación.
Hugo Parra, entrenador de uno de los equipos que competía en el campeonato de EPM, se ganó, con el equipo del barrio Miranda, una de las fichas para disputar la primera edición del Baby Fútbol y seleccionó a los mejores del certamen de EPM para jugar en el evento, que se convertiría en emblema del balompié juvenil. Entre los elegidos, Carlos Mario Villada.
En el sorteo del primer Baby Fútbol, Barrio Miranda sacó la balota del partido inaugural, que se jugó el 5 de enero de 1985. El equipo al que pertenecía Villada debía enfrentarse al de Chigorodó, que iba en representación de la zona del Urabá antioqueño. A las 3 de la tarde el árbitro pitó y el certamen comenzó.
(Las lágrimas de Adrián Ramos)
A los 20 minutos de arrancado el primer encuentro del Baby Fútbol, Villada recibió con el pecho un balón que provenía de un saque de banda, eliminó a un defensor rival y envió la pelota por en medio de las piernas del arquero. Luego de que el sagrado objeto redondo tocara la red del arco norte del estadio de atletismo Alfonso Galvis, el adolescente salió hacia una de las tribunas, en donde se encontraban sus padres, y junto con sus compañeros bailó la canción Cali pachanguero, del Grupo Niche, que por entonces estaba de moda. Así celebró el primer gol en la historia del torneo.
“Fue hermoso”, le contó a El Espectador un emocionado Villada que está cerca de cumplir 50 años y que recuerda que a los seis minutos de la etapa final de ese partido convirtió el segundo. “Diego Medina, nuestro arquero, hizo un saque largo, lo recibí, driblé y definí de sombrerito por encima del portero”, relató.
La alegría de la victoria se transformó en la rabia de un empate inesperado, pues luego el árbitro Armando Herrera sancionó un penalti a favor de Chigorodó. El remate fue atajado por el arquero de Barrio Miranda, pero el referí hizo repetir el cobro. Villada, que era el capitán de su conjunto, alegó y se ganó la primera tarjeta amarilla del Baby Fútbol. Y faltando dos minutos para culminar el compromiso, un hombre del Chigorodó sentenció el 2-2 con un golazo de tiro libre.
“En ese tiempo el que convertía dos goles tenía derecho a pedir el balón. El árbitro, a pesar de que le había protestado, me lo entregó cuando me le acerqué a reclamarlo”, aseguró Villada, quien conserva esa pelota clásica, de parches negros y blancos, como su mayor tesoro, y quien volvió a anotar en el segundo partido, frente a Barrio Antioquia.
Villada convertía en cada encuentro. Lo hizo en la victoria 3-1 contra Itagüí, al que él considera fue el equipo más difícil de ese torneo, así como en el empate 5-5 ante Caldas, el triunfo sobre Caribe y la derrota 3-1 en semifinales a manos de La Floresta, el cuadro que era dirigido por Francisco Maturana y que fue campeón tras vencer a Santa Lucía en la final.
(Yo estuve en la estrella 14 del América)
“Fue un torneo maravilloso, en el cual no sabíamos a qué nos íbamos a enfrentar, porque era la primera vez que se realizaba. Tampoco imaginábamos la importancia que tomaría con el tiempo y que de ahí saldrían las futuras estrellas de la selección de Colombia, como Juan Fernando Quintero, Radamel Falcao García, James Rodríguez, David Ospina, Juan Guillermo Cuadrado, entre otros”, manifestó Villada, que pudo haber continuado con su carrera como futbolista, pero en su juventud decidió caminar por otro sendero.
Villada fue seleccionado por la Corporación Deportiva Los Paisitas para representarla en el torneo de la Liga de Fútbol de Antioquia y siguió con sus proyecciones por la banda derecha, con sus centros y con sus constantes goles. Al mismo tiempo les ayudaba a sus padres con los negocios comerciales que poseían en el centro de Medellín y ganaba una cantidad de dinero mayor al promedio de los jóvenes de su edad.
“Con 19 años decidí no seguir la actividad deportiva para continuar mi carrera como empresario”, narró el hombre que en la actualidad maneja una cadena de restaurantes, almacenes de calzado y restaurantes en Medellín, el mismo que le ha mostrado sus objetos de colección del primer Baby Fútbol a Maturana, Leonel Álvarez y Chicho Serna, y que sufre por Atlético Nacional, el club con el que soñó jugar cuando nacía su pasión por el balompié en el barrio Belén.
@SebasArenas10 (sarenas@elespectador.com)