Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
De lejos pareciera que Hugo Lloris siempre tiene cara de susto. Sus ojos negros, muy pequeños, resaltan en su rostro huesudo cuando responde una pregunta. En principio luce tímido, pero con el calor de las palabras, con la fluidez de sus ideas, el capitán de la selección de Francia cambia por completo esa primera percepción. Sin necesidad de hablar mucho, demuestra siempre diplomacia y su intención de mantener la unidad en un equipo lleno de estrellas, en un vestuario que puede estallar en cualquier momento por los enormes egos de quienes lo conforman, como estalló antes, en repetidas ocasiones. Pero desde que el portero del Tottenham porta el brazalete, los ánimos se han calmado gracias a su comportamiento asambleario, siempre democrático. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Lloris ha demostrado, y le ha probado a Didier Deschamps y a todo su país, que un líder no es el que más grita en la cancha sino el más respetado, el que invita a la tranquilidad sin importar el instante, mucho menos el resultado. El Espectador habló con el arquero de 31 años sobre lo que resta de esta Copa del Mundo, de Bélgica, el rival en semifinales, y de sus inicios en el deporte, que curiosamente no fueron jugando fútbol. (Lea: Kylian Mbappé, el niño que quiso seguir los pasos de Thierry Henry)
¿Por qué dejó el tenis si decían que era una promesa para su país en esa disciplina?
Porque empecé a perder en torneos juveniles. Y eso me daba mal genio conmigo mismo. De hecho, una vez duré ocho partidos sin conocer la victoria y me desesperé. Y me deprimí y mis papás, muy inteligentes, me dijeron que siguiera por el lado del fútbol, que de pronto en un deporte colectivo me iba mejor. Yo entrenaba al tiempo tenis y fútbol, pero me decanté por el segundo y acá estoy. Creo que fue la mejor decisión, ¿no?
¿En qué le ayudó el tenis para ser el arquero que es hoy en día?
En estar siempre en punta de pies, en los reflejos, en la anticipación de la jugada. Y, obviamente, en hacer el split (el salto que hacen los arqueros cuando un jugador patea al arco, el mismo que hacen los tenistas cuando el rival impacta la bola). Creo que fue el camino indicado, pues el tenis te obliga a estar muy atento, muy encendido, y desarrolla tus sentidos. No sé por qué tengo el presentimiento de que ser ambidextro también se lo debo a la raqueta.
Pasando a la Copa del Mundo, ¿qué opina de Bélgica, el rival en semifinales?
Es el favorito. Le ganó a Brasil. Cualquiera que logre superar al equipo con más historia en este deporte de inmediato es el predilecto para ganar la Copa del Mundo. Por la Premier League conozco a muchos de sus jugadores y sé que no será fácil vencerlos, pues han mostrado un juego organizado, rápido, y que puede apelar al talento cuando las cosas no salen.
Y de Francia…
Hemos ido mejorando con el paso de los partidos. Claro, hay cosas por corregir, pero cada vez son menos. Tengo que destacar algo que me ha gustado y es el manejo de los tiempos. Cuando tenemos que ir lento, lo hacemos de manera efectiva, pero cuando hay que acelerar podemos ser letales. La gente dice que somos favoritos, pero yo prefiero alejar la presión y decir que no lo somos, mantenernos lejos de cualquier cosa que pueda alterar la armonía del grupo.
¿De qué sirve tener un entrenador que ya ganó el Mundial como jugador?
La experiencia de lo vivido nutre mucho, ayuda a construir y a mejorar detalles que no te puedo decir. Además, Didier Deschamps te da la certeza y la calma necesaria cuando ya estás entre los cuatro mejores de una Copa del Mundo. Recorrió el camino, llegó a la final y tuvo éxito. Intentaremos emularlo para demostrar que los procesos son efectivos y que en Francia los respetamos.
La atajada a Martín Cáceres, en el triunfo 2-0 sobre Uruguay en cuartos, es considerada una de las mejores del campeonato, si no la mejor. ¿Puede reconstruirla?
Me doy cuenta de que la pelota va a caer sobre el punto penal, que Martín queda solo, y cuando cabecea me estiro a lo que da mi cuerpo y abro la palma de la mano derecha para no dejar que el balón pase. Pero ahí no termina todo. Me paro rápido e incomodo a Godín, porque sabía que iba a quedar rebote y, por fortuna, él la manda a la tribuna. Después vi la repetición y no creía lo que había atajado.
Para muchos este martes será el duelo entre los dos mejores arqueros de este Mundial. ¿Qué piensa de Thibaut Courtois?
Es un portero impresionante. Lo que hace con las manos y con los pies no tiene comparación. Y apenas tiene 26 años. Su crecimiento en Inglaterra ha sido abismal, tanto que clubes como el Real Madrid lo quieren en su nómina. No será nada fácil anotarle y eso quedó demostrado contra Brasil, partido en el que fue figura con muchas atajadas salvadoras.
¿Qué opinión le dejó el Mundial de Dávinson Sánchez, su compañero en el Tottenham?
Patrón es increíble. Lástima que contra Inglaterra no hubo suerte en los penales. Pero a él lo vi muy bien, como lo veo cada fin de semana en la Premier. Es un jugador joven, tiene mucho talento y es bastante rápido. Maneja bien las situaciones de presión y eso lo hace diferente a otros de su edad. Colombia tiene que estar tranquila porque cuenta con un defensor de primer nivel, que ya está entre los mejores del mundo.