Yerry y Dávinson, la pareja que le devolvió la seguridad defensiva a Colombia
En su cuarto partido juntos, Mina y Sánchez sacaron el arco en cero y se consolida en la zaga defensiva de la selección nacional. Marchan invictos.
Fabián Rozo - Rusia
Aunque uno fue el del cabezazo, el otro lo sintió como propio y fue el primero en colgársele en la celebración. Casi lo tumba en esa carrera desenfrenada de euforia y júbilo, pero ambos lograron mantenerse de pie, en un claro mensaje de que lo suyo es la fortaleza. (Vea nuestro especial sobre el Mundial de Rusia 2018)
Y si en la alegría parecen uno solo, Yerry Mina y Dávinson Sánchez en la exigencia lo son aún más. Robert Lewandowski antes que tarea, era una real amenaza, pero entre ambos se las arreglaron para que la tranquilidad se vistiera de amarillo en el Kazán Arena.
Claro, como en cualquier pareja, no todo es perfecto y en algún descuido, el polaco pudo hacer daño, pero ahí asomó David Ospina para hacer lo suyo y sacar un cero que vale tanto como los tres goles anotados el domingo. (Puede leer: Max y Platón, los hinchas rusos de Colombia)
Entendimiento pleno. Satisfacción conjunta. Camino hacia la consolidación para esta dupla de zagueros. Llevan poco tiempo en la selección, pero pareciera que jugaran juntos hace años. Cuatro juegos apenas compartiendo la zaga tricolor y aparte del rendimiento, los números respaldan de sobra.
Están invictos. Tres triunfos, un empate, 10 goles a favor y solo un par en contra son evidencia de sincronización, luego de 315 minutos en campo; algo que, para el central del Barcelona, “habla del buen trabajo que se viene haciendo no solo atrás sino en el medio y arriba. Falcao es el primer defensor, presionando arriba y en los tiros de esquina en contra, cuando la rechaza por su gran juego aéreo”.
Para Mina fue el debut mundialista, mientras Dávinson completó el segundo partido, aunque uno fue bien distinto al otro. De la noche al día. “Sabíamos lo de que debíamos poner para sacar el resultado y todo empezó desde la actitud. No salí contento por lo hecho contra Japón, pero ajustamos e hicimos un par de cambios para que el equipo mostrara la cara que puso”, explica con alivio el defensa del Tottenham.
Sánchez no se atreve a afirmar que la mejoría se deba únicamente a la compañía y respaldo de Yerry, aunque reconoce que el de Guachené “siempre da confianza por su estilo, es un gran compañero, al igual que Cristian (Zapata) y Óscar (Murillo)”. (Puede ver: Los rostros del triunfo de Colombia ante Polonia en Rusia 2018)
Jugaron juntos por primera vez en el amistoso contra China del pasado 13 de noviembre (4-0), luego en el gran triunfo sobre Francia, en París, 3-2, del 23 de marzo; y en el último juego preparatorio antes de Rusia, contra Egipto (primero de junio, 0-0). En Bérgamo, Yerry fue inicialista, pero lo reemplazó Murillo para el segundo tiempo, en una prueba que Pékerman repetiría sin éxito en el estreno contra Japón.
Mina, en definitiva, se ha convertido en un cheque al portador. En los 13 partidos del defensa con la selección, la tricolor apenas ha conocido la derrota en una oportunidad (3-2 con Costa Rica en la Copa América Centenario, cuando hizo pareja con Felipe Aguilar) y en nueve de ellos el rival no marcó.
“Motiva que haya buenos resultados, pero siempre se da todo cuando se defiende la camiseta del país”, dice Yerry, con la humildad que lo distingue, la misma que lo llevó a estrenarse con la mayor aquel 7 de Junio de 2016. (Lea: Una nueva Colombia en Rusia 2018)
Fue triunfo sobre Paraguay en esa misma Copa, al ingresar al minuto 88 por Cristian Zapata. El otro zaguero era Jeison Murillo, quien marcó 10 días después un gol memorable en ese torneo, el de la victoria sobre Brasil (1-0).
Mina lo felicitó en su momento y se prometió a sí mismo luchar por marcar uno así. El premio fue el domingo. Nada más ni nada menos que en una Copa del Mundo. “Lo soñé, lo pensé y en ningún momento lo dudé a la hora de ir por ese balón, así que, agradecido con Dios por ese tanto y por el triunfo que es lo más importante”, reconoció, con esa sonrisa que ya es marca registrada.
Se empieza a acostumbrar a los festejos. Ya lleva cuatro con Colombia, tres de ellos de cabeza y el otro con la pierna derecha. “Siempre hay que estar preparados y trabajar fuertemente. Ya después llamamos al gol con el baile de mis panitas”, explica sobre la rítmica celebración que cada vez gana más adeptos en la selección.
También aumenta la confianza hacia la pareja Mina-Sánchez. Repetirá el jueves contra Senegal en Samara, partido que para Dávinson, “es una final en la que no puede haber cansancio, solo ímpetu de ir a buscar el resultado”. Algo en lo que Yerry está de acuerdo y por eso recomienda “dejar atrás lo de Polonia, lo que pasó, pasó, y hay que mirar hacia adelante porque se viene Senegal, que es bien jodida”. (Puede ver: "Francia, España y Alemania están en un nivel superior al resto": David Trezeguet)
Razón tienen. En Samara se juega todo. No hay mañana sin triunfo de por medio, así el empate pueda alcanzar. Le apuntan a lo alto, como son ellos. Por eso Colombia tiene centrales para rato. Pékerman lo sabe. La selección lo celebra. Y el futuro lo agradece.
Aunque uno fue el del cabezazo, el otro lo sintió como propio y fue el primero en colgársele en la celebración. Casi lo tumba en esa carrera desenfrenada de euforia y júbilo, pero ambos lograron mantenerse de pie, en un claro mensaje de que lo suyo es la fortaleza. (Vea nuestro especial sobre el Mundial de Rusia 2018)
Y si en la alegría parecen uno solo, Yerry Mina y Dávinson Sánchez en la exigencia lo son aún más. Robert Lewandowski antes que tarea, era una real amenaza, pero entre ambos se las arreglaron para que la tranquilidad se vistiera de amarillo en el Kazán Arena.
Claro, como en cualquier pareja, no todo es perfecto y en algún descuido, el polaco pudo hacer daño, pero ahí asomó David Ospina para hacer lo suyo y sacar un cero que vale tanto como los tres goles anotados el domingo. (Puede leer: Max y Platón, los hinchas rusos de Colombia)
Entendimiento pleno. Satisfacción conjunta. Camino hacia la consolidación para esta dupla de zagueros. Llevan poco tiempo en la selección, pero pareciera que jugaran juntos hace años. Cuatro juegos apenas compartiendo la zaga tricolor y aparte del rendimiento, los números respaldan de sobra.
Están invictos. Tres triunfos, un empate, 10 goles a favor y solo un par en contra son evidencia de sincronización, luego de 315 minutos en campo; algo que, para el central del Barcelona, “habla del buen trabajo que se viene haciendo no solo atrás sino en el medio y arriba. Falcao es el primer defensor, presionando arriba y en los tiros de esquina en contra, cuando la rechaza por su gran juego aéreo”.
Para Mina fue el debut mundialista, mientras Dávinson completó el segundo partido, aunque uno fue bien distinto al otro. De la noche al día. “Sabíamos lo de que debíamos poner para sacar el resultado y todo empezó desde la actitud. No salí contento por lo hecho contra Japón, pero ajustamos e hicimos un par de cambios para que el equipo mostrara la cara que puso”, explica con alivio el defensa del Tottenham.
Sánchez no se atreve a afirmar que la mejoría se deba únicamente a la compañía y respaldo de Yerry, aunque reconoce que el de Guachené “siempre da confianza por su estilo, es un gran compañero, al igual que Cristian (Zapata) y Óscar (Murillo)”. (Puede ver: Los rostros del triunfo de Colombia ante Polonia en Rusia 2018)
Jugaron juntos por primera vez en el amistoso contra China del pasado 13 de noviembre (4-0), luego en el gran triunfo sobre Francia, en París, 3-2, del 23 de marzo; y en el último juego preparatorio antes de Rusia, contra Egipto (primero de junio, 0-0). En Bérgamo, Yerry fue inicialista, pero lo reemplazó Murillo para el segundo tiempo, en una prueba que Pékerman repetiría sin éxito en el estreno contra Japón.
Mina, en definitiva, se ha convertido en un cheque al portador. En los 13 partidos del defensa con la selección, la tricolor apenas ha conocido la derrota en una oportunidad (3-2 con Costa Rica en la Copa América Centenario, cuando hizo pareja con Felipe Aguilar) y en nueve de ellos el rival no marcó.
“Motiva que haya buenos resultados, pero siempre se da todo cuando se defiende la camiseta del país”, dice Yerry, con la humildad que lo distingue, la misma que lo llevó a estrenarse con la mayor aquel 7 de Junio de 2016. (Lea: Una nueva Colombia en Rusia 2018)
Fue triunfo sobre Paraguay en esa misma Copa, al ingresar al minuto 88 por Cristian Zapata. El otro zaguero era Jeison Murillo, quien marcó 10 días después un gol memorable en ese torneo, el de la victoria sobre Brasil (1-0).
Mina lo felicitó en su momento y se prometió a sí mismo luchar por marcar uno así. El premio fue el domingo. Nada más ni nada menos que en una Copa del Mundo. “Lo soñé, lo pensé y en ningún momento lo dudé a la hora de ir por ese balón, así que, agradecido con Dios por ese tanto y por el triunfo que es lo más importante”, reconoció, con esa sonrisa que ya es marca registrada.
Se empieza a acostumbrar a los festejos. Ya lleva cuatro con Colombia, tres de ellos de cabeza y el otro con la pierna derecha. “Siempre hay que estar preparados y trabajar fuertemente. Ya después llamamos al gol con el baile de mis panitas”, explica sobre la rítmica celebración que cada vez gana más adeptos en la selección.
También aumenta la confianza hacia la pareja Mina-Sánchez. Repetirá el jueves contra Senegal en Samara, partido que para Dávinson, “es una final en la que no puede haber cansancio, solo ímpetu de ir a buscar el resultado”. Algo en lo que Yerry está de acuerdo y por eso recomienda “dejar atrás lo de Polonia, lo que pasó, pasó, y hay que mirar hacia adelante porque se viene Senegal, que es bien jodida”. (Puede ver: "Francia, España y Alemania están en un nivel superior al resto": David Trezeguet)
Razón tienen. En Samara se juega todo. No hay mañana sin triunfo de por medio, así el empate pueda alcanzar. Le apuntan a lo alto, como son ellos. Por eso Colombia tiene centrales para rato. Pékerman lo sabe. La selección lo celebra. Y el futuro lo agradece.