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Volvió a competencia el fútbol profesional y los problemas que rodean a la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) no cesan. Mientras en la Dimayor inicia un nuevo mandato bajo la batuta de Fernando Jaramillo, con el objetivo de unir a los clubes profesionales, en la Fiscalía avanzan las investigaciones por la reventa de boletería. Sumada a esto, la crisis económica golpea a varios equipos por la pandemia, que se intensifica ante la disminución de aportes de los patrocinadores. Además, es evidente la necesidad de modernizar el campeonato e implementar los sistemas de ascensos y descensos que permitan que nuestro balompié sea más competitivo. Una de las prioridades hoy es reconstruir el proyecto de la tercera división, que desapareció hace 19 años.
Evitar la fuga y pérdida constante de talentos, impulsar el fútbol en las regiones, promover la competencia e incentivos económicos para no perder una categoría, y dejar de ser uno de los países más atrasados en la organización de la rama aficionada son algunos de los propósitos del regreso de la Primera C (tercera división). Un estudio sobre las 211 federaciones nacionales, realizado por Hernando Arias, profesor y doctor en Ciencias del Deporte, concluyó que Colombia es la única dentro del top 10 del ranking FIFA que no tiene ascensos ni descensos de segunda a tercera categoría. Un problema que, según fuentes consultadas, no se ha solucionado por los problemas políticos y de poder dentro de la FCF.
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La Primera C en Colombia tuvo vida en 1992, cuando se creó un torneo que tenía una etapa departamental, luego regional y una final nacional que permitía el ascenso a la segunda división de equipos que estaban haciendo el tránsito a la profesionalización. De ahí surgieron instituciones como Expreso Rojo, La Equidad y Boyacá Chicó, entre otros, que hoy son parte de los 36 clubes de la Dimayor. Sin embargo, todo se vino a pique en 2001. Si bien no abundaban los recursos, la principal razón fue que los equipos profesionales, al ver que el Real Cartagena podía descender a la Primera C, se valieron de un vacío jurídico para evitarlo y establecer que ninguno de ellos podía bajar a esa categoría.
La sepultura de la Primera C se dio por temas políticos y los vacíos en el reglamento del sistema de competencia escogido. Tras 19 años aparecieron nuevas propuestas desde el fútbol aficionado que están pidiendo pista en la FCF para desarrollar un proyecto que permita volver a darle vida a la tercera división y extenderlo hasta cuarta y quinta categorías e incluso una segunda en la rama femenina. Han sido distintas voces, entre ellas la de Asociación Colombiana de Clubes de Fútbol Aficionado (ACCFA), que ya reúne cerca de 150 instituciones. Con base en el estudio realizado por el profesor Arias, han argumentado que Colombia está lejos de un proyecto futbolístico que le permita aspirar a ser un constante protagonista en citas internacionales.
En Europa 48 de las 55 ligas tienen tercera división y 42 hasta cuarta categoría. Solo catorce países tienen quinta división y son sus selecciones las que generalmente se disputan los cupos al Mundial. “La UEFA, se puede afirmar, tiene el sistema de ligas más fuerte del mundo. Hay países que integran sistemas de ascensos y descensos desde los torneos provinciales. Lo que significa, en teoría, que es posible que el club más pequeño de una división amateur alcance el tope del sistema y se convierta en campeón de la primera”, concluye Hernando Arias. Es más, países como Francia, Italia, Inglaterra, España y Alemania poseen estructuras que llegan a tener hasta diez divisiones.
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A escala suramericana la comparación con Colombia es dantesca. Junto a Bolivia es la única federación que no tiene tercera división. Mientras en Argentina hay hasta quinta categoría, en Brasil existen diversidad de clubes profesionales y aficionados que juegan distintos torneos regionales. Si bien Colombia ha alcanzado reconocimiento internacional por sus participaciones en los últimos dos mundiales, porque tiene gran cantidad de jugadores en las principales ligas del mundo y los clubes se han destacado en las copas continentales, no tener un sistema de ascensos y descensos implica perder jugadores que no han terminado su proceso de formación y en el fútbol profesional no tienen espacio.
“Se trata de que la base de la pirámide del alto rendimiento sea más robusta. En Colombia la base es la Primera B, y por eso en los últimos años no se han visto jugadores que se destaquen cuando dan el salto a la primera división. Lo fundamental es que muchos jóvenes entre los 18 y 21 años se están perdiendo porque no logran acceder a la segunda división. Salen del fútbol y se jubilan jóvenes. Una organización adecuada puede convertirse en la vitrina para muchos más jugadores”, explicó Hernando Arias.
A su vez, Andrés Felipe Guapacha Orozco, exfutbolista y presidente de la ACCFA, señaló que la falta de ese eslabón en la cadena hace que se pierda talento que ha sido formado desde los siete años. “Una de las grandes preguntas que no le han resuelto al fútbol aficionado es por qué no tenemos una C. Hasta 2001 existió un campeonato exitoso que permitía hacer el tránsito al profesionalismo. Es un derecho que estamos reclamando”, agregó Guapacha. El presidente de la Asociación Colombiana de Futbolistas (Acolfutpro), Carlos González Puche, manifestó que la creación de una tercera división traería competitividad, porque la B no tiene descenso: “Tiene premios, pero no castigos, lo que provoca que los clubes se queden cómodos cobrando los mismos recursos por derechos de televisión sin hacer inversión”.
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Entre las principales ideas para fortalecer la tercera división y no entorpecer los procesos formativos de los jugadores está que los equipos profesionales, si tienen la capacidad administrativa y financiera, creen filiales que jugarían hasta la segunda división para evitar que tengan dos cupos en primera. “Lo importante es reglamentar que un equipo filial no pueda ascender a la primera así quede campeón. Eso le convendría al fútbol colombiano y sería el taller para terminar de pulir a los jugadores para los equipos profesionales. En este momento un sub-20, si no es demasiado sobresaliente, no llega a primera y termina perdiéndose porque los equipos no lo pueden ubicar en otras partes”, recalcó Arias.
En contraste, el presidente de la Dimayor, Luis Fernando Jaramillo, afirmó que, si bien es muy importante incentivar el fútbol base, cree que Colombia no está preparada para otra división. “Eso implicaría recursos y más apoyo por parte de entes gubernamentales para mejorar escenarios deportivos. Esto puede darse a largo plazo, por lo que es mejor consolidar los clubes de segunda división. En materia de competencia es necesario revisarlo en detalle, porque implicaría más partidos y mayores retos logísticos. Adicionalmente, los calendarios actuales están muy apretados y lo ideal es tener un producto de calidad. Hay que revisar cuidadosamente estos temas. No sé si exista voluntad por parte de los clubes profesionales, hay que hacer las consultas para conocer sus puntos de vista”, admitió Jaramillo.
Otro beneficio de una tercera división es que genera desarrollo en las regiones. “En 162 municipios del país hay estadios. La infraestructura la tenemos. Nuestra idea es que el fútbol aficionado nazca en una cuarta división y dejar en stand by la tercera, en la que convocaremos a cerca de 360 clubes a nivel nacional. Y que del cuadro de honor de esa cuarta división, de treinta o veinte equipos, se genere la tercera. Esos clubes deben cumplir con los requisitos de licenciamiento de clubes aficionados; es decir, que de antemano sepamos si van a poder aguantar la carga económica y logística que genera competir a nivel nacional. Debe existir una articulación desde lo público, lo privado y recursos propios de los clubes”, agregó Guapacha.
Según González Puche, es una oportunidad para fomentar el trabajo, que no solo beneficia a los jugadores, sino que también impacta a los árbitros, entrenadores y el mismo comercio de las regiones. “Hay que usar una infraestructura que se está pudriendo y cayendo. A nivel regional está la clave para el desarrollo de la tercera división, porque hay una cantidad de municipios en los que no hay fútbol organizado. El trabajo que realizan las ligas locales es muy limitado en las ciudades intermedias. En algunas no hay ningún tipo de actividad. A través del fútbol también se da empleo. Esto vuelve a activar la mano de obra y la promoción de nuevos talentos”, explicó. Sin embargo, la financiación sigue siendo el principal obstáculo.
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También existe el proyecto Fútbol Naranja, una iniciativa de Jesús Alberto Ramírez Ríos, histórico dirigente de la Liga Antioqueña, quien está promoviendo la creación de las categorías tercera, cuarta y quinta en la rama masculina. Asimismo, considera que es necesario promover el fútbol femenino, por lo que propone crear una segunda división. Su propuesta se basó en un estudio que duró casi dos años, en el que encontró que de los 1.123 municipios del país, apenas 24 tienen fútbol profesional y hay algo más de millón y medio de jugadores con la ilusión de obtener uno de esos 900 cupos de quienes llegan a la A o la B.
El objetivo es que en Colombia haya unos 400 equipos profesionales en igual número de municipios, lo que generaría al menos 14.000 plazas de trabajo, además de unos 300.000 empleos indirectos por todo lo que gira alrededor del balompié. “Hay mucho inversionista con ganas de vincularse, pero sin el aliciente del ascenso no lo hacen”, explicó Ramírez, quien la semana pasada radicó su proyecto en la FCF. “Lo conocen los presidentes de los equipos y las ligas departamentales. Con el ministro Ernesto Lucena hemos hablado. Al presidente Duque también se le entregará”. Y agregó que el sistema de ascensos y descensos es una recomendación de la FIFA y que la antigua Primera C era un canto a la bandera: “Por eso pedimos cuarta y quinta. A muchos clubes les interesa tener filiales porque habrá mayor beneficio económico”.
Mientras los equipos profesionales se ven a gatas para retomar la competencia ante la crisis económica agudizada por el COVID-19, se desconoce la realidad de los clubes aficionados. Pero desde la ACCFA dicen tener una propuesta: tocar la puerta en alcaldías y gobernaciones para conseguir recursos, pues consideran que una tercera división activa sectores como el turismo, el comercio y el trabajo. “La falta de recursos es clara y en este momento de crisis es difícil comenzar a construirla. Pero los clubes a nivel regional han tenido la promoción de alcaldías y el sector empresarial departamental. Hay que hacer ajustes para que realmente puedan operar, pero es viable”, manifestó González Puche.
La capacidad de gestionar recursos propios termina siendo una exigencia para que los clubes aficionados puedan pretender su paso al profesionalismo; pero consideran que la posibilidad de moverse de categoría sería un atractivo para muchos privados que hoy no quieren invertir, “porque no hay nada a qué apostarle. El año pasado, en medio de las competiciones de torneos nacionales, un club se gastó $96 millones, quedó campeón, solo recibió un trofeo y medallas y quedó en números rojos. Creemos que el fútbol aficionado es una competición que va a atraer público, por lo que puede llegar a generar beneficios por derechos televisivos o generación de contenidos vía streaming. Ya se nos han acercado casas de apuestas que están interesadas en que la competición lleve su nombre”, explicó Guapacha. Al respecto Jesús Ramírez agregó: “Los clubes aficionados ya no recibirán solamente un porcentaje por los derechos de formación de un jugador, sino que podrían apostarle a negociar sus contratos”.
Sin embargo, hay un obstáculo que parece más grande: la falta de voluntad política. Sin reconocimiento de la Federación, las aspiraciones de la ACCFA quedarían en el papel. La que los representa actualmente es la Difútbol, en cabeza de Álvaro González, miembro del comité ejecutivo de la FCF. Situación que públicamente ha sido criticada desde Acolfutpro: “Parte del proceso de no construcción de una tercera división está en el aspecto político. El fútbol aficionado tiene casi los mismos votos que los clubes profesionales. Y para cambiar los estatutos se requieren las dos terceras partes. No se ha permitido que se creen más clubes porque esto va a diluir el poder en las decisiones federativas de la rama aficionada. Es romper con la hegemonía para terminar con la dominación que ha tenido el fútbol aficionado en cabeza de Álvaro González”.
A su vez, el presidente de la ACCFA dijo: “Nuestra primera petición es que nos den voz y voto en la asamblea de la FCF y para eso se necesita una reforma estatutaria, porque hoy solo se reconoce a 36 clubes profesionales y 34 ligas departamentales, de las cuales trece no generan competencia, entre ellas las Fuerzas Armadas, que, a pesar de no competir hace más de quince años, sí vota. ¿Ante qué sistema estamos? La reforma estatutaria es posible, como sucedió en Uruguay, Argentina y Perú bajo el mismo argumento: darle apertura y posibilidad de moverse de categorías. El fútbol no puede redundar en un tema de amiguismos y la concentración de poder en una sola persona”.
Las mejores ligas del mundo
Las cinco federaciones mejor estructuradas son las de Francia, Inglaterra, España, Italia y Alemania. No por menos, son las ligas más competitivas a nivel profesional y entre las más destacadas en selecciones nacionales. Francia tiene un sistema piramidal que se divide en ligas nacionales en niveles de semiprofesional y de desarrollo para categorías sub-19 y sub-17. Se estima que son cerca de 15.000 los clubes los participan y para hacer parte de las competiciones de fútbol organizado deben tener obligatoriamente un estadio en el cual jugar y equipos juveniles.
Inglaterra es uno de los más complejos. Está organizada por niveles, de los cuales cuatro primero son profesionales, y a partir del 11, que ya son regionales, pueden llegar hasta 24 divisiones. Son cerca de 500 ligas en las que participan más de 7.000 clubes. Por el lado de España, el torneo consta de nueve divisiones interconectadas entre sí, en el que la máxima categoría es la Primera División. Entre la segunda y tercera división participan cerca de 100 equipos -algunos filiales de los clubes más grandes-.
Por último, están la italiana y la alemana. La primera se divide en nueve niveles, en la que los los primeros tres son profesionales, mientras que los otros seis son de categoría amateur. Y la segunda. Tiene una estructura de seis escalones con 2.235 divisiones que integran 31.645 clubes deportivos, todos con sistemas de ascensos y descensos. Las tres ligas principales (Bundesliga, Bundesliga 2 y la Liga), contienen una sola división.