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                                                                                                                                  Álvaro Mejía Flórez cumple 80 años

                                                                                                                                  El exatleta antioqueño nació el 15 de mayo de 1940, en Medellín. Es el único suramericano que hasta ahora ha ganado el maratón de Boston (1971), el primer colombiano en triunfar en la carrera de San Silvestre, Brasil, (1966) y el único atleta en imponerse en los 1.500, 5.000 y 10.000 metros en una misma edición en la historia de los Juegos Centroamericanos y de los Juegos Bolivarianos. Le rendimos tributo con este texto reproducido del libro "La fabulosa historia del atletismo colombiano", del periodista de El Espectador Ricardo Ávila.

                                                                                                                                  * RICARDO ÁVILA PALACIOS / El Espectador

                                                                                                                                  Álvaro Mejía en una sesión de preparación a finales de la década del 60, en el siglo pasado. A la izquierda, el entrenador Carlos Ávila. / Archivo El Espectador

                                                                                                                                  Desde que Álvaro Mejía Flórez (Medellín, 15 de mayo de 1940) ganó la maratón de Boston (EE.UU.), en 1971, la carrera atlética más antigua del mundo, ningún latinoamericano volvió a cantar victoria allí. Y lo hizo cuando la prueba cumplió 75 años de haber sido creada, razón por la cual el colombiano recibió de premio una medalla de oro con un diamante incrustado.

                                                                                                                                  Era el medio día del 19 de abril de 1971. El inclemente sol calentaba cada rincón de la ciudad y, mucho más, a los 877 corredores que ese lunes buscaron pasar a la historia en la mítica prueba. Soplaba un fuerte viento que iba en contravía al trazado de la carrera y levantaba una cortina invisible que golpeaba la humanidad de los corredores. Un enemigo natural que, junto a la alta temperatura, minaba sus fuerzas.

                                                                                                                                  Nada fácil fue llegar a la meta. Con el número 49 pegado a su franela, Mejía terminó con sus pies llenos de ampollas y en la mitad de la carrera pensó en abandonar por el intenso dolor, pero pudieron más su coraje y su hambre de triunfo, y un cabeza a cabeza con el irlandés Pat McMahon (cuarto en la edición anterior y candidato al título en 1971), se resolvió en los últimos 140 metros a favor del colombiano, que con tiempo de 2:18.45 derrotó por apenas cinco segundos a su encarnizado rival— una diferencia que hasta 1978 se mantuvo como la más estrecha de esa carrera— y se convirtió en el segundo latinoamericano en cruzar victorioso la meta, después de Mateo Flores (Guatemala), ganador en 1952.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En 1970 Mejía trabajaba como obrero en una fábrica de metales y cinco meses antes de correr en Boston, se quedó sin empleo. Con poco dinero en sus bolsillos se costeó el hotel y la noche previa a la carrera sólo pudo comer una pizza con dos cervezas. El pasaje del bus que lo trasladó a la zona de la carrera costó un dólar, que fue pagado por el club de atletismo West Valley, al que estaba vinculado. “Corrí en Boston porque se acabó el trabajo y esa circunstancia me permitió tener tiempo libre para entrenar y por esa razón gané allí”. Ese fue el triunfo más valioso de Mejía en su carrera atlética.

                                                                                                                                  Al cruzar la raya de sentencia en Boston, Mejía dio de qué hablar, no sólo por su victoria sino por el desaire que tuvo con la máxima autoridad de la ciudad, lo que le generó antipatías.

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  - “El Alcalde desea saludarlo”, le dijeron.

                                                                                                                                  - “Quién ganó el maratón, ¿él o yo? Si quiere saludarme, que venga”, respondió. A raíz del incidente, Mejía no asistió a la premiación.

                                                                                                                                  Ese año terminó tercero en los 10.000 metros de los Juegos Panamericanos de Cali, y fue cuarto en maratón, pruebas ganadas por Frank Shorter, quien al año siguiente fue campeón olímpico en maratón.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  “Días después José Gregorio Neira llegó a la península (también con la meta de hacer la marca mínima) y mi actuación permitió que los dos participáramos en calidad de invitados en una campeonato regional al que asistieron los campeones españoles Mariano Haro y Antonio Aguilar, logré vencerlos a los dos. Mi persecutor, que resultó ser Aguilar, arribó a la meta con una desventaja de nueve segundos”.

                                                                                                                                  Por estar pelado no enfrentó a Clarke

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  “Si Neira y yo queríamos competir debíamos viajar en avión para llegar a tiempo, ya era medio día y en tren no podíamos trasladarnos. Lamentablemente perdimos la oportunidad”.

                                                                                                                                  “Después pudimos ir a Sttugart, donde competimos en unas pruebas universitarias que ganamos fácilmente, tanto que los niños nos tenían como verdaderos  ídolos. Los pequeños  hasta nos hicieron antesala para que les firmáramos autógrafos”.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Apagón en la pista

                                                                                                                                  En España, los duelos Mejía-Aguilar-Haro se volvieron famosos. En uno de esos enfrentamientos, que fue transmitido en directo para la televisión, Mejía –como ya lo dijo– estuvo a punto de derrotar por segunda vez a las figuras locales. Ese día el estadio estaba abarrotado, algo normal en Europa porque allá el atletismo sí es deporte de multitudes.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  El mejor del mundo

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  En octubre de 1966, dos años antes de los Juegos Olímpicos de México, Mejía cobró revancha e ingresó al club de los mejores atletas del mundo por su bicampeonato en la micro olimpiada de México, donde —en apenas 48 horas— ganó los 5.000 (14.20 minutos) y los 10.000 metros (30:10.8 minutos), imponiéndose a rivales de la talla del tunecino Mohamed Gammoudi (plata en 10.000 metros, Olímpicos Tokio 64) y el belga Gaston Roelants, oro en Tokio (3.000 metros con obstáculos). El eco de su triunfo retumbó en Amércia, Europa y África.

                                                                                                                                  Previo a la carrera de los 10.000 metros un periodista del diario Excelsior  entrevistó al campeón olímpico Roelants sobre sus posibilidades y respondió: “Yo a Gammoudi le gano”. Y el periodista volvió a la carga: ¿Y a Mejía? Y el fondista contestó: A ese no lo conozco, pero también le gano. Después del triunfo de Mejía, el Excelsior publicó a ocho columnas: “¿Me conoce ahora señor Roelants”.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  La figura de Mejía se magnificó el último día de 1966: fue el primer colombiano en ganar la legendaria carrera de San Silvestre, en São Paulo (Brasil), donde derrotó nuevamente al bicampeón de esa prueba, el belga Roelants, a quien aventajó por 53 segundos y le cortó su seguidilla de triunfos.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Aquel año lo arrancó con su victoria en el medio maratón de Coamo (Puerto Rico). Su brillante temporada hizo que la prensa internacional consagrara a Mejía como el mejor deportista del 66 en América, y en Europa fue elegido el mejor fondista del planeta.

                                                                                                                                  A México llegué reventado

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  “Por temor a defraudar me reventaba en los entrenamientos pensando en la olimpiada, pero la novatada me costó. A México llegué reventado, sin reservas en mi organismo, mis piernas estaban partidas por exceso de kilometraje, no tenía mucho para dar el día del juicio final. Los resultados hubieran podido ser mejores. No fue así por inexperiencia mía y de los dirigentes”. Mejía quedó décimo en la final de los 10.000 metros (30.10.6), mientras su rival Gammoudi fue tercero (29:34.2) y se colgó el bronce. “Con este resultado quedé más contento que el berraco. Nadie supo de mis sacrificios, por eso calificaron mi actuación de decepcionante, pero una cosa es correr y otra ver los toros desde la barrera”.

                                                                                                                                  “En esa temporada, y hasta San Silvestre, Mejía entrenó 20 meses seguidos sin descansar un día y en enero de 1967 se puso a empujar un camión y se le desvió un disco de la columna. En el 67 no tuvo carreras sino lesiones y llegó a la olimpiada mejicana sin puntos de referencia”, explica el exatleta y periodista deportivo José Briceño.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Álvaro Mejía en una sesión de preparación a finales de la década del 60, en el siglo pasado. A la izquierda, el entrenador Carlos Ávila. / Archivo El Espectador

                                                                                                                                  Desde que Álvaro Mejía Flórez (Medellín, 15 de mayo de 1940) ganó la maratón de Boston (EE.UU.), en 1971, la carrera atlética más antigua del mundo, ningún latinoamericano volvió a cantar victoria allí. Y lo hizo cuando la prueba cumplió 75 años de haber sido creada, razón por la cual el colombiano recibió de premio una medalla de oro con un diamante incrustado.

                                                                                                                                  Era el medio día del 19 de abril de 1971. El inclemente sol calentaba cada rincón de la ciudad y, mucho más, a los 877 corredores que ese lunes buscaron pasar a la historia en la mítica prueba. Soplaba un fuerte viento que iba en contravía al trazado de la carrera y levantaba una cortina invisible que golpeaba la humanidad de los corredores. Un enemigo natural que, junto a la alta temperatura, minaba sus fuerzas.

                                                                                                                                  Nada fácil fue llegar a la meta. Con el número 49 pegado a su franela, Mejía terminó con sus pies llenos de ampollas y en la mitad de la carrera pensó en abandonar por el intenso dolor, pero pudieron más su coraje y su hambre de triunfo, y un cabeza a cabeza con el irlandés Pat McMahon (cuarto en la edición anterior y candidato al título en 1971), se resolvió en los últimos 140 metros a favor del colombiano, que con tiempo de 2:18.45 derrotó por apenas cinco segundos a su encarnizado rival— una diferencia que hasta 1978 se mantuvo como la más estrecha de esa carrera— y se convirtió en el segundo latinoamericano en cruzar victorioso la meta, después de Mateo Flores (Guatemala), ganador en 1952.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En 1970 Mejía trabajaba como obrero en una fábrica de metales y cinco meses antes de correr en Boston, se quedó sin empleo. Con poco dinero en sus bolsillos se costeó el hotel y la noche previa a la carrera sólo pudo comer una pizza con dos cervezas. El pasaje del bus que lo trasladó a la zona de la carrera costó un dólar, que fue pagado por el club de atletismo West Valley, al que estaba vinculado. “Corrí en Boston porque se acabó el trabajo y esa circunstancia me permitió tener tiempo libre para entrenar y por esa razón gané allí”. Ese fue el triunfo más valioso de Mejía en su carrera atlética.

                                                                                                                                  Al cruzar la raya de sentencia en Boston, Mejía dio de qué hablar, no sólo por su victoria sino por el desaire que tuvo con la máxima autoridad de la ciudad, lo que le generó antipatías.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  - “Quién ganó el maratón, ¿él o yo? Si quiere saludarme, que venga”, respondió. A raíz del incidente, Mejía no asistió a la premiación.

                                                                                                                                  Ese año terminó tercero en los 10.000 metros de los Juegos Panamericanos de Cali, y fue cuarto en maratón, pruebas ganadas por Frank Shorter, quien al año siguiente fue campeón olímpico en maratón.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  “Días después José Gregorio Neira llegó a la península (también con la meta de hacer la marca mínima) y mi actuación permitió que los dos participáramos en calidad de invitados en una campeonato regional al que asistieron los campeones españoles Mariano Haro y Antonio Aguilar, logré vencerlos a los dos. Mi persecutor, que resultó ser Aguilar, arribó a la meta con una desventaja de nueve segundos”.

                                                                                                                                  Por estar pelado no enfrentó a Clarke

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  “Si Neira y yo queríamos competir debíamos viajar en avión para llegar a tiempo, ya era medio día y en tren no podíamos trasladarnos. Lamentablemente perdimos la oportunidad”.

                                                                                                                                  “Después pudimos ir a Sttugart, donde competimos en unas pruebas universitarias que ganamos fácilmente, tanto que los niños nos tenían como verdaderos  ídolos. Los pequeños  hasta nos hicieron antesala para que les firmáramos autógrafos”.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Apagón en la pista

                                                                                                                                  En España, los duelos Mejía-Aguilar-Haro se volvieron famosos. En uno de esos enfrentamientos, que fue transmitido en directo para la televisión, Mejía –como ya lo dijo– estuvo a punto de derrotar por segunda vez a las figuras locales. Ese día el estadio estaba abarrotado, algo normal en Europa porque allá el atletismo sí es deporte de multitudes.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  El mejor del mundo

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  En octubre de 1966, dos años antes de los Juegos Olímpicos de México, Mejía cobró revancha e ingresó al club de los mejores atletas del mundo por su bicampeonato en la micro olimpiada de México, donde —en apenas 48 horas— ganó los 5.000 (14.20 minutos) y los 10.000 metros (30:10.8 minutos), imponiéndose a rivales de la talla del tunecino Mohamed Gammoudi (plata en 10.000 metros, Olímpicos Tokio 64) y el belga Gaston Roelants, oro en Tokio (3.000 metros con obstáculos). El eco de su triunfo retumbó en Amércia, Europa y África.

                                                                                                                                  Previo a la carrera de los 10.000 metros un periodista del diario Excelsior  entrevistó al campeón olímpico Roelants sobre sus posibilidades y respondió: “Yo a Gammoudi le gano”. Y el periodista volvió a la carga: ¿Y a Mejía? Y el fondista contestó: A ese no lo conozco, pero también le gano. Después del triunfo de Mejía, el Excelsior publicó a ocho columnas: “¿Me conoce ahora señor Roelants”.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tras el triunfo del colombiano, médicos deportólogos de Europa hicieron un  comparativo entre Abebe Bikila, Neftalí Temuo, Kipchoge Keino y Álvaro Mejía, a quien llamaron la vedet suramericana. Todos, nacidos a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, entrenan en altura, su composición de la sangre tiene mayor cantidad de glóbulos rojos y, concluyeron, siempre van a ganar en altitud y también a nivel del mar porque la altura no transforma a un atleta mediocre en campeón.

                                                                                                                                  La figura de Mejía se magnificó el último día de 1966: fue el primer colombiano en ganar la legendaria carrera de San Silvestre, en São Paulo (Brasil), donde derrotó nuevamente al bicampeón de esa prueba, el belga Roelants, a quien aventajó por 53 segundos y le cortó su seguidilla de triunfos.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Su actuación del último trime   stre del 66 le dio la vuelta al mundo, pues había superado a los mejores fondistas del momento. Fuera del país no faltaron los comentarios que afirmaban que el colombiano había tenido mucha suerte. No aceptaban lo que había ocurrido. La noticia produjo júbilo en Colombia, y en Bogotá la gente se volcó a las calles para recibirlo como un héroe. El presidente Carlos Lleras Restrepo se reunió con él y le prometió la puesta en marcha de un plan para impulsar el deporte nacional en todas las esferas, como respuesta a los reclamos del campeón.

                                                                                                                                  Aquel año lo arrancó con su victoria en el medio maratón de Coamo (Puerto Rico). Su brillante temporada hizo que la prensa internacional consagrara a Mejía como el mejor deportista del 66 en América, y en Europa fue elegido el mejor fondista del planeta.

                                                                                                                                  A México llegué reventado

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Precedido de esa fama, en una época en la que el Estado colombiano no tenía recursos para contratar entrenadores, Mejía no soportó el triunfalismo desmedido. Todo el mundo lo daba como candidato al oro en los Juegos Olímpicos de México 68. “En Colombia, yo salía de la casa y en la calle me decían ‘vas a ganar’, en los periódicos salía todos los días ‘Mejía va a ganar’, en la televisión que ‘voy a ganar’, y en la radio lo mismo. No aguanté esa presión tan increíble. Todos me daban como ganador (en los Olímpicos del 68) pero nadie me ayudaba”.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  “Por temor a defraudar me reventaba en los entrenamientos pensando en la olimpiada, pero la novatada me costó. A México llegué reventado, sin reservas en mi organismo, mis piernas estaban partidas por exceso de kilometraje, no tenía mucho para dar el día del juicio final. Los resultados hubieran podido ser mejores. No fue así por inexperiencia mía y de los dirigentes”. Mejía quedó décimo en la final de los 10.000 metros (30.10.6), mientras su rival Gammoudi fue tercero (29:34.2) y se colgó el bronce. “Con este resultado quedé más contento que el berraco. Nadie supo de mis sacrificios, por eso calificaron mi actuación de decepcionante, pero una cosa es correr y otra ver los toros desde la barrera”.

                                                                                                                                  “En esa temporada, y hasta San Silvestre, Mejía entrenó 20 meses seguidos sin descansar un día y en enero de 1967 se puso a empujar un camión y se le desvió un disco de la columna. En el 67 no tuvo carreras sino lesiones y llegó a la olimpiada mejicana sin puntos de referencia”, explica el exatleta y periodista deportivo José Briceño.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Munich, en septiembre de 1972, marcó su despedida en Juegos Olímpicos: culminó 48 en el maratón (2:31:56.). Esa fue su frustración: no ganar una medalla olímpica. “Me dejaron sólo y un campeón olímpico no se hace solo”, se lamenta. (ravila@elespectador.com)

                                                                                                                                  Por * RICARDO ÁVILA PALACIOS / El Espectador

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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