Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El presidente estadounidense, Donald Trump, reiteró su decisión de imponer aranceles a las importaciones de vehículos, apuntando al arancel estándar del 10 % del bloque a los automóviles (hoy en 2,5 %) y del 25 % a los vehículos utilitarios deportivos, al finalizar la cumbre G7.
Lea también: Los aranceles, el arma comercial por excelencia
Las automotrices alemanas BMW AG y Mercedes-Benz Daimler AG, por mencionar algunas, enfrentan un doble golpe de riesgos al comercio, pues no solo deberán preocuparse por los mayores costos de exportación, sino también por cualquier medida de represalia que afecte las importaciones de automotores desde Estados Unidos.
Lo propio sucedería con Japón. En Estados Unidos, Toyota posee 10 plantas, emplea a 136.000 personas y dispone de una red de 1.500 concesionarias. La firma advirtió que unas tasas a los vehículos importados podrían afectar empleos estadounidenses y aumentar los costos para los consumidores.
Es por ello que las compañías fabricantes están reconsiderando su producción en el país norteamericano. Para el caso de BMW, el director de adquisiciones, Markus Duesmann, dijo a un medio especializado alemán que podrían pasar de fabricar SUV para exportar a sedanes en su planta de Spartanburg en Carolina del Sur, debido a los aranceles.
De hecho, BMW es el principal exportador de automóviles de Estados Unidos por valor. El año pasado envió al exterior vehículos por un aproximado de US$10.000 millones. Más del 70% de los 371.316 vehículos producidos el año pasado en su planta de emsamble estaban destinados al exterior.
Pero no es sólo que las empresas foráneas, contra las cuales está dirigida la medida, tengan fábricas en Estados Unidos, sino también que los grupos automotores locales se encuentran entre los mayores importadores de vehículos provenientes de Canadá y México. Por esta razón, los fabricantes extranjeros no serían los únicos perjudicados, según los analistas, con la medida se corre el riesgo de debilitar a las empresas automotoras estadounidenses.
"Los constructores europeos no sólo exportan vehículos a Estados Unidos, sino que la mayoría de ellos tienen sitios de fabricación importantes en ese país y crean, en consecuencia, miles de empleos directos e indirectos. Gran parte de su producción es exportada hacia otros países, incluidos los de la Unión Europea", afirmó la ACEA (European Automobile Manufacturers' Association).
Lea también: Aranceles de EE. UU., el nuevo dolor de cabeza para la industria del automóvil
La consultora Trade Partnership Worldwide estimó que tasas suplementarias de 25% pueden crear 92.000 empleos industriales, pero también destruir otros 250.000 en el resto de la economía. Actualmente, alrededor de un millón de puestos de trabajo están vinculados a la industria automotriz en Estados Unidos, según la Oficina de Estadísticas sobre el Empleo.
Los argumentos de Trump se basan en que los fabricantes internacionales han desplazado a marcas estadounidenses como Cadillac (General Motors) y Lincoln (Ford). Además, cifras del Departamento de Comercio dan cuenta de que las importaciones son mayores a las exportaciones: en 2017, Estados Unidos compró en el exterior unos 8,27 millones de vehículos, por US$192.000 millones y vendió 1,98 millones por US$57.000 millones.
Pero la tendencia mundial va en otra dirección. De hecho, China, el principal mercado mundial del sector, bajó el impuesto sobre los automóviles extranjeros del 25 % al 15 %.
El presidente republicano del Comité de Finanzas de la Cámara de Representantes, Jeb Hensarling, dijo que el "Honda Accord no es una amenaza para nuestra seguridad nacional. En cambio, imponerle aranceles es una amenaza para la seguridad económica de millones de familias estadounidenses que trabajan duro".
La experta del Center for Automotive Research de Michigan, Kristin Dziczek, le dijo a AFP que no hay que olvidar que el "Big Three" de Detroit (GM, Ford y Fiat Chrysler) podría verse afectado por las nuevas tarifas. Los vehículos importados de estas tres grandes empresas representaron el 14,5 % de todos los automotores vendidos en Estados Unidos el año pasado.
En ello coincide el economista de la Universidad de los Andes, Rodrigo Tejada, para quien si bien en el corto plazo se fomentaría la industria local que pasaría a cubrir la restricción de la oferta, con el tiempo los consumidores tendrán una menor variedad de vehículos, especialmente de modelos provenientes de industrias más competitivas, y los precios tenderán a incrementarse.
Lea también: México y Canadá rechazan aranceles de EE. UU. al acero y al aluminio
Cabe recordar que Trump extendió los aranceles a las importaciones de acero y aluminio a la Unión Europea el pasado 1 de junio. En respuesta, Alemania planteó que tendría medidas de represalia a productos estadounidenses a partir del 1 de julio, el anuncio se dio durante la reunión de líderes del G7 en Canadá, este fin de semana.