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Este lunes pasará a la historia como una de las jornadas más decepcionantes, por decir lo menos, en el desempeño de la economía global. El precio del petróleo se desplomó más de US$10, los mercados de acciones registraron importantes bajas (en Europa fueron, en promedio, del 6 %) y en Colombia la cotización del dólar llegó a superar los $3.800 (intraday).
Las causas de fondo se pueden agrupar en dos grandes factores, si se quiere: los efectos colaterales del coronavirus y el desacuerdo evidente entre los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia sobre los recortes de producción.
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Por el primer lado, el avance del virus ha motivado que el capital se desplace desde los llamados activos de riesgo (como las acciones y el petróleo) hacia otros refugios conocidos (como el dólar y el oro). Esto incide directamente en la cotización de las acciones (lo que explica la volatilidad y la caída en los mercados de valores) y también en los precios de las divisas.
En terrenos del petróleo, el asunto tiene que ver con el desacuerdo fundamental entre la OPEP (especialmente en Arabia Saudí) y Rusia sobre la posibilidad de prolongar el acuerdo de recortes en los precios del petróleo, que se acabará el 1° de abril.
A diferencia de otras crisis petroleras, la preocupación no es por la falta de suministro, a juzgar por los más recientes datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), en los cuales se colige que las restricciones en producción han dejado una cantidad de petróleo no explotado lo suficientemente grande como para rivalizar con Irak, el segundo peso pesado de la OPEP detrás de Arabia Saudí.
Entonces, el punto acá es un juego de demanda y oferta: el apetito global por crudo ha disminuido en medio de un ciclo de desaceleración mundial, que se sumó a la emergencia por el coronavirus; y a esto se añade ahora que la oferta crecería si la OPEP y Rusia no acuerdan seguir reduciendo su producción.
“El mundo ve una demanda de 2,3 millones de barriles menos. Y esta cifra podría crecer más si otros países se enfrían, como China, que pasó de tener un crecimiento del 6 % al 4,5 %. Y lo que pasa es que no hay en el horizonte de corto plazo una razón por la que la demanda pueda aumentar”, asegura Wilson Tovar, gerente de investigaciones económicas de Acciones & Valores.
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Además de la falta de acuerdo entre Arabia Saudí y Rusia, el país árabe decidió recortar sus precios de venta entre US$6 y US$8, para intentar robarle mercado al petróleo ruso. El reino también ha planteado elevar la producción por encima de los diez millones de barriles al día. Rosneft (la petrolera estatal rusa) podría elevar su producción en 300.000 barriles por día en una o dos semanas, según datos citados por la agencia Bloomberg.
La organización petrolera representa aproximadamente el 50 % de la producción mundial, lo que habla elocuentemente del peso de sus decisiones.
Un precio del petróleo que llega a perder casi el 20 % de su valor en una sola sesión y que comienza a rondar los US$30 es un gancho al hígado para una economía como la colombiana. “Somos un país sumamente dependiente del sector externo: cuando uno depende de un solo commodity como el petróleo, y ese precio se va al piso, pues toda la economía nacional se afecta. Esto va a generar que la deuda externa se encarezca mucho más y, adicionalmente, haya menos ingresos petroleros”, opina Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional y colaborador frecuente de este diario.
El choque al que se refiere Guevara se ve claramente en las siguientes cuentas. Los cálculos del Marco Fiscal de Mediano Plazo (documento con el que el Gobierno hace sus cuentas fiscales a diez años) señalan que cada dólar que caiga el precio del petróleo implica $217.000 millones de menores dividendos de Ecopetrol y $212.000 millones de menos recaudo tributario (del sector petrolero). Es decir, la pérdida total de un dólar menos en el Brent es de $429.000 millones.
En las cuentas oficiales de Ecopetrol, la empresa puede dar utilidades con “un precio de Brent de US$30 por barril”, según aclaró un vocero de la petrolera, quien agregó que la empresa “tiene hoy una posición robusta para enfrentar esta situación gracias a su caja fuerte (más de $12 billones), su bajo endeudamiento y el plan de eficiencias y ahorro llevado a cabo en los últimos años”.
Por su parte, Juan David Ballén, jefe de investigaciones económicas de Casa de Bolsa, explica que “cuando se dan alzas tan fuertes en el dólar y desplomes tan marcados en el petróleo, para un país como Colombia está sobre la mesa que las firmas valoradoras de riesgo (cómo Standard & Poor’s y Fitch) hagan una revisión de la calificación crediticia. Recordemos que una de estas (S & P) nos tiene a tan solo un escalafón de perder el grado de inversión. Si hay una rebaja, o no, dependerá de si se mantienen abajo los precios del crudo, que es factible, y del efecto del coronavirus en la economía colombiana”.
Sobre Ecopetrol, Ballén agregó que la petrolera hizo un buen trabajo en la anterior crisis del petróleo (2014-2017) y se volvió mucho más eficiente. Por esto, puede seguir dando utilidades con precios de US$30 a US$35. Por debajo de este nivel ya no sería rentable, y es probable que deba cerrar algunos pozos, lo que bajaría la producción (que ya había disminuido desde enero)”.
Ahora bien, las fluctuaciones en el dólar también tienen una incidencia en la deuda externa del país. En el Marco Fiscal se dejó como supuesto que la TRM promediaría los $3.129 en 2020. Pero en este escenario de alta volatilidad, el indicador ha promediado los $3.387; es decir, casi $250 por encima de lo que esperaba el Ejecutivo. Y la deuda denominada en dólares es el rubro que más podría sentir el descuadre de los supuestos.
De acuerdo con el más reciente informe del Banco de la República, en noviembre la deuda externa pública llegó a los US$72.848 millones (22,9 % del PIB), de los cuales US$710 millones son compromisos que hay que saldar en el corto plazo y US$72.137 millones son de largo plazo.
Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, dijo en septiembre del año pasado que el efecto de $100 adicionales en la tasa de cambio encarecería los pagos de deuda en $1 billón, por lo que hasta el momento esos $250 de descuadre frente al supuesto equivaldrían a $2,5 billones (si se mantiene la diferencia a lo largo del año).
Ante tal escenario Guevara asegura que “lo que demuestra esto es que se trata de un choque mundial en el que Colombia queda muy mal parado. Nuestra moneda se ha devaluado mucho. No hay que olvidar que en 2019 el peso colombiano fue una de las divisas más devaluadas del planeta”.
“El coronavirus está teniendo efectos muy fuertes sobre las economías del mundo, muchos analistas dicen que puede haber una recesión. Hay un choque sobre la oferta: lo que se está frenando es la producción de bienes. Cuando uno piensa en políticas de gobierno o fiscales son medidas sobre la demanda, que pueden ayudar a impulsarla, pero cuando son de oferta son más difíciles. Creo que el mundo tiene que prepararse para este tipo de choques, para saber qué hacer, porque a pesar de que la incidencia no puede ser muy grande en términos del virus, el tema económico sí puede ser muy fuerte. Y eso es lo que está pasando ahora”, finalizó Mauricio Olivera, director de Econometría Consultores.
A media mañana de este lunes, Carrasquilla, la junta del Banco de la República y el superintendente financiero se reunieron para analizar la situación y concluyeron que “los fundamentos de la economía colombiana se mantienen sólidos y permiten absorber los choques externos descritos sin traumatismos severos sobre la actividad real y la estabilidad financiera”. Así mismo indicaron que “se mantendrá una vigilancia continua en los siguientes frentes: la liquidez y la volatilidad del mercado cambiario, las condiciones de liquidez interna y externa y las posibles implicaciones fiscales. Las autoridades tomarán las acciones pertinentes de forma coordinada y las decisiones se anunciarán conjunta y oportunamente”.