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El sector aeronáutico es mejor conocido en el país por los servicios que presta en transporte aéreo (de pasajeros y carga) que por lo que produce para atender las necesidades de las empresas de este renglón de la economía.
Visite la galería de imágenes de la industria en: Estas son las partes para aviones que se hacen en Colombia
De hecho, en Colombia no se tiene un estimado de cuánto mueve la industria aeronáutica en el mercado o cuál puede ser su participación en la economía, en parte porque está en manos de un nicho de empresas que le apostó por su cuenta a una actividad de alto valor agregado. En el mundo se estima que este sector consolida negocios por US$1,2 billones anuales (cifras a 2013) y crece a un ritmo de 5 %, según Deloitte.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Productores Aeroespaciales (Acopaer), sólo en Bogotá operan 21 empresas proveedoras de servicios y productos de este tipo, sin contar otros clústeres que se han desarrollado en departamentos como Antioquia, Risaralda y Valle del Cauca, para conformar lo que el director del gremio, Javier Segura, describe como un ecosistema de desarrollo industrial.
La demanda, sin embargo, da para mucho más. En todo el mundo se discute la necesidad de que entren al segmento nuevas empresas aeroespaciales, especialmente por el crecimiento de la aviación comercial y porque la estricta regulación dificulta y demora la creación de las mismas. Según estimaciones mundiales, las ventas de aviones y aeropartes moverán US$15 trillones en los próximos años.
En el mundo hay unos 20.000 productores. En la región, México ostenta el liderazgo con al menos 350 empresas que mueven US$7.600 millones al año, lo que lo convierte en uno de los fabricantes más grandes del mundo, después de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, España, Canadá y Brasil.
En una entrevista con un medio de comunicación nacional, el vicepresidente de Airbus para América Latina y el Caribe, Alberto Robles, afirmó que la industria en nuestro país “está capacitada para ingresar a múltiples segmentos, tanto en fabricación de componentes como en desarrollo de sistemas para el sector aeroespacial”.
De hecho, según Robles, al entrar a la cadena de suministro, “Colombia podría convertirse en proveedor de fabricantes como Airbus en cualquiera de sus divisiones o podría trabajar de manera colaborativa con alguno de los subcontratistas de la compañía”, y la multinacional está trabajando articuladamente con las empresas y autoridades del sector para identificar y materializar esas oportunidades.
Los empresarios tienen claras sus posibilidades. “La aviación comercial crece entre 6 y 7 % cada año y se estima que en los próximos 20 años esa cifra se duplicará, lo que significa mayor oportunidad de entrar a un negocio de altísima tecnología, una industria que no existe en Colombia y que tiene un futuro enorme y asegurado”, dijo Guillermo Ramos, gerente de proyectos de Antares.
Antares es una de las empresas que mejor han desarrollado la ingeniería aeronáutica en el país, consciente de que “no cualquiera entra a hacer parte del club”. La fabricación de partes para la industria de la aviación es regida por normas internacionales y, más que en cualquier otra actividad económica, las certificaciones son fundamentales a la hora de concretar un negocio, por lo que se han esmerado en conseguir todos los avales necesarios.
Actualmente, el principal comprador de Antares es la Fuerza Aérea Colombiana. La empresa le ofreció a la institución suplir su necesidad de repuestos con capacidad técnica y viabilidad económica después de que se cansaran de hacer parte de las listas de espera de fabricantes, productores y comercializadores que, como se dice coloquialmente, no daban abasto.
Antares hace parte de la categoría “otros fabricantes”, es decir, quienes hacen prototipos de partes originales, los ponen a prueba y los producen sobre demanda. Y todo comenzó cuando los militares les encargaron unas pijamas para proteger sus aeronaves, dado que para entonces su negocio era textil. Les fue tan bien que luego atendieron solicitudes para equipos de apoyo en tierra, sistemas de frenado y armamento, hasta llegar a las partes aeronáuticas.
La empresa exporta hacia Estados Unidos desde 2016, y en 2017 comenzó a hacerlo a través de una subsidiaria, reconociendo que su producción estaba al nivel de otras del mundo. “Este es un negocio muy bueno y de mucho valor agregado (entre 90 y 98 %). Con dos o tres ventas al año la empresa se mantiene, no hay grandes producciones”, contó Ramos.
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La fabricación y el ensamble de aviones es una actividad transversal a varios países. Cada uno aporta algo diferente, lo que ha llevado a que la industria de la aviación se califique como “global”. Ese grado de especialización lo han alcanzado en Colombia empresas como D’Marco Aéreo, fabricante de consolas, dispositivos y estructuras para aviones y helicópteros desde hace 10 años.
D’Marco Aéreo tiene una certificación de la Aeronáutica Civil para el mantenimiento de paneles de instrumentos y está en proceso de obtener otra para fabricación de estructuras. Su equipo de ingenieros se ha concentrado en instrumentos para aeronaves de defensa y operaciones tácticas. Sin embargo, también atiende las necesidades de empresas como Satena y EasyFly en reemplazo y mejora de consolas.
La compañía familiar es reconocida en la industria porque desarrolló un sistema de iluminación autónoma para paneles que optimiza el consumo de energía con bombillos LED y que tiene una vida útil de 50.000 horas, lo mismo que un avión promedio, por lo que no es necesario estar cambiándolos. Además lograron reducir el costo de estos elementos respecto a otros países fabricantes, como Estados Unidos, España e Inglaterra, sin bajar su calidad.
También destaca dentro de este clúster el caso de Fly Logistic, firma de suministros aeronáuticos que instaló el primer laboratorio de pintura aeronáutica del país hace un año y ahora surte también a Ecuador, Perú y Paraguay.
Fly Logistic es importador de repuestos y otros elementos desde hace 15 años. Uno de sus negocios más importantes es el de pintura; sin embargo, era un proceso complejo (tardaba entre tres y cuatro meses y un solo galón costaba US$100), por el tratamiento que debe darse a la carga (no puede haber mayores variaciones en altura y temperatura), sin contar con que difícilmente encontraban material en stock.
La compañía identificó que había una oportunidad con un mercado desatendido que sumaba millonarias pérdidas por tener las aeronaves fuera de operación y así se convirtió en representante certificado en Colombia de uno de los fabricantes mundiales de pintura con autorización para elaborar mezclas bajo pedido.
Incluso, Colombia construyó su propio avión hace ocho años: el T-90 Calima, en un trabajo conjunto liderado por la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana (CIAC). Esta empresa de economía mixta, vinculada al Ministerio de Defensa, desarrolla actividades de diseño, ensamblaje y reparación de estructuras en material compuesto, mantenimiento y pintura de aeronaves, militares y comerciales, en una especie de zona franca paralela al aeropuerto El Dorado de Bogotá.
El CIAC es una de las firmas más reconocidas de la industria aeronáutica y ostenta logros como tener el más completo taller de mantenimiento y un laboratorio de partes donde se modernizan aviones a través de procesos de ingeniería inversa (analizando su fabricación para elaborar nuevas piezas) a menor costo.
Un llamado al Gobierno en busca de apoyo
Las empresas del gremio se unieron para pedirle al Gobierno que respalde un proyecto de ley de producción aeronáutica que permita desarrollar la industria a través del presupuesto de las Fuerzas Militares, es decir, que los requieran como proveedores.
Con este respaldo y experiencia el país está listo para sumarse a la lista de proveedores mundiales y cosechar éxitos. En México, por ejemplo, el sector aeroespacial (especializado en motores y autopartes) registró un crecimiento sostenido de 17 % en materia de exportación durante 2017 cuando la expectativa era de 14 %. Guillermo Ramos, que también es presidente de Acopaer, asegura que el país centroamericano insistió en el desarrollo de esta industria que hoy aporta a la economía 4 % del crecimiento del PIB y exporta US$10.000 millones al año.
Para entrar a competir en el segmento Colombia necesita un acuerdo de reconocimiento entre la Aeronáutica Civil y la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) para que las aerolíneas comerciales puedan utilizar los productos que se fabrican en el país y consolidar un mercado abierto, pues en el momento solo pueden adquirirlos las fuerzas militares y la aviación civil no comercial.
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En algunos casos se hacen partes para empresas comerciales que están dispuestas a respaldar la fabricación bajo su responsabilidad, pues las firmas nacionales de este sector ya cuentan con certificaciones extranjeras de producto y de calidad, uno de los tantos filtros que se tienen para garantizar la seguridad de la aviación.