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En la tarde del jueves un grupo de repartidores de Rappi protestó frente a la sede principal de la compañía en Bogotá, ubicada en la calle 93 con carrera 17.
Los manifestantes argumentaron que buscan mejoras laborales, entre ellas que la empresa se haga responsable en caso de accidentes. Otra de las quejas tiene que ver con los pedidos de menos de $3.000, que argumentan, son demasiado económicos y les dejan pocas ganancias.
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Los rappitenderos convocados lanzaron piedras hacia las instalaciones y algunos incluso quemaron los maletines de color naranja característicos de la empresa. Se estima que hubo alrededor de 100 personas y el hecho generó un caos vehicular en la zona.
La compañía aseguró que está abierta a entablar un diálogo una vez cesen las vías de hecho y enfatizó que para ello cuenta con varios canales, como grupos focales presenciales semanalmente o chats.
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Estas protestas son de vieja data, pues los repartidores oficialmente no tienen empleadores. De hecho, Rappi ha asegurado en el pasado que los rappitenderos son "emprendedores independientes" que buscan ingresos extra a través de su plataforma.
"Los rappitenderos obtienen sus ganancias del valor de la entrega, complejidad y esfuerzo de cada pedido -que dependerá de la distancia y otras variables- y de las propinas que dan los usuarios. Estas ganancias también pueden variar durante horas pico y los fines de semana dependiendo del número de órdenes que realicen a favor de los usuarios consumidores", explicó la compañía.