Salario mínimo: empresarios y trabajadores aún no llegan a un acuerdo
Se inicia la contrarreloj. Por ley, se tiene hasta el 30 de diciembre para que los trabajadores conozcan cuál será el incremento que tendrá el salario mínimo. Seguirán las discusiones.
Diego Ojeda
La comisión encargada de concertar el salario mínimo no llegó a un acuerdo. Tras las discusiones que se adelantaron durante las tres primeras semanas de diciembre, empresarios y trabajadores no lograron definir el incremento que tendrá este ingreso para el año 2025.
Se tenía previsto que hoy fuera una fecha decisiva, pues la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, había dado un ultimátum, al decir que si hoy no se daba un acuerdo se comenzaría a evaluar el incremento por decreto. Sin embargo, al finalizar la jornada de este miércoles, se concluyó que aún hay posibilidad de una concertación, por lo que se citarán sesiones extras.
De cierto modo, este es un desenlace que ya se veía venir, pues incluso previo a la radicación oficial de las propuestas, era evidente la enorme brecha que separaba a ambas partes. Por un lado las centrales obreras anticipando una cifra de dos dígitos, mientras que por el otro las agremiaciones empresariales haciendo un llamado a la prudencia, recomendando incrementos que no sean tan sustanciales.
El 11 de diciembre el Comando Nacional Unitario (conformado por las principales agremiaciones sindicales — CTC, CUT y la CGT —) presentaron en la comisión una propuesta del 12 %, lo cual dejaría al salario mínimo en $1.456.000, y al subsidio de transporte en $181.440 (también aplicando un incremento del 12 %).
Las agremiaciones empresariales (Andi, Fenalco, Acopi) no entregaron una cifra, bajo el argumento de que cualquier porcentaje que hubieran propuesto habría distanciado aún más la posibilidad de llegar a un acuerdo. Solo ACOPI se pronunció al respecto, diciendo que un incremento prudente sería del 5,2 % (que es la cifra equivalente a la proyección de la inflación para 2024), lo que implicaría que el mínimo quede en $1.367.600. Sin embargo, conocimos que a esa cifra se le agregó la Productividad Total de los Factores (PTF), por lo que la misma quedó en 6,83 %, con la que el mínimo quedaría en $1.388.790.
En suma, la diferencia que sigue separando a empresarios de trabajadores es de $67210.
Le puee interesar: Salario mínimo: ¿por qué empresarios y sindicatos no han llegado a un acuerdo?
Hasta el martes 17 de diciembre, el Ministerio de Trabajo (en su rol como mediador de la discusión) intentó acercar a las partes para lograr un acuerdo. Para esto, las agremiaciones empresariales le presentaron una cifra privada, con la cual intentó trabajar la ministra Gloria Inés Ramírez.
Con el desacuerdo que permanece, la posibilidad de que el incremento se defina por decreto se hace más latente.
Llegados a ese punto, será el Gobierno de Gustavo Petro quien defina el incremento salarial que deberá tener el salario mínimo en 2025.
Lo cierto es que el incremento por la vía directa del decreto, y no por el camino de la concertación, ha sido lo más usual en la última década en el país, pues solo en cuatro oportunidades se ha llegado a un acuerdo entre empresarios y centrales obreras.
La pregunta que muchos se hacen es, ¿hacia qué lado se inclinará más el Gobierno?
Lea también: Aumento del salario mínimo en 2025: estos trabajadores no lo recibirán
Lo que señalan los expertos en la materia es que el Gobierno debe ser prudente, pues si se sube mucho el mínimo se pone en riesgo la capacidad de contratación de las empresas, además de la posibilidad de que se incremente la informalidad.
Pero también resulta contraproducente no subir el salario en una justa medida. Hay que recordar que la inflación le ha venido restando poder adquisitivo a los trabajadores, y precisamente lo que hace el alza salarial es devolverles esa capacidad de gasto.
Sin gasto la economía se estanca, lo que a la larga termina afectando las ventas de los productos y servicios de las empresas.
Es por esto que el Gobierno, en esta materia, debe actuar como dice el refrán: ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.
El año pasado, la inflación cerró 2023 con una variación anual del 9,28 %, mientras que el alza del salario mínimo fue del 12 %. A esa diferencia de 2,72 puntos porcentuales se le conoce como incremento real que, de cierta forma, es una especie de blindaje que se le da a los trabajadores para que puedan compensar la erosión que implica la inflación en su poder adquisitivo durante los primeros meses del año.
Legalmente, se tiene hasta el 30 de diciembre para que los trabajadores conozcan cuál será el incremento que tendrá el salario mínimo.
¿Qué se espera para los próximos días?
Según lo explicado hoy por la ministra Ramírez, mañana se tendrá una reunión con el ministro de Hacienda, con la esperanza de tener una cifra estructurada. También se seguirá trabajando en las reuniones bilaterales (ministerio - empresarios ; ministerio - sindicatos), con la intención de seguir acercando a las partes.
Sobre esto último también recalcó que, si bien la brecha entre ambos sigue, tanto agremiaciones como centrales obreras ya han planteado nuevas cifras (de forma privada) que da “una luz de esperanza” para que se pueda llegar a una concertación, de allí la necesidad de convocar a estas reuniones extras.
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La comisión encargada de concertar el salario mínimo no llegó a un acuerdo. Tras las discusiones que se adelantaron durante las tres primeras semanas de diciembre, empresarios y trabajadores no lograron definir el incremento que tendrá este ingreso para el año 2025.
Se tenía previsto que hoy fuera una fecha decisiva, pues la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, había dado un ultimátum, al decir que si hoy no se daba un acuerdo se comenzaría a evaluar el incremento por decreto. Sin embargo, al finalizar la jornada de este miércoles, se concluyó que aún hay posibilidad de una concertación, por lo que se citarán sesiones extras.
De cierto modo, este es un desenlace que ya se veía venir, pues incluso previo a la radicación oficial de las propuestas, era evidente la enorme brecha que separaba a ambas partes. Por un lado las centrales obreras anticipando una cifra de dos dígitos, mientras que por el otro las agremiaciones empresariales haciendo un llamado a la prudencia, recomendando incrementos que no sean tan sustanciales.
El 11 de diciembre el Comando Nacional Unitario (conformado por las principales agremiaciones sindicales — CTC, CUT y la CGT —) presentaron en la comisión una propuesta del 12 %, lo cual dejaría al salario mínimo en $1.456.000, y al subsidio de transporte en $181.440 (también aplicando un incremento del 12 %).
Las agremiaciones empresariales (Andi, Fenalco, Acopi) no entregaron una cifra, bajo el argumento de que cualquier porcentaje que hubieran propuesto habría distanciado aún más la posibilidad de llegar a un acuerdo. Solo ACOPI se pronunció al respecto, diciendo que un incremento prudente sería del 5,2 % (que es la cifra equivalente a la proyección de la inflación para 2024), lo que implicaría que el mínimo quede en $1.367.600. Sin embargo, conocimos que a esa cifra se le agregó la Productividad Total de los Factores (PTF), por lo que la misma quedó en 6,83 %, con la que el mínimo quedaría en $1.388.790.
En suma, la diferencia que sigue separando a empresarios de trabajadores es de $67210.
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Hasta el martes 17 de diciembre, el Ministerio de Trabajo (en su rol como mediador de la discusión) intentó acercar a las partes para lograr un acuerdo. Para esto, las agremiaciones empresariales le presentaron una cifra privada, con la cual intentó trabajar la ministra Gloria Inés Ramírez.
Con el desacuerdo que permanece, la posibilidad de que el incremento se defina por decreto se hace más latente.
Llegados a ese punto, será el Gobierno de Gustavo Petro quien defina el incremento salarial que deberá tener el salario mínimo en 2025.
Lo cierto es que el incremento por la vía directa del decreto, y no por el camino de la concertación, ha sido lo más usual en la última década en el país, pues solo en cuatro oportunidades se ha llegado a un acuerdo entre empresarios y centrales obreras.
La pregunta que muchos se hacen es, ¿hacia qué lado se inclinará más el Gobierno?
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Lo que señalan los expertos en la materia es que el Gobierno debe ser prudente, pues si se sube mucho el mínimo se pone en riesgo la capacidad de contratación de las empresas, además de la posibilidad de que se incremente la informalidad.
Pero también resulta contraproducente no subir el salario en una justa medida. Hay que recordar que la inflación le ha venido restando poder adquisitivo a los trabajadores, y precisamente lo que hace el alza salarial es devolverles esa capacidad de gasto.
Sin gasto la economía se estanca, lo que a la larga termina afectando las ventas de los productos y servicios de las empresas.
Es por esto que el Gobierno, en esta materia, debe actuar como dice el refrán: ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.
El año pasado, la inflación cerró 2023 con una variación anual del 9,28 %, mientras que el alza del salario mínimo fue del 12 %. A esa diferencia de 2,72 puntos porcentuales se le conoce como incremento real que, de cierta forma, es una especie de blindaje que se le da a los trabajadores para que puedan compensar la erosión que implica la inflación en su poder adquisitivo durante los primeros meses del año.
Legalmente, se tiene hasta el 30 de diciembre para que los trabajadores conozcan cuál será el incremento que tendrá el salario mínimo.
¿Qué se espera para los próximos días?
Según lo explicado hoy por la ministra Ramírez, mañana se tendrá una reunión con el ministro de Hacienda, con la esperanza de tener una cifra estructurada. También se seguirá trabajando en las reuniones bilaterales (ministerio - empresarios ; ministerio - sindicatos), con la intención de seguir acercando a las partes.
Sobre esto último también recalcó que, si bien la brecha entre ambos sigue, tanto agremiaciones como centrales obreras ya han planteado nuevas cifras (de forma privada) que da “una luz de esperanza” para que se pueda llegar a una concertación, de allí la necesidad de convocar a estas reuniones extras.
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