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La Inteligencia Artificial (IA) hace parte de las nuevas tecnologías que integran la denominada cuarta revolución industrial. Un cambio en la forma de hacer las cosas que, de nuevo, tiene a las empresas como el epicentro de la transformación. Lo que hace esta ‘inteligencia’ es dotar a las máquinas de nuevas habilidades, dando como resultado, en teoría, un aumento en la productividad.
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A pedido de Microsoft Latinoamérica, el Centro de Implementación de Políticas Pública para el Crecimiento y la Equidad (CIPPEC) adelantó un estudio para calcular el impacto económico que representaría en la región la adopción de la IA. Los resultados concluyeron que, en Colombia, esta podría aportar para alcanzar un crecimiento anual del 4,5 % en su PIB.
“Si Colombia adoptara y difundiera la IA de manera intensiva, el ritmo de crecimiento económico podría acelerarse en cerca de un punto porcentual por año durante la próxima década”, analizó Microsoft Latinoamérica.
Por el contrario, si el país eventualmente le cerrara la puerta puerta a esta tecnología la medición pasaría a un escenario negativo, ya que su no adopción significaría, según el estudio, una desaceleración del 0,5 %, pasando del 3,5 % a 3 % en la próxima década.
Ahora, si América Latina y el Caribe decidiera hacer lo mismo, su crecimiento no sería un 3,3 % sino un 2,1 %, una desaceleración mayor a la que tendría Colombia.
“La experiencia de las revoluciones industriales previas sugiere que aquellas firmas y países que más rápido adoptan las nuevas tecnologías son quienes obtienen más oportunidades para crecimiento”, explica Microsoft Latinoamérica al detallar el impacto que ha tenido cada uno de estos puntos en la historia.
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Es así como, según lo explica Ramiro Albieu, investigador responsable del estudio, en la primera revolución industrial, con el protagonismo de la máquina de vapor, el liderazgo del Reino Unido le permitió crecer al doble a comparación del resto de Europa. Por otro lado, en el segundo ‘revolcón industrial’ brilló Estados Unidos gracias a la introducción de la electricidad, hecho que le permitió elevarse significativamente sobre el resto de las economías.
“En la tercera revolución industrial se produjo el “milagro asiático”, empujado por una rápida absorción de las tecnologías de la información (TIC) y triplicando las tasas de crecimiento de América Latina”, concluyó Albieu quien asegura que esta cuarta revolución significa una oportunidad para el crecimiento de muchos países en desarrollo, como Colombia, por lo que sugiere la creación de una “política industrial 4.0” para tomar decisiones acertadas en esta materia, además de un esfuerzo para formar a los trabajadores del futuro.