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Si se mira en retrospectiva, la experiencia de la Misión de Sabios de los años 90 en Colombia puede ser un ejemplo de lo que no debería pasar con las recomendaciones que surjan de la nueva misión del bicentenario, presentada el pasado 7 de febrero por el presidente, Iván Duque, y la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. (Puede leer: La estrategia que sacó a los caimanes de la lista roja de extinción)
El trabajo que hace 25 años desarrollaron diez de las mentes más brillantes y prolíficas del país, entre las cuales estaban el neurocientífico Rodolfo Llinás, el matemático Carlos Eduardo Vasco y el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez, pudo ser un avance significativo para trazar el rumbo de la educación y la ciencia en Colombia.
Sin embargo, las recomendaciones concretas de esa misión, consignadas en el libro Colombia, al filo de la oportunidad, se perdieron entre la burocracia institucional y la falta de recursos, quedando así condenadas al olvido. Como los mismos comisionados lo temían, hoy en día muchos de sus consejos ni siquiera han sido discutidos.
Aunque el tiempo haya pasado, varios de los problemas que identificó la primera comisión persisten y en muchos casos se han agudizado. Por eso, el 26 de julio de 2018, justo después de tener una reunión con la Academia Colombiana de Ciencias, el presidente Duque confirmó que una de las metas de su Gobierno sería revivir la famosa iniciativa. (Lea: Los consejos olvidados de la comisión de sabios para transformar la educación)
El 7 de febrero, seis meses después del anuncio, se lanzó la nueva Misión de Sabios del Bicentenario con una ceremonia en el Jardín Botánico de Bogotá. En palabras del presidente, la idea es apostarle “decididamente a la ciencia, la educación, la tecnología y la innovación para poder construir un país equitativo, competitivo y acorde a las demandas de la nueva economía digital”.
El nuevo grupo de sabios está conformado por 29 hombres y 14 mujeres, 13 de ellos extranjeros. El proceso de selección de los comisionados estuvo a cargo de Colciencias, la Vicepresidencia y el Colegio Máximo de las Academias. Los 43 miembros de la Misión se distribuyeron en ocho grupos de áreas priorizadas por el Gobierno; cada grupo está recibiendo el apoyo de una universidad colombiana con reconocidos equipos de investigación. (Puede leer: Así será la Misión de Sabios del Bicentenario)
La Javeriana, la Universidad Industrial de Santander, la Universidad de Antioquia, la Universidad de los Andes, la Jorge Tadeo lozano, la Universidad del Rosario, EAFIT y la Universidad Nacional son las instituciones educativas escogidas.
Los ocho grupos de investigación son: Ciencias de la Vida y la Salud; Biotecnología, Bioeconomía y Medio Ambiente; Océano y Recursos Hidrobiológicos; Ciencias Básicas y del Espacio; Energía Sostenible; Tecnologías Convergentes —Nano, Bio, Info y Cogno— Industrias 4.0, e Industrias Creativas y Culturales, Ciencias Sociales, Desarrollo Humano y Equidad. (Lea también: De madres comunitarias a maestras: el anhelo de 69.000 mujeres)
La nueva misión tiene una Secretaría Técnica General liderada por Cristina Garmendia, exministra de Educación de España, quien definirá estrategias y protocolos, hará acompañamiento permanente a los coordinadores de cada foco y brindará soporte a las universidades participantes.
Se espera que se realicen tres sesiones de cada área temática, en las cuales se asignarán responsabilidades y se definirán alcances. “La agenda de las reuniones y las fechas específicas será concertada entre los integrantes de cada grupo”, afirmó la Vicepresidencia en un documento. El propósito de esta metodología es que, antes de culminar el año 2019, cada grupo entregue una hoja de ruta que haga un diagnóstico del sector y señale los problemas que se deberán atender con prioridad. (Lea también: Estos son los 43 "sabios" de la Misión de ciencia, tecnología e innovación)
En específico se espera que cada subcomisión entregue un documento con “recomendaciones factibles y propuestas relevantes para responder a desafíos productivos y sociales que logren un desarrollo sostenible e inclusivo del país”.
Tal como ocurrió hace 25 años, la esperanza de una Colombia que rompa el círculo de violencia y desigualdad al que parece estar condenada y escoja el camino de la ciencia, la tecnología y la educación para alcanzar el desarrollo económico y social reside en las ideas de un pequeño grupo de personalidades que han dedicado su vida a pensar un país mejor. Ojalá esta vez los análisis y las recomendaciones que realice la nueva misión sean las bases de la nueva política pública nacional en estos campos y ayuden. (Lea también: Donación de órganos, lo que esperan 1.833 colombianos)
Como dijo el profesor Moisés Wasserman en el discurso de inauguración de la nueva misión: “Todo el mundo reconoce que la riqueza principal de los pueblos es el conocimiento, no el subsuelo. El desarrollo no se mide con las reservas de oro en el banco central, sino con el potencial de la nación para dar respuesta a retos y problemas cada vez más complejos”. (Puede leer: El discurso de Moisés Wasserman para la Misión de Sabios del Bicentenario)