Brad Pitt, la condena de ser bello
El estadounidense ganó su primer Óscar a mejor actor de reparto por su actuación en “Érase una vez en… Hollywood”.
Karen Rodríguez Rojas / @KarenRRodriguez
Han pasado 29 años desde la aparición de Brad Pitt en la pantalla grande. Fue en “Thelma y Louise” (1991), cuando trabajó junto a Geena Davis y Susan Sarandon. Bastaron siete minutos para robarse las miradas y convertirse en uno de los actores más eróticos de Hollywood. Hoy aún se recuerda el momento en el que se saca la secadora de cabello que había metido en su pantalón y la mueve como un arma, fingiendo que le dispara a Thelma.
El chico sexy, proveniente de la localidad de Shawnee en Oklahoma (Estados Unidos), llegó a Los Ángeles con la firme intención de conquistar a los más grandes de la industria del cine y la televisión. Pero antes de llegar ahí, de ser portada en cientos de revistas, de acaparar la atención de todo el mundo, fue un joven común y corriente que tuvo que realizar diversos trabajos que se ofrecían en una agencia.
“Hice de chófer, de estríper; entregué neveras portables a estudiantes de la universidad…”, relató el actor a El País de España. Fue la imagen de El Pollo Loco, un establecimiento ubicado en la calle Sunset Boulevard, donde tenía que usar un disfraz de pollo y bailar. Todo esto para poder pagar sus clases de actuación.
Pitt quiso ser actor. No importó dejar sus estudios de periodismo en la Universidad de Misuri a solo dos créditos de terminar. Él quería estar en la pantalla y sus deseos lo llevaron a empacar sus cosas y viajar a la ciudad donde están las grandes estrellas. Este fue un viaje sin retorno. “Mi misión era acabar en las películas. Eran las historia que quería”, dijo en una entrevista.
En 1987 hizo pequeños papeles en las películas “No hay salida”, “No Man’s Land” y “Less Than Zero”, aunque no aparecía en los créditos. Ese mismo año debutó en televisión en la comedia de “Growing Pains”, de ABC. Desde ahí no ha parado.
William Bradley Pitt ha interpretado a soldados, marineros, hombres sexys y adinerados, pobres, ladrones, vampiros, la lista es innumerable. Sin embargo, quizá su mejor papel es el de ser Brad Pitt: el actor que ama la cámara (o la cámara lo ama a él) y hoy, con 56 años, ha demostrado que es más que una bomba sexy.
“¿Qué es ser hombre? Crecimos con una idea de la masculinidad centrada en ser fuerte, no mostrar ni debilidades ni vulnerabilidades. Eso nos lleva a reprimir una parte de nosotros, y con ella, nuestros dolores, arrepentimientos, heridas. Te construyes una barrera que te obstaculiza en la relación con los demás, y también contigo mismo”, dijo a El País.
El actor ha sido juzgado duramente por su físico. Se ha creído que su belleza no le permite a la crítica creer en su talento, pese a que su trabajo en “Moneyball”, “El curioso caso de Benjamin Button” y “Doce monos” le mereció la nominación en tres ocasiones al Óscar. Con la paradoja de que la academia le otorgó una estatuilla como productor de “12 años de esclavitud”.
Hoy, con una nominación más a Mejor actor de reparto por “Érase una vez en… Hollywood”, él es el que cree que aún es muy pronto para recibir un premio de estos, pues según ha dicho, “se trata de que las películas tengan significado para la gente. Si haces este trabajo por los premios, estás jodido”.
Han sido más de 30 años de carrera actoral y apenas reúne 8 premios: un Óscar y un Bafta como productor de “12 años de esclavitud”, un Globo de Oro, uno a mejor actor de reparto por “Doce monos”, una Copa Volpi al mejor actor por “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, un premio del Sindicato de Actores por “Bastardos sin gloria”, un Emmy por “Un corazón normal“. Sin embargo, el trabajo en “Érase una vez en… Hollywood” es el que hasta el momento más galardones le ha traído: un Bafta, un Globo de Oro, un premio del Sindicato de Actores y se espera que el codiciado Óscar a mejor actor de reparto por fin llegue a sus manos.
Su belleza ha sido su bendición y su yugo. Se habla de que Brad Pitt es actor, productor, filántropo, activista y papá. Pero él simplemente quiere ser actor y productor, ni siquiera sueña con dirigir porque considera que no tiene nada que contar. Pese a que su vida es una gran historia: el joven sexy que salió de un barrio en el que aprendió a no quejarse sino a salir adelante. El hombre que superó su adicción a la droga, pero se enfrentó a una seria dependencia al alcohol. El que se casó con Jennifer Aniston pero se separó por estar con Angelina Jolie. El actor que de forma recurrente vuelve a su infancia, a los recuerdos con su familia, y confiesa en las entrevistas que el secreto de humildad está en sus raíces.
La carrera de Brad Pitt ha estado marcada por el éxito y el reconocimiento. Directores de la talla de Quentin Tarantino, Alejandro González Iñárritu, Doug Liman, David Fincher, por nombrar algunos, han contribuido a la formación de esta estrella del séptimo arte.
Han pasado 29 años desde la aparición de Brad Pitt en la pantalla grande. Fue en “Thelma y Louise” (1991), cuando trabajó junto a Geena Davis y Susan Sarandon. Bastaron siete minutos para robarse las miradas y convertirse en uno de los actores más eróticos de Hollywood. Hoy aún se recuerda el momento en el que se saca la secadora de cabello que había metido en su pantalón y la mueve como un arma, fingiendo que le dispara a Thelma.
El chico sexy, proveniente de la localidad de Shawnee en Oklahoma (Estados Unidos), llegó a Los Ángeles con la firme intención de conquistar a los más grandes de la industria del cine y la televisión. Pero antes de llegar ahí, de ser portada en cientos de revistas, de acaparar la atención de todo el mundo, fue un joven común y corriente que tuvo que realizar diversos trabajos que se ofrecían en una agencia.
“Hice de chófer, de estríper; entregué neveras portables a estudiantes de la universidad…”, relató el actor a El País de España. Fue la imagen de El Pollo Loco, un establecimiento ubicado en la calle Sunset Boulevard, donde tenía que usar un disfraz de pollo y bailar. Todo esto para poder pagar sus clases de actuación.
Pitt quiso ser actor. No importó dejar sus estudios de periodismo en la Universidad de Misuri a solo dos créditos de terminar. Él quería estar en la pantalla y sus deseos lo llevaron a empacar sus cosas y viajar a la ciudad donde están las grandes estrellas. Este fue un viaje sin retorno. “Mi misión era acabar en las películas. Eran las historia que quería”, dijo en una entrevista.
En 1987 hizo pequeños papeles en las películas “No hay salida”, “No Man’s Land” y “Less Than Zero”, aunque no aparecía en los créditos. Ese mismo año debutó en televisión en la comedia de “Growing Pains”, de ABC. Desde ahí no ha parado.
William Bradley Pitt ha interpretado a soldados, marineros, hombres sexys y adinerados, pobres, ladrones, vampiros, la lista es innumerable. Sin embargo, quizá su mejor papel es el de ser Brad Pitt: el actor que ama la cámara (o la cámara lo ama a él) y hoy, con 56 años, ha demostrado que es más que una bomba sexy.
“¿Qué es ser hombre? Crecimos con una idea de la masculinidad centrada en ser fuerte, no mostrar ni debilidades ni vulnerabilidades. Eso nos lleva a reprimir una parte de nosotros, y con ella, nuestros dolores, arrepentimientos, heridas. Te construyes una barrera que te obstaculiza en la relación con los demás, y también contigo mismo”, dijo a El País.
El actor ha sido juzgado duramente por su físico. Se ha creído que su belleza no le permite a la crítica creer en su talento, pese a que su trabajo en “Moneyball”, “El curioso caso de Benjamin Button” y “Doce monos” le mereció la nominación en tres ocasiones al Óscar. Con la paradoja de que la academia le otorgó una estatuilla como productor de “12 años de esclavitud”.
Hoy, con una nominación más a Mejor actor de reparto por “Érase una vez en… Hollywood”, él es el que cree que aún es muy pronto para recibir un premio de estos, pues según ha dicho, “se trata de que las películas tengan significado para la gente. Si haces este trabajo por los premios, estás jodido”.
Han sido más de 30 años de carrera actoral y apenas reúne 8 premios: un Óscar y un Bafta como productor de “12 años de esclavitud”, un Globo de Oro, uno a mejor actor de reparto por “Doce monos”, una Copa Volpi al mejor actor por “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, un premio del Sindicato de Actores por “Bastardos sin gloria”, un Emmy por “Un corazón normal“. Sin embargo, el trabajo en “Érase una vez en… Hollywood” es el que hasta el momento más galardones le ha traído: un Bafta, un Globo de Oro, un premio del Sindicato de Actores y se espera que el codiciado Óscar a mejor actor de reparto por fin llegue a sus manos.
Su belleza ha sido su bendición y su yugo. Se habla de que Brad Pitt es actor, productor, filántropo, activista y papá. Pero él simplemente quiere ser actor y productor, ni siquiera sueña con dirigir porque considera que no tiene nada que contar. Pese a que su vida es una gran historia: el joven sexy que salió de un barrio en el que aprendió a no quejarse sino a salir adelante. El hombre que superó su adicción a la droga, pero se enfrentó a una seria dependencia al alcohol. El que se casó con Jennifer Aniston pero se separó por estar con Angelina Jolie. El actor que de forma recurrente vuelve a su infancia, a los recuerdos con su familia, y confiesa en las entrevistas que el secreto de humildad está en sus raíces.
La carrera de Brad Pitt ha estado marcada por el éxito y el reconocimiento. Directores de la talla de Quentin Tarantino, Alejandro González Iñárritu, Doug Liman, David Fincher, por nombrar algunos, han contribuido a la formación de esta estrella del séptimo arte.