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                                                                                                                                Gustavo Tatis Guerra: “Un libro es siempre una criatura viva”

                                                                                                                                Tatis Guerra lanza hoy, en el salón Pierre Daguet, de la Institución Universitaria Bellas Artes, (Unibac), en Cartagena de Indias, su nueva novela: “El soñador de tesoros”, inspirada en el guitarrista cartagenero Miroslav Swoboda.

                                                                                                                                Karina Medina

                                                                                                                                Portada de la más reciente novela de Gustavo Tatis Guerra. / Cortesía
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Puede leer: Harold Bloom: "entiendo la crítica literaria como una manifestación de la literatura"

                                                                                                                                ¿Cómo decidió llevar la historia de la niñez del guitarrista cartagenero Miroslav Swoboda a la literatura?

                                                                                                                                La ficción compite siempre con la realidad, aunque a veces la realidad la rebasa. Ese fue el caso de mi breve novela El soñador de tesoros, publicada por Norma, cuyos personajes son niños y niñas de Cartagena de Indias, entre los nueve y diez años. Hace muchos años, conversando con mi amigo el guitarrista cartagenero Miroslaw Swoboda (Miro Pablo), de padre croata y madre cereteana, me contó una historia de su infancia que me dejó boquiabierto. Me decía que en la vieja casa donde él nació, en la calle Santos de Piedra, en el corazón de la ciudad amurallada, frente a la Catedral, a dos pasos del Parque de Bolívar, oía llorar a una niña todas las noches, detrás de las altas paredes de la casa colonial. Y él les preguntaba a sus papás quién era esa niña que lloraba, y sus padres creían que él se lo había imaginado, hasta que un día el padre inició la remodelación interna de la casa. Derribó una parte del muro para hacer unos cuartos: detrás del muro derribado encontraron un cuarto de muñecas del siglo XVII, destruidas por el paso del tiempo, algunas con la cabeza suelta y la ropa deshecha. Le dije a Miro Pablo que ese era el comienzo de la trama de mi novela. La sola historia de la casa era ya una novela. En esa casa había vivido el pirata inglés Francis Drake, quien asaltó la ciudad tres veces, tras el botín del oro. Así que la novela surgió no de manera racional, sino de ese impacto emocional.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No es una novela fantástica, pero sí contiene elementos de la fantasmalidad con la que los cartageneros han vivido a lo largo de más de cuatro siglos, en esas casas antiguas donde han vivido piratas, traficantes de africanos esclavizados, mercaderes, frailes y monjas, viajeros y nativos. Es una historia contada por una niña. Creo que uno tampoco racionaliza si la historia puede despertar la curiosidad que suscitó en uno al escribirla o al conocer los episodios vividos por Miro Pablo. Pero pienso que la sola trama de la novela es una puerta para entrar a los incontables misterios que guarda la historia de Cartagena de Indias y los secretos guardados de sus casas.

                                                                                                                                ¿Está escrita para un público en especial?

                                                                                                                                Es una novela para todos los públicos: niños, jóvenes y adultos. La literatura no tiene edad. Pero por el hecho de que el narrador principal sea una niña, el lenguaje mantiene un ritmo verbal que corresponde también al estudio de las voces, vidas y pensamientos de los niños. No se pueden escribir novelas con personajes infantiles si no conocemos o tenemos una experiencia humana con esos niños. Aquí no estoy evocando al niño que yo era, sino dejando hablar naturalmente a los niños, que son los protagonistas de esta historia. Los adultos aquí son los padres de Miro Pablo y el ajedrecista Restom Bitar, quien aparece allí como amigo cercano del padre de Miro. Y en la vida real, el ajedrecista vivió en una de las habitaciones de la casa donde transcurre la novela.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Puede leer: Eduardo Sacheri: “la vida es un permanente dilema moral”

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Es un camino que me seduce pero sé que no es nada fácil, porque los niños del siglo XVII o los nacidos en el siglo XXI no son los mismos. Los niños de hoy son intergalácticos y navegan desde antes de nacer en las nuevas tecnologías. Y los mundos que sedujeron a los niños de la época de Rafael Pombo no son los mismos que vivimos hoy. Para mí, lo que define una literatura para niños y jóvenes no es la edad solamente, sino la voz del narrador. El que cuenta la historia en la novela debe ser un niño o una niña. Eso es clave. El adulto es un intruso de esa mirada infantil, que puede ser inocente o cruel. Quiero decir que el adulto en verdad adultera ese mundo que en el niño es siempre hijo de las preguntas. y de la insaciable curiosidad por saber cómo se hizo el mundo y cómo surgió la vida.

                                                                                                                                ¿Existe una literatura infantil?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Existe una literatura, y eso escapa a la manía de rotular o estereotiparlo todo o clasificarlo dentro de un género específico. Comprendo que esto forma parte también del proceso de formación del niño o del joven. Hay libros que pueden impactar en ciertos momentos de nuestra vida. A mí El Principito me impactó muchísimo. Y siempre he pensado que ese clásico de la literatura francesa se clasifica de infantil siendo una novela filosófica, y es porque los protagonistas son un piloto y un niño. Y su autor lo ilustró con la gracia imaginativa de un niño. Eso fue un valor agregado al libro. Creo que el futuro del libro tendrá entre sus senderos visibles el de que la imaginación sea un campo de interactuación de la memoria y la creatividad sin límites, que aproveche doblemente el encanto del libro impreso e interpele al libro digital, o viceversa: que el digital también interpele al impreso. O los dos dialoguen en senderos donde el lector, seducido por las narraciones, a su vez puede dialogar con el libro. Es que un libro es siempre una criatura viva, orgánica, al que se le sienten incluso los latidos de su corazón.

                                                                                                                                ¿Cuál es su sueño como escritor?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Seguir siendo cronista y narrador de cuentos, novelas y poemas. Mi experiencia como cronista ha sido básica para redescubrir, en la vida cotidiana, historias que nutren todo lo que escribo. La realidad contiene a la ficción. Y no es la ficción la que contiene a la realidad. Cuando hablamos de realidad, eso nunca puede ser en singular: hay muchos universos dentro de eso que llamamos subjetivamente realidad. Pero muchas veces, la ficción es uno de los caminos o herramientas para descifrar las realidades.

                                                                                                                                Portada de la más reciente novela de Gustavo Tatis Guerra. / Cortesía
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Puede leer: Harold Bloom: "entiendo la crítica literaria como una manifestación de la literatura"

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                                                                                                                                La ficción compite siempre con la realidad, aunque a veces la realidad la rebasa. Ese fue el caso de mi breve novela El soñador de tesoros, publicada por Norma, cuyos personajes son niños y niñas de Cartagena de Indias, entre los nueve y diez años. Hace muchos años, conversando con mi amigo el guitarrista cartagenero Miroslaw Swoboda (Miro Pablo), de padre croata y madre cereteana, me contó una historia de su infancia que me dejó boquiabierto. Me decía que en la vieja casa donde él nació, en la calle Santos de Piedra, en el corazón de la ciudad amurallada, frente a la Catedral, a dos pasos del Parque de Bolívar, oía llorar a una niña todas las noches, detrás de las altas paredes de la casa colonial. Y él les preguntaba a sus papás quién era esa niña que lloraba, y sus padres creían que él se lo había imaginado, hasta que un día el padre inició la remodelación interna de la casa. Derribó una parte del muro para hacer unos cuartos: detrás del muro derribado encontraron un cuarto de muñecas del siglo XVII, destruidas por el paso del tiempo, algunas con la cabeza suelta y la ropa deshecha. Le dije a Miro Pablo que ese era el comienzo de la trama de mi novela. La sola historia de la casa era ya una novela. En esa casa había vivido el pirata inglés Francis Drake, quien asaltó la ciudad tres veces, tras el botín del oro. Así que la novela surgió no de manera racional, sino de ese impacto emocional.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No es una novela fantástica, pero sí contiene elementos de la fantasmalidad con la que los cartageneros han vivido a lo largo de más de cuatro siglos, en esas casas antiguas donde han vivido piratas, traficantes de africanos esclavizados, mercaderes, frailes y monjas, viajeros y nativos. Es una historia contada por una niña. Creo que uno tampoco racionaliza si la historia puede despertar la curiosidad que suscitó en uno al escribirla o al conocer los episodios vividos por Miro Pablo. Pero pienso que la sola trama de la novela es una puerta para entrar a los incontables misterios que guarda la historia de Cartagena de Indias y los secretos guardados de sus casas.

                                                                                                                                ¿Está escrita para un público en especial?

                                                                                                                                Es una novela para todos los públicos: niños, jóvenes y adultos. La literatura no tiene edad. Pero por el hecho de que el narrador principal sea una niña, el lenguaje mantiene un ritmo verbal que corresponde también al estudio de las voces, vidas y pensamientos de los niños. No se pueden escribir novelas con personajes infantiles si no conocemos o tenemos una experiencia humana con esos niños. Aquí no estoy evocando al niño que yo era, sino dejando hablar naturalmente a los niños, que son los protagonistas de esta historia. Los adultos aquí son los padres de Miro Pablo y el ajedrecista Restom Bitar, quien aparece allí como amigo cercano del padre de Miro. Y en la vida real, el ajedrecista vivió en una de las habitaciones de la casa donde transcurre la novela.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                ¿Le atrae la narrativa para niños?

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                ¿Existe una literatura infantil?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Existe una literatura, y eso escapa a la manía de rotular o estereotiparlo todo o clasificarlo dentro de un género específico. Comprendo que esto forma parte también del proceso de formación del niño o del joven. Hay libros que pueden impactar en ciertos momentos de nuestra vida. A mí El Principito me impactó muchísimo. Y siempre he pensado que ese clásico de la literatura francesa se clasifica de infantil siendo una novela filosófica, y es porque los protagonistas son un piloto y un niño. Y su autor lo ilustró con la gracia imaginativa de un niño. Eso fue un valor agregado al libro. Creo que el futuro del libro tendrá entre sus senderos visibles el de que la imaginación sea un campo de interactuación de la memoria y la creatividad sin límites, que aproveche doblemente el encanto del libro impreso e interpele al libro digital, o viceversa: que el digital también interpele al impreso. O los dos dialoguen en senderos donde el lector, seducido por las narraciones, a su vez puede dialogar con el libro. Es que un libro es siempre una criatura viva, orgánica, al que se le sienten incluso los latidos de su corazón.

                                                                                                                                ¿Cuál es su sueño como escritor?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Seguir siendo cronista y narrador de cuentos, novelas y poemas. Mi experiencia como cronista ha sido básica para redescubrir, en la vida cotidiana, historias que nutren todo lo que escribo. La realidad contiene a la ficción. Y no es la ficción la que contiene a la realidad. Cuando hablamos de realidad, eso nunca puede ser en singular: hay muchos universos dentro de eso que llamamos subjetivamente realidad. Pero muchas veces, la ficción es uno de los caminos o herramientas para descifrar las realidades.

                                                                                                                                Por Karina Medina

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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