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Hace un año Alejandro González compuso los versos de una canción con la que pensaba proponerle matrimonio a su novia, la presentadora Manuela Cardona. Le dio una y mil veces vuelta a la letra, se la leía constantemente, pero, confiesa, sentía que no era el momento de lanzarla al público, quería que Hasta Viejitos marcara un momento importante en su vida profesional. Por eso, le dio prioridad al movimiento Tropipop is Back y eligió a Celosa como el sencillo con el que el haría que el tropipop volviera a sonar en las principales emisoras nacionales.
Con el regreso al ruedo de este género, Carlos Vives decidió apadrinar a Juan Felipe Samper, Sebastián Yepes, Mauricio Rodríguez, Mauricio Tejeiro, a los integrantes de Wamba y por supuesto a Alejandro González. Constantemente el “Patrón”, cómo le dicen con cariño al samario, los reunía en su estudio para preguntarles sobre los proyectos en los que estaban trabajando y empezar a componer diversos temas de tropipop, en el que el folclor fuera el protagonista. (Le puede interesar: Alejandro González revive el tropipop con "Te pediré")
Cuando le llegó el turno a Alejandro le mostró la letra de Hasta Viejitos, la historia de una pareja enamorada que está junta desde joven hasta llegar a la vejez. El silencio reinó en el estudio de grabación y, con emoción, Carlos Vives le propuso que cantaran juntos este sencillo. González, asegura, emocionado aceptó la propuesta. “Desde niño soñé en hacer una canción con él, es uno de mis ídolos musicales, crecí con sus canciones y fue uno de los artistas que me llevó a querer hacer lo que hago. Además, la influencia de él en el tropipop ha sido sumamente importante”, añade. (Lea también: Alejandro González, abanderado del tropipop)
A los pocos días comenzaron a planear el video, Alejandro González quería que Manuela fuera la protagonista. Bajo la dirección de Sergio De Ávila eligieron una casa en Yerbabuena, a las afueras de Bogotá, como escenario para contar esa historia de amor: la de ellos. Alejandro buscaba dejar una huella con esta canción, se ingenió la idea de pedirle la mano a Manuela durante el rodaje y que quedara un registro en su carrera de este momento, según él, el más importante en su vida personal y profesional. (Además: El tropipop se niega a desaparecer)
“Lo más difícil del rodaje y donde estaba el reto de lograr la pedida de mano, era que Manuela Cardona no se diera cuenta, a pesar de que era la protagonista del video”, comenta el artista. El equipo de producción completo, Carlos Vives y su esposa, Claudia Elena Vásquez, fueron sus cómplices. Durante todo el día grabaron las otras escenas del video en las que sale el samario y Alejandro y Manuela vestidos como viejitos y, como escena final, dejaron una toma con pirotecnia. Le explicaron a Manuela que debía quedar perfecta porque solo había presupuesto para que la pólvora saliera una vez.
Cuando llegó el momento, los productores comenzaron a actuar. Gritaron a una sola voz “pirotecnia, corta”, no salió pólvora y, supuestamente el rodaje quedó en pausa, pero las cámaras siguieron grabando. Alejandro González comenzó a hablar con Manuela, le aseguró que ese día había sido una locura y era casi perfecto, se refería a materializar el sueño de cantar con Carlos Vives. Le confesó que para que terminara de la mejor manera le faltaba una sola cosa. Se arrodilló, al fondo en un letrero de 800 bombillos rezaba la frase “quieres casarte conmigo” y de su bolsillo sacó el anillo para pedirle la mano. Ella, emocionada y llorando, no lo dejó terminar la frase y comenzó a brincar y a gritar que aceptaba.
“Fue una logística y producción muy grande y meticulosa. El momento exacto fue demasiado emocionante, tenía muchísimos nervios y ansiedad. Al final quedó un recuerdo espectacular, es un momento real e inmejorable y quedó registrado en el video”, dice el bogotano. Entre risas cuenta que Manuela Cardona llevaba muchos meses esperando a que él le pidiera la mano y en cada cena o viaje creía que iba a ser el momento. Añade que esta vez no sospechó y que de la emoción ni siquiera se dio cuenta del letrero y la decoración que tenía preparada para semejante suceso.
Para Alejandro González, más allá de las cifras que registre, esta es la canción más importante en su carrera, pues cumplió el sueño de cantar con uno de sus ídolos y pudo pedirle la mano al amor de su vida. Invita por medio de sus letras a los jóvenes a que le sigan apostando al amor verdadero y a la estabilidad.