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Con la derrota por penales ante Inglaterra, luego de empatar 1-1 en los 120 minutos de juego, este martes en el estadio Spartak de Moscú, el técnico José Pékerman completó 50 partidos oficiales al frente de la selección colombiana de fútbol, con un rendimiento del 58,5 %, luego de 25 partidos ganados, 12 empatados y 13 perdidos. En Mundiales, ha disputado nueve, ganado en seis, empatado en uno y caido en dos. En las eliminatorias, ha dirigido 31, con 15 victorias, ocho empates y ocho derrotas, mientras que en Copa América han sido 10 encuentros, con cuatro triunfos, tres empates y tres caídas. Aparte de que los resultados respaldan su gestión, lo más valioso no es eso sino la huella que deja en un grupo al que le cambió la mentalidad y lo llevó a meterse entre las potencias futbolísticas del mundo, luchando de igual a igual ante equipos como Inglaterra. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018
El argentino fue el artífice del regreso a un Mundial de fútbol después de 16 años. Lo hizo con una nueva generación, la cual consolidó y no sólo le alcanzó para hacer una gran Copa del Mundo en Brasil 2014, sino que clasificó a Rusia 2018, en donde llegó a instancias finales. Pékerman acostumbró a los colombianos a ver a su selección en segunda fase, y lo hizo ver como si fuera algo sencillo de lograr. Pero es de valorar su persistencia, la cabeza siempre arriba aun en los malos momentos y la capacidad de lograr trabajar la mentalidad de un plantel que supo responder en la mayoría de los instantes de presión.
Este martes ante los ingleses planteó bien el partido, el equipo jugó un primer tiempo ordenado y tácticamente impecable, sin embargo, en la parte complementaria se desequilibró el juego por un dudoso penal de Carlos Sánchez sobre Harry Kane y es esta jugada es la que terminó desequilibrando un juego parejo. (Puede leer: José Pékerman: "Estos jugadores merecían más")
En Colombia no se negocian las ganas, la garra ni el esfuerzo. El dejarlo todo en el terreno de juego sin importar cuál vaya a ser el final. Así las cosas, estén saliendo bien o mal, estos integrantes de la selección nacional tienen en la cabeza una idea de meter berraquera mientras el cuerpo lo permita. Las ganas siempre alcanzan. El talento está y sólo es cuestión de tener una mentalidad ganadora. El partido puede ir abajo en el marcador, el tiempo estar llegando al final, pero como resultado de esa entrega se pueden terminar dando los resultados anhelados. Eso, gracias en gran parte a Pékerman.
Su huella no quedará sólo en el aspecto futbolístico, también en la evolución que tuvo la infraestructura del balompié nacional. A su llegada, una de sus primeras exigencias fue que se construyera una sede deportiva de la Federación, en la que se pudieran hacer concentraciones y microciclos de trabajo. En Bogotá se le hizo realidad su pedido y hoy en día existe un complejo deportivo de primer nivel, en la altura (2.600 metros). También está en construcción una sede al nivel del mar, en Barranquilla, ciudad en la que la selección nacional disputará sus partidos de local en las eliminatorias. (Lea: José Pékerman, el segundo técnico con mayor edad de Rusia 2018)
Uno de sus pecados es que se mantuvo aislado del trabajo en las inferiores de la selección. A pesar de que tuvo contacto en su momento con el técnico Carlos Piscis Restrepo, quien dirigió a la selección olímpica en Río 2016, e intentó en algún momento vincular a futbolistas jóvenes al primer equipo, no dejó un proyecto estructurado que vaya a dar frutos como si lo hizo cuando estuvo al frente de la selección argentina.
El querer aislarse de la prensa benefició a los jugadores, pues logró romper con esa manera antigua de trabajar en la que no existía un espacio entre los protagonistas y los medios. Rompió esa costumbre de los amiguismos entre entrenadores y periodistas y trató igual a todos. Sin embargo, se excedió en ese aspecto y por querer guardar siempre a su grupo, terminó pecando de excesos. El silencio genera muchas veces más ruido que las voces oficiales y por no dar la cara en momentos que lo ameritaban aparecieron especulaciones que lo llegaron afectar, como el tema de su vínculo con empresarios o uno de los caballos de batalla de sus contradictores: la falta de trabajo. (Le puede interesar: El modelo Pékerman está en juego)
Quizás a Pékerman se le valorará después. En lo momentos en que los resultados siguientes no sean iguales a los que él acostumbró a tener. Quienes han compartido con él, lo catalogan como un hombre que no descuida detalles y que siempre está buscando la manera de sacar lo mejor de sus jugadores. En Rusia una vez más lo demostró. El equipo estuvo al borde de la gesta y cayó pero de pie.
En los próximos días se confirmará el final de su era, un proceso exitoso que será recordado por siempre. Su capitulo en la historia del fùtbol colombiano es extenso y siempre ocuprá un lugar especial. ¿Llegará el tiempo de Juan Carlos Osorio? Es lo más seguro.