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En el Country Club de Moscú ya no corre la brisa helada de los primeros días de junio. En los últimos entrenamientos de la selección de Bélgica la temperatura fue alta, no bajó de los 28 grados Celsius. (Vea nuestro especial sobre el Mundial de Rusia 2018)
De a poco se va metiendo el verano en la capital rusa. Un ambiente ideal para practicar. En la cara del entrenador Roberto Martínez se ve tranquilidad, de vez en cuando esboza una sonrisa y con su mano derecha se seca el sudor de la frente. El diálogo con su asistente técnico, Graeme Jones, es constante: planean el último duelo de la fase de grupos contra Inglaterra. Ambos ya están clasificados.
A lo largo de este Mundial, Martínez ha maravillado con su planteamiento y el juego de la selección belga ha fascinado con su fútbol rápido, potente y eficaz. (Lea: Mundial de Rusia: ¿Por qué para Senegal jugar contra Colombia es asunto de Estado?)
Ante Panamá y Túnez demostraron su capacidad goleadora, marcaron ocho anotaciones y sólo recibieron dos. Tienen los mismos números de Inglaterra y sólo pierden el primer lugar en el grupo G por una tarjeta amarilla más que los británicos. Pero ese juego que han demostrado los diablos rojos es el mismo de las eliminatorias, fase en la que disputaron 10 encuentros y marcaron 43 tantos, recibieron seis y terminaron con una diferencia de +37.
Desde su llegada, Roberto Martínez impuso su idea, la misma que lo hizo brillar con equipos como el Swansea, Wigan y Everton en la difícil Premier League. Esto potenció al combinado belga, que se acopló rápidamente a esa forma de juego debido a que 11 de sus 23 seleccionados juegan en esta liga. (Puede leer: Romelu Lukaku, un goleador silencioso)
El español entendió de inmediato con qué contaba y con qué no. Era un equipo sin laterales de ida y vuelta, así que cambió el dibujo táctico con una defensa de tres y dos carrileros, como Yannick Carrasco y Thomas Meunier, quien combina su posición con Nacer Chadli.
Además juntó a jugadores en zona de ataque como Kevin de Bruyne, Eden Hazard y Romelu Lukaku. Todos con presente en el fútbol inglés. Los tres se integraron rápido al esquema de juego del entrenador español gracias a su experiencia en la Premier, que siempre se ha caracterizado por implementar un estilo rápido, de potencia, buen juego aéreo y poco cortado. De igual manera, en la zona posterior combinó a tres defensores que juegan en Inglaterra: Toby Alderweireld, Jan Vertoghen y Vincent Kompany (este último se está recuperando de una lesión), quienes imponen su presencia física. Al igual que el arquero Thibaut Courtois. También hizo parte de este tridente Thomas Vermaelen, quien jugó con el Arsenal, pero no fue convocado al Mundial por una lesión en el bíceps femoral del muslo derecho. (Lea: La generación dorada de Bélgica llegó pisando fuerte al Mundial de Rusia)
Con la influencia de Inglaterra y sus nueve años de experiencia como entrenador en ese país y ocho como jugador, Roberto Martínez sólo ultima detalles en Moscú para enfrentar a los ingleses, que son su último escollo en la fase de grupos. Una victoria los clasifica como primeros o un empate con dos tarjetas amarillas más para sus rivales. Pero es un resultado que no los afana. Ya con el pase a octavos de final este encuentro contra los británicos es uno más que servirá para seguir potenciando un estilo de juego que ha maravillado a Rusia y el mundo y alienta a los belgas con su ilusión dorada.