Más preparación, menos liderazgo: solo el 23,1% de mujeres en juntas directivas
A pesar de estar igual o más preparadas que sus colegas hombres, las mujeres solo ocupan el 23.1% de los cargos en juntas directivas. ¿Por qué sigue siendo tan difícil para las mujeres llegar a posiciones de toma de decisiones?
Valentina Guerrero Rojas
La brecha de género en entornos laborales es una problemática que, durante siglos, ha afectado a la mitad de la sociedad. A pesar de los avances logrados en la lucha por el trabajo digno e igualitario, hoy en día persisten disparidades fundamentadas en prejuicios y estereotipos que evalúan el trabajo de las mujeres en función de variables que poco tienen que ver con las habilidades y conocimientos que requieren para ejercer su profesión.
En 2023, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un informe que reflejaba una desigualdad salarial del 11,3% entre el promedio de sueldo de hombres y mujeres. Esto significa que, en promedio, por cada dólar ganado por un hombre, una mujer recibe 89 centavos durante el mismo periodo de tiempo.
Aunque la brecha de desigualdad más visible suele ser la salarial, en el mundo corporativo, también existen importantes vacíos en la inclusión equitativa de mujeres en cargos de poder y toma de decisiones. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en América Latina y el Caribe las mujeres ocupan solo el 15% de los cargos directivos y son dueñas de apenas el 14% de las empresas.
Según el informe, las mujeres tienen una mayor participación en cargos bajos (36%) que en cargos altos (25%). Además, se evidenció una mayor contratación de mujeres en áreas como la comunicación o relaciones públicas, mientras que en áreas más técnicas, como el comercio exterior, las mujeres representan menos del 35% del personal. Esto se suma al hecho de que ellas solo representan el 35% de la fuerza laboral que utiliza tecnologías avanzadas.
Estas cifras indican que, a pesar de ser un poco más del 50% de la población mundial, las mujeres enfrentan barreras en el mundo laboral desde el momento en que se postulan a una vacante, pues socialmente se les considera más para perfiles intermedios que para perfiles de dirección.
Así lo confirmó Tatyana Orozco, expresidente de Arena del Río, y una de las fundadoras del Club 30% en Colombia, una propuesta que busca alcanzar al menos el 30% de participación femenina en las juntas directivas. En entrevista con El Espectador, explicó frente a las razones por las que se contratan menos mujeres para cargos altos que: “Aquí hay una tradición histórica. Hay personas que llevan años en la junta directiva y que no se renuevan porque a las empresas les da una sensación de familiaridad y confort. Entonces, a la hora de las elecciones de juntas directivas, tienden a escoger hombres porque es lo que se ha hecho anteriormente”.
Lea también: Cuidar en condiciones dignas: la deuda que Colombia quiere saldar con las mujeres
En Colombia, un informe del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo (CEGC) del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA) afirma que el año pasado la participación de las mujeres en juntas directivas de los emisores de valores aumentó apenas un 0,8% respecto al año anterior, alcanzando el 23,1%. Esto refleja una desaceleración significativa en la búsqueda de diversidad dentro del mercado laboral, en comparación con años anteriores.
Pero las barreras van más allá de una “tradición” instaurada en la cultura organizacional, o en una sociedad acostumbrada a ver hombres en cargos altos. Las mujeres enfrentan otro tipo de obstáculos asociados al estigma y los cuestionamientos. “De repente hay requisitos que se les piden a las mujeres y que no se les exigen a los hombres. Por ejemplo, pedían experiencia como presidenta de una compañía, pero sabemos que hay desigualdad de oportunidades, por lo que hay menos mujeres presidentas. Luego, pedían un curso relacionado con el tema y resulta que a los hombres no se lo pedían”, explica Orozco.
Más mujeres preparadas, pero menor participación en cargos de toma de decisiones
Las barreras que mencionó Orozco no están ligadas a la falta de formación o preparación de las mujeres, sino a estereotipos sociales que limitan su acceso a cargos de liderazgo. Por su parte, el CEGC del CESA registró que el 80% de las mujeres con perfiles para cargos altos tienen experiencia en juntas directivas, ya sea en Colombia o en el exterior. El 41% son presidentas, gerentes generales o directoras ejecutivas, y el 55% forman parte de los equipos de alta dirección, ocupando vicepresidencias o subgerencias. Además, el 90% de estas mujeres son bilingües, el 64,8% ha realizado estudios en el exterior y el 17% cuenta con experiencia laboral en otros países.
Esto significa que, aunque las mujeres tienen menos experiencia en cargos directivos o de toma de decisiones debido al círculo de desigualdad que les impide acceder a esos puestos, están plenamente preparadas para desempeñarlos. De acuerdo con Orozco, los avances hacia la paridad de género en el ámbito laboral son lentos, y aún es necesario desmontar diversos prejuicios para alcanzar la igualdad. En Colombia, el porcentaje de mujeres CEO en los emisores de valores el año pasado fue del 12,5%, frente al 87,5% de hombres, marcando una diferencia significativa en el posicionamiento de hombres y mujeres en los cargos más altos.
Lea también: La lucha por los derechos de las mujeres en un mundo cambiante
Iniciativas que promueven la paridad de género en el sector privado, como la que preside Tatyana Orozco, plantean la necesidad de abordar esta desigualdad desde las empresas. Por eso, la organización diseñó un Banco de Hojas de Vida del Club 30%, en colaboración con el CEGC del CESA y otros aliados. Este proyecto funciona como una base de datos que almacena y filtra los perfiles de mujeres de diversas profesiones, con la preparación y el conocimiento necesarios para participar en las vacantes que se abren en marzo de este año por la renovación de los equipos directivos en las empresas.
En el país, las elecciones de las asambleas generales de juntas directivas de los 136 emisores de valores del país están a la vuelta de la esquina, y en marzo, podría presentarse una oportunidad para saldar la deuda que se tiene con las mujeres en el acceso a un trabajo que vaya acorde con sus capacidades y experiencia, e incluirlas en cargos altos y de toma de decisiones.
“Vamos en el 23,1%, todavía falta para llegar al 30% (de la ocupación de mujeres en cargos directivos). El 30 es como el mínimo necesario para lograr esa masa crítica de decisión que permite la diversidad en un espacio y representar las ideas de un grupo minoritario, en este caso las mujeres. Pero lo ideal sería llegar al 50/50”, concluye Orozco.

La brecha de género en entornos laborales es una problemática que, durante siglos, ha afectado a la mitad de la sociedad. A pesar de los avances logrados en la lucha por el trabajo digno e igualitario, hoy en día persisten disparidades fundamentadas en prejuicios y estereotipos que evalúan el trabajo de las mujeres en función de variables que poco tienen que ver con las habilidades y conocimientos que requieren para ejercer su profesión.
En 2023, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un informe que reflejaba una desigualdad salarial del 11,3% entre el promedio de sueldo de hombres y mujeres. Esto significa que, en promedio, por cada dólar ganado por un hombre, una mujer recibe 89 centavos durante el mismo periodo de tiempo.
Aunque la brecha de desigualdad más visible suele ser la salarial, en el mundo corporativo, también existen importantes vacíos en la inclusión equitativa de mujeres en cargos de poder y toma de decisiones. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en América Latina y el Caribe las mujeres ocupan solo el 15% de los cargos directivos y son dueñas de apenas el 14% de las empresas.
Según el informe, las mujeres tienen una mayor participación en cargos bajos (36%) que en cargos altos (25%). Además, se evidenció una mayor contratación de mujeres en áreas como la comunicación o relaciones públicas, mientras que en áreas más técnicas, como el comercio exterior, las mujeres representan menos del 35% del personal. Esto se suma al hecho de que ellas solo representan el 35% de la fuerza laboral que utiliza tecnologías avanzadas.
Estas cifras indican que, a pesar de ser un poco más del 50% de la población mundial, las mujeres enfrentan barreras en el mundo laboral desde el momento en que se postulan a una vacante, pues socialmente se les considera más para perfiles intermedios que para perfiles de dirección.
Así lo confirmó Tatyana Orozco, expresidente de Arena del Río, y una de las fundadoras del Club 30% en Colombia, una propuesta que busca alcanzar al menos el 30% de participación femenina en las juntas directivas. En entrevista con El Espectador, explicó frente a las razones por las que se contratan menos mujeres para cargos altos que: “Aquí hay una tradición histórica. Hay personas que llevan años en la junta directiva y que no se renuevan porque a las empresas les da una sensación de familiaridad y confort. Entonces, a la hora de las elecciones de juntas directivas, tienden a escoger hombres porque es lo que se ha hecho anteriormente”.
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En Colombia, un informe del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo (CEGC) del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA) afirma que el año pasado la participación de las mujeres en juntas directivas de los emisores de valores aumentó apenas un 0,8% respecto al año anterior, alcanzando el 23,1%. Esto refleja una desaceleración significativa en la búsqueda de diversidad dentro del mercado laboral, en comparación con años anteriores.
Pero las barreras van más allá de una “tradición” instaurada en la cultura organizacional, o en una sociedad acostumbrada a ver hombres en cargos altos. Las mujeres enfrentan otro tipo de obstáculos asociados al estigma y los cuestionamientos. “De repente hay requisitos que se les piden a las mujeres y que no se les exigen a los hombres. Por ejemplo, pedían experiencia como presidenta de una compañía, pero sabemos que hay desigualdad de oportunidades, por lo que hay menos mujeres presidentas. Luego, pedían un curso relacionado con el tema y resulta que a los hombres no se lo pedían”, explica Orozco.
Más mujeres preparadas, pero menor participación en cargos de toma de decisiones
Las barreras que mencionó Orozco no están ligadas a la falta de formación o preparación de las mujeres, sino a estereotipos sociales que limitan su acceso a cargos de liderazgo. Por su parte, el CEGC del CESA registró que el 80% de las mujeres con perfiles para cargos altos tienen experiencia en juntas directivas, ya sea en Colombia o en el exterior. El 41% son presidentas, gerentes generales o directoras ejecutivas, y el 55% forman parte de los equipos de alta dirección, ocupando vicepresidencias o subgerencias. Además, el 90% de estas mujeres son bilingües, el 64,8% ha realizado estudios en el exterior y el 17% cuenta con experiencia laboral en otros países.
Esto significa que, aunque las mujeres tienen menos experiencia en cargos directivos o de toma de decisiones debido al círculo de desigualdad que les impide acceder a esos puestos, están plenamente preparadas para desempeñarlos. De acuerdo con Orozco, los avances hacia la paridad de género en el ámbito laboral son lentos, y aún es necesario desmontar diversos prejuicios para alcanzar la igualdad. En Colombia, el porcentaje de mujeres CEO en los emisores de valores el año pasado fue del 12,5%, frente al 87,5% de hombres, marcando una diferencia significativa en el posicionamiento de hombres y mujeres en los cargos más altos.
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Iniciativas que promueven la paridad de género en el sector privado, como la que preside Tatyana Orozco, plantean la necesidad de abordar esta desigualdad desde las empresas. Por eso, la organización diseñó un Banco de Hojas de Vida del Club 30%, en colaboración con el CEGC del CESA y otros aliados. Este proyecto funciona como una base de datos que almacena y filtra los perfiles de mujeres de diversas profesiones, con la preparación y el conocimiento necesarios para participar en las vacantes que se abren en marzo de este año por la renovación de los equipos directivos en las empresas.
En el país, las elecciones de las asambleas generales de juntas directivas de los 136 emisores de valores del país están a la vuelta de la esquina, y en marzo, podría presentarse una oportunidad para saldar la deuda que se tiene con las mujeres en el acceso a un trabajo que vaya acorde con sus capacidades y experiencia, e incluirlas en cargos altos y de toma de decisiones.
“Vamos en el 23,1%, todavía falta para llegar al 30% (de la ocupación de mujeres en cargos directivos). El 30 es como el mínimo necesario para lograr esa masa crítica de decisión que permite la diversidad en un espacio y representar las ideas de un grupo minoritario, en este caso las mujeres. Pero lo ideal sería llegar al 50/50”, concluye Orozco.
Por Valentina Guerrero Rojas
