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El avance de la COVID-19 se está dando a pasos agigantados en la cárcel de Villavicencio. Esta tarde, el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, señaló que se confirmaron seis nuevos casos de contagio, de los cuales cinco corresponden a personas relacionadas con esa prisión. “Más razones para quedarnos en la casa, más razones para mantener la cuarentena y el aislamiento”, expresó el mandatario regional. (Desde la cárcel de Villavicencio piden ayuda por COVID-19 “antes que sea demasiado tarde”)
Así las cosas, en la cárcel de la capital del Meta ya han resultado 28 personas contagiadas, de los cuales siete son guardianes del Inpec y tres, todos reclusos y adultos mayores, han muerto en las últimas dos semanas. El general Norberto Mujica, director del Inpec, hizo una rueda de prensa virtual el viernes pasado para exponer las medidas que se están tomando, como aislar a los adultos mayores en el pabellón de mujeres, que estaba vacío.
El hacinamiento en Villavicencio, sin embargo, que llega con 1.783 internos al 98 % según estadísticas del Inpec, hace que la contención del virus sea una tarea titánica. Un panorama igualmente sombrío se advierte la cárcel La Picota de Bogotá, donde, advirtió este diario, se confirmaron este sábado 18 de abril dos casos por nuevo coronavirus. Se trata de dos presos trasladados, justamente, de Villavicencio.
Tras conocerse el resultado de los exámenes de esos dos presos, a quienes el Inpec movió desde el Meta porque se habían involucrado en riñas -esa es la versión oficial-, el instituto penitenciario tomó la decisión de hacerles pruebas también a los funcionarios que tuvieron contacto con ellos y a los internos que, como ellos, han llegado de otros sitios y fueron aislados en la zona donde solían recibirse a los abogados. Ninguno ha mostrado síntomas.
En medio de todo esto, el sábado en la noche, además, se presentó un intento de motín en la cárcel Anayancy, ubicada en Quibdó (Chocó). El resultado fueron 10 hombres heridos y uno muerto. Según supo este diario, el disturbio se dio apenas horas después del traslado de Armando Robledo Moya, más conocido como Chuki, quien era, básicamente, el jefe de la cárcel. Quienes promovieron el disturbio querían disputarse el poder del centro carcelario.
Tal parece que alias Chuki, jefe de una banda neoparamilitar involucrada con narcotráfico, que opera bajo el nombre de Los Mexicanos, fue remitido a los calabozos de la Dijín* en Bogotá. En parte, porque en La Picota ordenaron aislamiento total hasta que se establezca si hay o no más contagiados en el área que se había dispuesto para recibir a internos de otros centros carcelarios. Y en las cárceles, en general, los traslados están vetados por lo mismo.
**Nota de la Editora: en la primera versión de este artículo dijimos que alias Chuki, al parecer, había sido trasladado a una URI en Bogotá. Fuentes de alto nivel del Inpec nos aclararon que no fue a una URI, sino a los calabozos de la Dijín, como medida temporal.