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La investigación para establecer qué sucedió con los desaparecidos del holocausto del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985, se ha convertido en un ciclo sin fin. Luego de 25 exhumaciones, ordenadas por la Fiscalía y realizadas por Medicina Legal, se han identificado 17 cuerpos que han dejado más dudas que certezas. El último caso dejó al descubierto los múltiples errores cometidos hace 31 años en el levantamiento y reconocimiento de las víctimas: los restos de uno de los 11 desaparecidos, el mesero de la cafetería Héctor Beltrán, estaba enterrado en Barranquilla en la tumba del magistrado auxiliar Julio César Andrade. (Le puede interesar: "Siguen los problemas con los desaparecidos del Palacio de Justicia")
Mientras la familia de Beltrán calmó un poco más de 31 años de angustias, la familia de Andrade comenzó a padecer una pesadilla luego de que Medicina Legal les confirmara que el cuerpo que velaron por tres décadas no era el de su padre. El Espectador habló con las dos familias para entender lo inexplicable: mientras se identifican los restos de algunas de las víctimas del holocausto, otras desaparecen. Pilar Navarrete, esposa de Héctor Jaime Beltrán, sostuvo que hoy comienza un nuevo episodio en su vida: buscar la verdad. Si bien identificaron a su marido, aún desconoce como murió.
A su vez, Gabriel Andrade, hijo del exmagistrado auxiliar, manifestó que la situación en la que está hoy su familia es invivible. Él fue quien, en noviembre de 1985, cuando tenía apenas 17 años, se atrevió a entrar a Medicina Legal para identificar a su padre. Lo hizo al ver un pedazo de cédula al lado de un cuerpo irreconocible, que resultó ser Héctor Jaime Beltrán. Los restos se los entregaron en una caja sellada, con la orden de no abrirla. Ante la insistencia de su hermana, Diana Andrade, le pidieron a la Fiscalía que lo hiciera. (Vea: "Radiografía de la investigación del Palacio de Justicia")
La exhumación se realizó el 18 de febrero de 2016. Un año y cuatro meses después se confirmó el peor de sus temores: los restos no eran los de su padre. El problema es mayor, pues ni en el banco de ADN en Medicina Legal ni en las exhumaciones de 25 cuerpos hay rastro alguno del magistrado auxiliar Julio César Andrade.
La falta de información concreta y las demoras en las investigaciones han mantenido abierta la herida del Palacio de Justicia. Sin los avances y la verdad, las víctimas, por ahora, seguirán reviviendo una interminable pesadilla.
Aquì la conversaciòn que sostuvieron las víctimas con El Espectador: