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Muy pronto se zanjó la expectativa sobre lo que podría decir hoy en audiencia reservada el general (r) Mario Montoya, quien comandó el Ejército hasta 2008, cuando estalló el escándalo de los falsos positivos durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe. La diligencia de la Sala de Reconocimiento de la JEP estaba programada para las 10 de la mañana, arrancó a tiempo y se establecieron las reglas de juego. Pero el alto oficial en retiro, de quien se esperaba oír una extensa versión hasta el 14 de febrero, apeló a las leyes colombianas que indican que, en ciertas circunstancias, se puede optar por el silencio.(El general (r) Mario Montoya rinde versión sobre "falsos positivos" en la JEP)
La diligencia arrancó a las 10 de la mañana y, luego de las presentaciones, los magistrados de la Sala de Reconocimiento le indicaron al alto oficial en retiro que querían saber sobre su época como comandante de la Primera División. Uno de los defensores de Montoya se opuso, pues el auto con el que el general retirado fue citado hacía referencia solo a su época como comandante del Ejército. Montoya llegó a ese cargo en marzo de 2006, cuando el primer periodo presidencial de Uribe -quien conoció a Montoya desde su época como gobernador de Antioquia- estaba por terminar.
A renglón seguido, el general (r) Montoya ofreció una exposición de 40 minutos. Se suponía que, después, vendrían las preguntas de los magistrados sobre la Primera División o el Comando Conjunto Caribe, entre otras unidades por las que pasó Montoya como comandante y que interesaban a la Sala de Reconocimiento. Montoya comenzó su exposición afirmando que iba a aportar en causas y consecuencias del conflicto armado colombiano durante una época trascendental para el país. Y, a continuación, a eso se refirió en el tiempo que le concedieron.
(En busca de los 45 falsos positivos en el cementerio de Dabeiba)
El general (r) Montoya habló de la preparación de sus hombres. Sostuvo que sus subalternos eran personas preparadas para la guerra, capacitadas en derecho operacional. Luego, expresó “a todas y cada una de las personas afectadas por el accionar del Ejército” que las ejecuciones extrajudiciales “nunca debieron haber sucedido y nunca deben repetirse”. Y, después, que iba a demostrar que sus instrucciones “fueron ajustadas a la Constitución, a la ley y a los manuales operacionales vigentes, al DIH y a los derechos humanos, todo de conformidad al punto 5 del Acuerdo Final (el de las víctimas)”.
Asimismo, Montoya señaló su "extrañeza" de que en la JEP les preguntaran a los comparecientes de manera "insistente" y "reiterada" por su desempeño como comandante del Ejército, a pesar de que, según el alto oficial, ninguno de esos uniformados llegó a ejercer como subordinado suyo. En esas ideas se fueron los 40 minutos, cuando la explicación, que él llamó su “aporte a la verdad”, concluyó. Ahí anunció que se acogía a su derecho a guardar silencio y no diría nada más. La Sala de Reconocimiento, entonces, pidió un receso.
El descanso lo solicitaron los magistrados para decidir qué hacer ante la decisión de Montoya. Pasaron más de 30 minutos y, al regresar al espacio donde se realiza la diligencia, anunciaron que su decisión era insistir en las preguntas que tenían acerca de su paso por la Primera División, cuya sede está en Santa Marta, y por el Comando Conjunto Caribe, que fueron sus escalones para alcanzar la comandancia del Ejército. Tanto el general (r) como su defensor dejaron saber que contestarían solo de manera general y sin afectar el derecho del oficial en retiro a no autoincriminarse.