“Moreno me pidió $3.000 millones para defenderme”: exsenadora Piedad Zuccardi
La exsenadora que enfrenta un proceso por parapolítica declaró en la Corte Suprema de Justicia que el exmagistrado Francisco Ricaurte le recomendó contratar al ex fiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno.
Redacción Judicial
La exsenadora Piedad Zuccardi fue durante varios años una de las baronesas electorales de la Costa Caribe. Está procesada por presuntos vínculos con paramilitares y acaba de rendir un testimonio ante la Corte Suprema de Justicia en el que revela más detalles de cómo funcionaba el cartel de la toga al interior del alto tribunal. De acuerdo con la Fiscalía, se trató de una organización criminal, manejada por magistrados y abogados que, a cambio de pagos millonarios, habrían incidido en decisiones judiciales. (En contexto: ¿Hasta dónde llegó la corrupción en la justicia?)
Zuccardi declaró el pasado martes ante la sala de instrucción 2 de la Corte Suprema. Allí aseguró que el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno le ofreció sus servicios como abogado en su proceso ante la Corte por supuestos vínculos con paramilitares. Explicó además que Moreno le pidió $3.000 millones para mover sus influencias y ayudarle. “Me entregó una tarjeta de presentación, me dijo que venía por recomendación del magistrado Francisco Ricaurte y que la única vía para que yo saliera bien librada era que cambiara de defensor y él asumiera el proceso”, señaló Zuccardi en una declaración que reveló el diario El Tiempo. (También le puede interesar: Francisco Ricaurte, del cielo al infierno)
La exsenadora añadió que Moreno le explicó que la suma millonaria de dinero no solo era para él, sino también para el “equipo de oro” compuesto por los exmagistrados Francisco Ricaurte y Leonidas Bustos, y su magistrada auxiliar, Luz Mabel Parra. De acuerdo con la versión de la excongresista, Ricaurte fue el primero en acercarse a ella para preguntarle sobre su proceso. El encuentro se realizó a bordo de un velero en Cartagena, durante un homenaje al exmagistrado Humberto Sierra Porto en octubre de 2012. (Lea también: “Gustavo Moreno era un extorsionista profesional": Musa Besaile)
Ella le contó los detalles pues sabía que su abogado, Alberto Morales, estaba trabajando en el tema y porque la Procuraduría ya había pedido un inhibitorio. Sin embargo, Ricaurte le advirtió que tenía que cambiar de abogado porque las cosas se le podían complicar muy pronto. Fue en ese encuentro cuando el exmagistrado le recomendó a un abogado: Luis Gustavo Moreno. Zuccardi no le dio mayor importancia a las palabras del exmagistrado hasta que, cuatro meses después del viaje en velero, fue capturada.
Mientras Piedad Zucccardi estuvo detenida, Moreno la visitó por lo menos tres veces en su lugar de reclusión. Así se lo hizo saber a la Corte Suprema durante su declaración. Para ese momento, la exsenadora ya se había quedado sin abogado pues, le contaron, su defensor había tenido varios incidentes con la exmagistrada auxiliar Luz Mabel Parra. Durante las visitas de Moreno, este le dejó claro cuáles eran sus fortalezas y le dijo que tenía buenos contactos dentro de la Corte pues era cercano a Bustos y Ricaurte. (Lea: “Bustos no me recomendó en la Fiscalía”: Luz Mábel Parra)
“La única vía para que yo saliera bien librada era que cambiara de defensor y él (Moreno) asumiera el proceso (…) Al final dijo que eso costaba $3.000 millones que comprendían sus honorarios y gestiones con el equipo de oro”, aclaró Zuccardi. Tiempo después, la tarifa subió y Moreno le pidió $4.000 millones porque el caso se estaba enredando jurídicamente y los magistrados de la Corte estaban molestos por los encuentros entre su abogado y Luz Mabel Parra.
Tras explicar cómo se contactó con Moreno y detallar lo que sucedió en las reuniones, Zuccardi le explicó a la Corte que nunca denunció ni dijo nada sobre sus encuentros con el exfiscal y su relación con los exmagistrados por temor. “El rechazo de sus solicitudes podía agravar mi situación, más de lo que ya estaba. Tenía la impresión de que con cada una de sus visitas se daban actuaciones que yo percibía como violaciones al debido proceso (...). El poder tanto de Bustos como de Ricaurte en la Corte era evidente e intimidante”, agregó la exsenadora.
La exsenadora Piedad Zuccardi fue durante varios años una de las baronesas electorales de la Costa Caribe. Está procesada por presuntos vínculos con paramilitares y acaba de rendir un testimonio ante la Corte Suprema de Justicia en el que revela más detalles de cómo funcionaba el cartel de la toga al interior del alto tribunal. De acuerdo con la Fiscalía, se trató de una organización criminal, manejada por magistrados y abogados que, a cambio de pagos millonarios, habrían incidido en decisiones judiciales. (En contexto: ¿Hasta dónde llegó la corrupción en la justicia?)
Zuccardi declaró el pasado martes ante la sala de instrucción 2 de la Corte Suprema. Allí aseguró que el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno le ofreció sus servicios como abogado en su proceso ante la Corte por supuestos vínculos con paramilitares. Explicó además que Moreno le pidió $3.000 millones para mover sus influencias y ayudarle. “Me entregó una tarjeta de presentación, me dijo que venía por recomendación del magistrado Francisco Ricaurte y que la única vía para que yo saliera bien librada era que cambiara de defensor y él asumiera el proceso”, señaló Zuccardi en una declaración que reveló el diario El Tiempo. (También le puede interesar: Francisco Ricaurte, del cielo al infierno)
La exsenadora añadió que Moreno le explicó que la suma millonaria de dinero no solo era para él, sino también para el “equipo de oro” compuesto por los exmagistrados Francisco Ricaurte y Leonidas Bustos, y su magistrada auxiliar, Luz Mabel Parra. De acuerdo con la versión de la excongresista, Ricaurte fue el primero en acercarse a ella para preguntarle sobre su proceso. El encuentro se realizó a bordo de un velero en Cartagena, durante un homenaje al exmagistrado Humberto Sierra Porto en octubre de 2012. (Lea también: “Gustavo Moreno era un extorsionista profesional": Musa Besaile)
Ella le contó los detalles pues sabía que su abogado, Alberto Morales, estaba trabajando en el tema y porque la Procuraduría ya había pedido un inhibitorio. Sin embargo, Ricaurte le advirtió que tenía que cambiar de abogado porque las cosas se le podían complicar muy pronto. Fue en ese encuentro cuando el exmagistrado le recomendó a un abogado: Luis Gustavo Moreno. Zuccardi no le dio mayor importancia a las palabras del exmagistrado hasta que, cuatro meses después del viaje en velero, fue capturada.
Mientras Piedad Zucccardi estuvo detenida, Moreno la visitó por lo menos tres veces en su lugar de reclusión. Así se lo hizo saber a la Corte Suprema durante su declaración. Para ese momento, la exsenadora ya se había quedado sin abogado pues, le contaron, su defensor había tenido varios incidentes con la exmagistrada auxiliar Luz Mabel Parra. Durante las visitas de Moreno, este le dejó claro cuáles eran sus fortalezas y le dijo que tenía buenos contactos dentro de la Corte pues era cercano a Bustos y Ricaurte. (Lea: “Bustos no me recomendó en la Fiscalía”: Luz Mábel Parra)
“La única vía para que yo saliera bien librada era que cambiara de defensor y él (Moreno) asumiera el proceso (…) Al final dijo que eso costaba $3.000 millones que comprendían sus honorarios y gestiones con el equipo de oro”, aclaró Zuccardi. Tiempo después, la tarifa subió y Moreno le pidió $4.000 millones porque el caso se estaba enredando jurídicamente y los magistrados de la Corte estaban molestos por los encuentros entre su abogado y Luz Mabel Parra.
Tras explicar cómo se contactó con Moreno y detallar lo que sucedió en las reuniones, Zuccardi le explicó a la Corte que nunca denunció ni dijo nada sobre sus encuentros con el exfiscal y su relación con los exmagistrados por temor. “El rechazo de sus solicitudes podía agravar mi situación, más de lo que ya estaba. Tenía la impresión de que con cada una de sus visitas se daban actuaciones que yo percibía como violaciones al debido proceso (...). El poder tanto de Bustos como de Ricaurte en la Corte era evidente e intimidante”, agregó la exsenadora.