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Migración Colombia expulsó este miércoles del país a Miguel Ángel Quintero, un hombre de nacionalidad venezolana que trabajaba repartiendo pedidos para la plataforma Rappi. Según la entidad, Quintero era una amenaza para la seguridad nacional, pues fue sorprendido grabando las inmediaciones de la vivienda del presidente Iván Duque. Según su esposa, Mariú Barrios, esas afirmaciones son calumnias.
(En contexto: Domiciliario que grabó casa del presidente Duque fue expulsado de Colombia)
En diálogo con El Espectador, Barrios hace un recuento de todo el proceso de Quintero, quien había logrado frenar un par de días su expulsión, pero que finalmente fue trasladado a Cúcuta este martes, donde cruzó el puente Simón Bolívar hacia Venezuela. De allí, deberá arreglárselas para llegar hasta Zulia.
¿Cómo fue la captura de Miguel Ángel?, ¿cómo terminan en todo esto?
El pasado 22 de noviembre, sobre la avenida séptima, Miguel iba a entrar a un supermercado y me indicó que había un montón de movimiento raro en la calle. Ese fue el día siguiente a que empezaran todas las protestas, lo último que me dijo es que se iba a la casa e hizo un video como con un paneo de la zona. En ese momento es capturado e inicia esta pesadilla.
¿Usted cómo se enteró de que él había sido capturado?
Miguel nunca desaparece y ese día desapareció desde el mediodía hasta las ocho de la noche cuando me llamó y me dijo: "Estoy detenido en un CAI en la zona de Usaquén". Yo empiezo a buscarlo y lo encuentro en la estación de Bella Suiza (norte de Bogotá). Cuando llego, empiezan a interrogarnos: quiénes éramos, de dónde veníamos. Me quitaron el celular como por una hora, revisaron las conversaciones de Whatsapp y me dijeron que era un procedimiento de rutina, que tranquila y que en 20 minutos lo iban a soltar. Me dicen que para que yo no estuviera allí porque ya iba a empezar el toque de queda, me llevaban a la casa.
Yo llegué a la casa, pero Miguel nunca llegó. Al día siguiente, por información de un policía, me entero que se lo llevaron a la URI de Puente Aranda, me dirijo hasta allá, después de unas cinco horas de buscarlo me encuentro con abogados de la Universidad de los Andes y empezamos este proceso. Ellos instauran una tutela y el domingo el juez ordena una medida cautelar con la que logramos sacar a Miguel del túnel de abordaje cuando estaba a punto de se expulsado. Finalmente, el día de ayer, Migración Colombia volvió a aparecer y capturó a Miguel.
(Lea también: Juez suspende expulsión de ciudadano venezolano y Migración Colombia protesta)
¿Qué fue lo que pasó ayer?
Miguel estaba en una cafetería trabajando y Migración Colombia se lo llevó. No le permitieron hacer llamadas sin ningún tipo de información. En el lugar, sin embargo, había personas que nos conocían, entonces una de ellas me logró contactar y ahí me enteré de que fue capturado nuevamente. Iniciamos a ver qué había pasado y qué se podía hacer, pero hasta el día de hoy yo no he hablado con él, nada. Todo lo que sé ha sido por lo que me informan los abogados, pero hasta ahora estoy en esta situación.
La medida de expulsión es por temas de seguridad nacional, ¿usted alguna vez vio algo que justifique esto, o qué hay detrás?
Para nada. Nosotros no somos espías, ni nada de lo que se está diciendo ahora. Nunca nos ocultamos, nunca nos mudamos de residencia, nunca hemos cambiado nuestros teléfonos. No tenemos nada que temer porque él es totalmente inocente. Yo lo que creo es que aquí hay xenofobia porque se valieron de él para hacer un alarde de que habían capturado a un espía venezolano, pero es totalmente falso, es una acusación totalmente injusta.
(Lea también: ONU rechaza brotes de xenofobia contra migrantes venezolanos en el paro nacional)
Si no tienen ninguna relación con lo que dice la Policía, ¿cómo es su vida entonces?
Nosotros llegamos hace tres años, yo soy costeña y obtuve mi ciudadanía colombiana por mi familia. Miguel obtuvo su permiso de permanencia. Empezamos a trabajar, como todo migrante, adaptándonos a este nuevo país. Nuestra vida transcurría entre el trabajo, la familia y no más. Ese día, Miguel grabó este video aficionado y caímos en esta pesadilla, que ni siquiera puedo explicar bien porque todavía me tiene sorprendida.
Hoy el director de la Policía, el general Óscar Atehortúa, nunca trabajó en Rappi, pero ustedes en la tutela adjuntaron pruebas de que sí, ¿por qué cree que se está diciendo eso ahora?
Me parece una irresponsabilidad que la misma Policía pueda levantar una calumnia para acabar con la reputación de Miguel. Es algo inaceptable porque en ningún momento dijimos mentiras: que él hacía pedidos con Rappi es algo que se puede comprobar. El director de la Policía debería de tener un poco más de dignidad porque está trabajando por la seguridad de un país y anda diciendo mentiras.
Su esposo ya cruzó la frontera, ¿cómo va llegar hasta su casa en Zulia?
No sé. Lo que puedo decir es que allá estamos en una situación muy difícil. Venezuela no es un país apto para que viva una familia, no hay ningún tipo de derecho, ni siquiera el de comer. Pero además, la separación de la familia es una cosa muy dura. No sé cómo voy a explicarle a mi hija lo que pasó. De hecho, creo que voy a buscar apoyo psicológico para que me ayuden a explicarle a ella cuánto tiempo su papá no va a estar. Esto no es solo un tema de que lo expulsaron y ya, sino que los daños y perjuicios para nosotros son bastante difíciles de llevar, bastante graves.