Whisky, el dato clave para la captura de alias “Tom”

La compra de cajas de Chivas Porcelana fue el movimiento final que permitió a los investigadores de la Policía identificar dónde celebraría este narcotraficante su cumpleaños número 50. No aceptó los cargos que le atribuyó la Fiscalía, entre ellos concierto para delinquir agravado.

DIANA DURÁN NÚÑEZ
11 de diciembre de 2017 - 03:44 a. m.
Juan Carlos Mesa Vallejo, mejor conocido como alias “Tom”. / AFP
Juan Carlos Mesa Vallejo, mejor conocido como alias “Tom”. / AFP
Foto: AFP - JOAQUIN SARMIENTO
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Ningún golpe al narcotráfico este año ha dado tanto de qué hablar como la captura de Juan Carlos Mesa Vallejo, mejor conocido con los alias de Tom o Carlos Chatas. El sábado pasado, en una finca llamada La Casona del Ocaso, ubicada en El Peñol (Antioquia), la Policía lo encontró con un grupo de personas —entre quienes estaba John Jairo Velásquez, alias Popeye, el exsicario de Pablo Escobar—, celebrando su cumpleaños número 50. Por información que llevara a su captura, el gobierno de Estados Unidos empezó a ofrecer en julio de 2016 una recompensa de US$2 millones.

Oficialmente, Carlos Chatas entró en el radar de las autoridades estadounidenses hace tres años, cuando su nombre apareció en la Lista Clinton. Sin embargo, de su rol en la Oficina de Envigado sabían de tiempo atrás, pues se habían hecho claros sus nexos con hombres como Éricson Vargas Cardona, alias Sebastián, uno de los jefes de la Oficina de Envigado que “ascendió” en el mundo del crimen de la mano del exjefe paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna. Sebastián fue capturado en 2012 y extraditado a Estados Unidos, y Mesa Vallejo fue su reemplazo.

“Desde que alias Sebastián fue capturado, la Policía supo que alias Tom lo sucedería. Hace un año y tres meses nos propusimos con un equipo de trabajo especializado, tanto a nivel regional como central, realizar la captura del sujeto en el 2017”, le contó a El Espectador uno de los investigadores de la Policía que participaron en el operativo de captura de Mesa Vallejo. “Se hizo un trabajo sobre los gustos, las aficiones que tenía. Se identificó que cuando hacía fiestas tenía un gusto especial por el whisky Chivas Porcelana. Hace tres días compró varias cajas. Sabíamos de su cumpleaños. Era una oportunidad de oro que no podíamos perder”.

(Le puede interesar: Tres décadas del poder paralelo de la Oficina de Envigado)

La Policía siguió el rastro de las cajas de whisky, con hombres infiltrados que le permitieron tener muchos detalles de lo que estaba ocurriendo. La idea inicial era entrar a la finca hacia las 2 de la madrugada. Los hombres del operativo creían que era una hora adecuada para realizarlo en condiciones óptimas de seguridad. Sin embargo, esperaron un poco. A las 4 a.m. la música se apagó, un escolta de Mesa Vallejo quedó afuera de su cuarto consintiendo una perra pug que le pertenecía al narcotraficante. Lo demás ya se sabe: entró la Policía y Mesa Vallejo fue arrestado.

Que Popeye estuviera en este evento no fue sorpresa para los oficiales y suboficiales que realizaron el operativo. Por interceptaciones telefónicas, ya sabían que el hombre, quien recuperó su libertad en agosto de 2014, iba a estar ahí. En el operativo, los miembros de la Policía encontraron también US$14.000, dos pistolas, silenciadores y cachas de oro. El destino de Popeye ahora es incierto, pues la Fiscalía le solicitó de inmediato al juez de ejecución de penas que tiene su expediente que revoque su libertad, pues se hallaba en un sitio con personas que portaban armas de fuego ilegalmente y tenían estupefacientes.

El domingo, hacia las 11 a.m., en el centro judicial La Alpujarra, en Medellín, un juez decretó que la captura de Mesa Vallejo había sido legal. En la audiencia de imputación de cargos por concierto para delinquir agravado, porte ilegal de armas y falsedad de documentos públicos, con agentes de la DEA a bordo, Tom no aceptó los delitos que le atribuyó la Fiscalía, que pidió detención preventiva en una cárcel de máxima seguridad o en un pabellón de extraditables. La audiencia fue a puerta cerrada. “Asuntos de seguridad nacional”, se ventiló como argumento.

Su ingreso a la Lista Clinton tuvo lugar en septiembre de 2014, junto con siete líderes más de la Oficina de Envigado. “Los hombres de la Oficina intimidan, extorsionan y asesinan a ciudadanos y a servidores públicos, incluidos agentes de seguridad y valientes funcionarios judiciales por todo Colombia”, recordó en ese momento Adam Szubin, director de la Oficina de Control sobre Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. “Hoy, de nuevo, dejamos expuestos los esfuerzos de la Oficina para usar la violencia y mantenerse así como una fuerza dominante”.

Estados Unidos ha dejado en evidencia su interés por procesar dentro de su territorio a alias Tom o Carlos Chatas, quien el día de su captura celebraba su cumpleaños número 50. La investigación para dar con su paradero comenzó realmente este año, aunque tanto en Colombia como en Estados Unidos sabían que su perfil no era de poca monta. El gobierno de EE. UU. lo relacionaba también con los hermanos Pedro y Juan Santiago Gallón Henao, viejos conocidos del mundo criminal, cuyo chofer asesinó al futbolista Andrés Escobar.

La carrera criminal de Juan Carlos Mesa Vallejo, estiman las autoridades, comenzó hace 30 años. Su detención, esperan, es el punto final que querían poner a esta historia.

(En contexto: El rastro impune de la Oficina de Envigado)

Por DIANA DURÁN NÚÑEZ

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar