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¿La diversidad de género en las juntas directivas puede impactar en el desempeño de una organización? La respuesta es sí. Según el estudio La Diversidad Importa, realizado por McKinsey, consultora estratégica global focalizada en resolver problemas de administración, se descubrió que las juntas directivas con mayor diversidad se desempeñaron mejor que las menos diversas, con un rendimiento de capital 53 % mayor que el promedio.
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Estas juntas diversas también contribuyen a lograr un 14 % más de ganancias, además, empresas con al menos una mujer en la junta directiva superaron, en un 26 %, a sus pares sin mujeres en la junta, como lo explica Credit Suisse, empresa de servicios financieros, en un reporte similar. “Las empresas han invertido en capacitación y programas de desarrollo para construir áreas de recursos humanos más inclusivas, donde desde el lenguaje y la redacción de ofertas, se vele por realizar procesos más justos sin sesgos de género. Concentrándose en encontrar el mejor talento, buscando constantemente grupos de trabajo que permitan alcanzar un equilibrio empresarial”, explica Paola Pulgarín, associate partner de Page Executive.
Pero no solo la manera como se presenta la oferta incide en que en las organizaciones haya poca presencia de mujeres en cargos altos, la tendencia de tener siempre hombres en la cabeza de las compañías también ha reducido este panorama. Pero ¿qué pasa cuando una mujer llega a una junta directiva manejada por hombres? Lo primero es demostrar que tiene las mismas capacidades que el hombre para asumir este cargo. Para Liliana Barros, senior associate de Page Executive, lo más importante es enfrentar, entre otros, el reto de generar confianza y credibilidad entre los demás miembros en cuanto a que sus aportaciones efectivamente generarán valor a la organización, con base en sus capacidades y experiencia.
Por otro lado, la tecnología juega un rol fundamental para lograr derribar estas barreras de género. La Inteligencia Artificial (AI) aporta importantes herramientas que dan una mayor objetividad a la selección de candidatos, eliminando prejuicios y permitiendo aumentar la velocidad de cierre de las posiciones. En lo que respecta a contrataciones ejecutivas, la tecnología no sólo valora la especialidad funcional del candidato sino su conocimiento cultural y emocional, ayudando a identificar más rápido y con mayor precisión si el candidato es el adecuado.
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Actualmente, la participación de las mujeres dentro de las juntas directivas ha aumentado sustancialmente. Según la Superintendencia de Sociedades, 6 de cada 10 mujeres en Colombia hacen parte de ellas. Este aumento de mujeres en las esferas más altas de las organizaciones ha sido posible gracias a los cambios en los modelos tradicionales de contratación, donde la heterogeneidad de perfiles es fundamental para lograr el éxito empresarial.
Estudios también aseguran que, con la eficacia con la que una mujer administra su hogar, puede hacerlo con una organización, entonces, dentro de la discusión del papel de la mujer y el hombre con relación a la administración de las empresas, “el tema a poner sobre la mesa cuando se habla de equidad de género en el ámbito laboral es el involucramiento del hombre en la administración del hogar y en la crianza de los hijos. De lo que se trata es de destacar y rescatar el papel del hombre que activamente lleva a sus hijos al pediatra o asiste a las reuniones en el colegio, para lo cual es necesario que la flexibilidad en el horario y en la modalidad de ejecutar las labores apliquen por igual a hombres y mujeres”, afirma Barros.
Entre otros beneficios que existe de tener presencia femenina en altos cargos institucionales es que, como afirman algunos estudios, las mujeres tienen menos tolerancia a prácticas que afecten a la organización y que en las compañías más sólidas un mayor número de mujeres en los puestos de poder se asocia con menores niveles de corrupción institucional. Para la experta, “las mujeres son más objetivas, menos influenciables y, por ende, menos propensas al fraude. Sin embargo, bajo la premisa de que el talento no tiene género, los valores y la ética en el desempeño de cualquier función y en general en la manera de afrontar la vida son independientes del género o del rol organizacional que se ocupe".
Según el departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo, España, las mujeres son en general más reacias a incurrir en conductas corruptas que los hombres, como resultado de las diferencias en la educación que reciben. Sin embargo, "si bien la variable de género existe, es más determinante el contexto. Existe una relación directa entre el nivel de democracia de un país, el nivel de representación de las mujeres en puestos de responsabilidad, la calidad del Gobierno y una menor corrupción”.
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Es decir, que influirá más el contexto que el factor de género en la organización. Si el contexto es más democrático, sin corrupción, el número de mujeres que estén en cargos altos se incrementará y la corrupción disminuirá. De acuerdo con Pulgarín, “el objetivo final de crear condiciones y escenarios en los que las mujeres puedan ocupar cargos de alta complejidad y un nivel importante de responsabilidades, no solo beneficia al empleado, porque le permite seguir creciendo profesionalmente, sino también al empleador ya que le permite a la empresa tener un constante flujo de operaciones, lo que impacta positivamente en la productividad, rendimientos y crecimiento corporativo”.