“El verdadero problema es la derecha populista”, Wolfgang Merkel

El académico alemán Wolfgang Merkel señala que la crisis migratoria en Europa es usada en los discursos de los partidos de extrema derecha. Ante ello, advierte que los países de América del Sur deben ser cautelosos.

Camilo Gómez / @camilogomez8
31 de agosto de 2018 - 02:00 a. m.
Wolfgang Merkel es profesor de ciencias políticas de la Universidad de Humboldt, en Berlín. / Cristian Garavito
Wolfgang Merkel es profesor de ciencias políticas de la Universidad de Humboldt, en Berlín. / Cristian Garavito
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El domingo 26 de agosto, cerca de 800 neonazis convocados por redes sociales se reunieron en Chemnitz, cuna del movimiento islamofóbico Pegida, en el este de Alemania, para protestar contra la presencia extranjera en el país. Según Roland Wöller, ministro de interior del estado de Sajonia, este hecho reflejó una “nueva dimensión de la disposición a la violencia”. El profesor alemán, Wolfgang Merkel, experto en teorías de democratización y populismo, advierte que, si bien las acciones de estos grupos son significativos, el verdadero problema se encuentra en los partidos populistas de extrema derecha que están llegando al poder.

¿Cómo se puede enfrentar el nacimiento de los grupos xenófobos?

La sociedad civil se ha levantado en contra de ellos. Esto es el lado positivo: hay una sociedad democrática fuerte y en el momento en el que hay demostraciones, por ejemplo, de Pegida, va a haber un movimiento en contra de ellos. Esto es una saludable reacción en la que la sociedad democrática actúa en contra del populismo. Sin embargo, aunque estos eventos locales han logrado mayor significado, el verdadero problema no son estos minúsculos grupos neonazis, sino la derecha populista que quiere cambiar la democracia liberal por una ‘democracia iliberal’. Un ejemplo que podemos ver es el de Hungría con Viktor Orbán.

El discurso xenofóbico es muy popular en la derecha. ¿Por qué ese rechazo generalizado a los migrantes en Europa?

Pienso que hay errores políticos que los gobiernos tuvieron en 2015. En un año un millón de personas llegaron a Alemania, Austria y Suecia luego de haber cruzado por Italia. En esos tres países hubo una reacción fuerte a esa llegada y el gobierno dijo: “No podemos hacer nada”. Está escrito en nuestra constitución que los que buscan asilo pueden encontrar un espacio tranquilo aquí, pero al mismo tiempo es claro que no todos pueden obtener ese asilo. El error no fue haber dejado entrar a tantas personas a estos países, sino decir que no se podía hacer nada al respecto porque así se contribuyó a la atmósfera xenofóbica de ciertos sectores europeos.

¿Cuáles son las causas de las victorias electorales de la extrema derecha?

Son varias, pero la más importante en Europa es esa reacción contra la inmigración, la afluencia de refugiados y la religión islam. En Estados Unidos es diferente, porque la migración no es el asunto más importante en los debates públicos, aunque juega un rol en la idea loca de Donald Trump de construir un muro. Pero en Europa ha estado en la agenda por cerca de dos años y el populismo de derecha ha influenciado ese discurso. Vea también: Italia y Hungría se alían para conformar bloque antimigrante

El partido Alternativa para Alemania alcanzó varios escaños en las elecciones generales alemanas de septiembre y se convirtió en el principal opositor al gobierno. ¿Es peligroso para Europa?

Es un partido de derecha menor que, por ejemplo, la Agrupación Nacional de la francesa Marine Le Pen, el Partido de la Libertad de Austria o la Liga Norte italiana, que sí son mucho más peligrosos porque son abiertamente racistas y están sentados en el gobierno. El verdadero peligro proviene de países de Europa del Este como Hungría, Polonia, República Checa, Italia y Austria, que ya son gobernados por populistas.

¿Cómo se pueden desenmascarar las mentiras de los discursos racistas, homófobos y xenofóbicos de los partidos populistas?

Esto ciertamente no es algo fácil de hacer con los partidarios incondicionales de los partidos populistas. Lo podemos ver en Estados Unidos. El 25 % del electorado no va a encontrar problema en cualquier cosa que diga Trump. Puede ser racista, sexista, y a ellos no les importará porque están pensando en que esa es una voz que los representa mucho mejor que las élites liberales de Washington. Si observamos, en medios estadounidenses como CNN y The New York Times el tema central es Trump y descifrar sus mensajes, sus mentiras y sus faltas. Pero al usar el término “fake news”, inventado por él, las personas creen que la prensa está mintiendo y terminan odiando a los periodistas, profesores y abogados, porque piensan que son personas innecesarias en la sociedad que hablan un idioma completamente diferente.

¿Por qué los partidos nuevos, como Alternativa para Alemania, tienen más éxito atrayendo electores que los tradicionales?

Tiene que ver con la crisis actual de los grandes partidos. Están perdiendo votantes y miembros que se mueven a los partidos populistas de derechas, porque al sector tradicional que contenía la clase trabajadora y a un sector de la clase media cosmopolita con ideas fuertes de una sociedad abierta ya no les importa la redistribución ni las clases más bajas.

En Latinoamérica se comienzan a escuchar discursos xenófobos. ¿Hay alguna forma de detenerlos?

Sí y no, pero sobre todo no. Hay una gran diferencia al caso europeo: los refugiados y migrantes venezolanos salen de un país con una situación económica miserable, pero tienen la misma lengua que el resto de sus vecinos, su misma religión y cultura y además comparten un patrón histórico. Sin diferencias no es fácil explotar actitudes xenófobas. En Europa, donde los refugiados salen de países musulmanes con una religión diferente, sus creencias colisionan con los derechos liberales, como por ejemplo en los casos de la homosexualidad y el trato a la mujer. La migración europea es más complicada y puede ser explotada por los partidos populistas de derecha. Por ello, aunque hay que ser cautelosos con la cantidad de personas que entran a nuestros países, debemos mantenernos abiertos, como dice el sociólogo Max Weber tener “un exceso de responsabilidad”, observando las consecuencias de las decisiones que tengan nuestros gobiernos.

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Por Camilo Gómez / @camilogomez8

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