¿Qué es la Asociación Nacional del Rifle y por qué Trump está cercano a ella?
El presidente de Estados Unidos reforzó su respaldo a la Asociación Nacional del Rifle, defensora del porte de armas, durante su intervención en la reunión anual de este grupo. La organización es reconocida por apoyarlo ampliamente durante su campaña electoral.
-Redacción Internacional con información de agencias
La relación de Donald Trump con la Asociación Nacional del Rifle, encargada de defender el porte de armas en Estados Unidos, está más estrecha que nunca. El presidente, quien fue el invitado de honor de la convención anual de esta organización en Dallas, Texas, aseguró que mientras él ocupe el cargo de jefe de Estado el porte de armas continuará en funcionamiento.
“Este gobierno está para defender la segunda enmienda de la Constitución y la vamos a defender”, dijo el magnate neoyorquino en su intervención. La reunión de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), transcurre un mes después de la marcha histórica de estudiantes a favor de leyes más rígidas sobre el control de armas en el país. Pese a la presión de los movimientos al gobierno, la Casa Blanca ha respaldado contundentemente tanto a esta organización como a los portadores de armas.
En contexto: Comienza la controvertida convención de la Asociación Nacional del Rifle
La NRA nació en 1991 y es la más férrea defensora del derecho a porte de armas en Estados Unidos y su influencia en Washington se debe al intenso cabildeo con políticos, pues el fondo de la organización apoyo las campañas de varios candidatos a senado y cámara en el país. Mediante la financiación de congresistas, la NRA ha logrado frenar las reformas a varias leyes que buscan mayor control de armas de fuego en el país.
¿Por qué el apoyo?
La intervención de Trump desató una ovación entre los defensores del derecho a poseer armas de fuego. No es la primera vez que los seguidores del republicano reciben un apoyo directo del presidente. En marzo de 2018, Trump les señaló a los miembros de la NRA que tenían “un amigo en la Casa Blanca”. El dialogo tan directo entre el mandatario y la organización se debe a la alianza entre el fondo de la NRA y la campaña de Trump a la presidencia. En 2016, el magnate recibió un apoyo de 30 millones de dólares como aporte a su candidatura.
Wayne LaPierre, director general de la NRA, fue quien dirigió el apoyo de la NRA a la campaña de Trump. También es un poderoso generador de opinión pública. Aunque no le gusten los medios, LaPierre destaca por esparcir el miedo entre sus seguidores asegurando que están asediados por el terrorismo en el país y a raíz de eso se deben mantener las armas. “Lo único que detiene a los malos con un arma es a los buenos con un arma”, declaró luego de la masacre de Sandy Hook.
El director de la NRA libró una poderosa batalla para bloquear las nuevas leyes federales de control de armas tras Sandy Hook. Durante la administración Obama se sentían asediados por los continuos ataques del expresidente, quien los acusaba de crear una ficción en la que él quería quitarles las armas. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, la NRA sintió un leve alivio al tener a un aliado republicano en sus filas, para controlar la presión social de los ciudadanos que exigen mayor control de armas.
Con anterioridad, la NRA también ha sido apoyada por mandatarios republicanos como George W. Bush, en 2000, y en cierto momento del gobierno de Goerge H. W. Bush. Sin embargo, el grupo nunca se había encontrado tan cerca a un presidente como lo ha estado desde la llegada de Trump al cargo. Si bien en algún momento la relación llegó a tambalear por el acceso del presidente a algunas restricciones en el porte de armas, la amistad entre Casa Blanca y NRA está mejor que nunca. Los dos comparten un lenguaje en común: el terrorismo.
El discurso de Trump -y el entusiasmo de los seguidores de la NRA- marca un abierto contraste con la "Marcha por Nuestras Vidas", que a fines de marzo movilizó millones de personas en todo el país en favor de un mayor control sobre la venta de armas de fuego. Esa marcha fue motivada por la matanza ocurrida en febrero en una escuela secundaria del estado de Florida, masacre que apenas mereció una mención indirecta durante el discurso del presidente.
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Sin embargo, insistió en su tesis de que una población armada no sería víctima de atentados, y se refirió explícitamente al ataque ocurrido en el teatro Bataclan, en París, en noviembre de 2015.
"Si un empleado (del teatro) o un espectador tuviese un arma, o cualquiera de los presentes en esta audiencia estuvise allí, habría apuntado el arma en la dirección opuesta, y los terroristas habrían huido (...) habría sido otra historia", dijo el presidente estadounidense.
Los comentarios de Trump desataron la ira del expresidente francés Francois Holande, quien aseguró que "las palabras vergonzosas y las gesticulaciones obscenas de Donald Trump dicen mucho sobre lo que piensa de Francia y de sus valores", escribió Hollande en su cuenta de Twitter.
También insistió en que cada país define sus propias reglas al respecto y en que Francia "está orgullosa de ser un país en el que la compra y la detención de armas de fuego están estrictamente reglamentadas".
El mandatario, ante 80.000 miembros de la NRA, agradeció su apoyo "a los verdaderos patriotas estadounidenses" que defienden los derechos, la libertad y la "gran bandera de Estados Unidos", y que fueron uno de los grupos que más le avaló en las elecciones de 2016.
Si bien es cierto que en los últimos tiempos, tras las dramáticas matanzas ocurridas en el país, Trump ha realizado ciertos amagos para aumentar el control sobre las armas, el presidente quiso mantener su firme compromiso con este poderoso grupo de presión.
Por ello, una de las frases más repetidas por el magnate neoyorquino fue su promesa de proteger la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho de los ciudadanos a poseer y portar armas, y que es el tema central de la 147 reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle.
Irónicamente, tanto en su intervención como en el discurso que ofreció el vicepresidente, Mike Pence, se prohibió a los asistentes acceder con armas al lugar de la reunión, el Centro de Convenciones de Dallas, una medida tildada de hipócrita por sus detractores.
La relación de Donald Trump con la Asociación Nacional del Rifle, encargada de defender el porte de armas en Estados Unidos, está más estrecha que nunca. El presidente, quien fue el invitado de honor de la convención anual de esta organización en Dallas, Texas, aseguró que mientras él ocupe el cargo de jefe de Estado el porte de armas continuará en funcionamiento.
“Este gobierno está para defender la segunda enmienda de la Constitución y la vamos a defender”, dijo el magnate neoyorquino en su intervención. La reunión de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), transcurre un mes después de la marcha histórica de estudiantes a favor de leyes más rígidas sobre el control de armas en el país. Pese a la presión de los movimientos al gobierno, la Casa Blanca ha respaldado contundentemente tanto a esta organización como a los portadores de armas.
En contexto: Comienza la controvertida convención de la Asociación Nacional del Rifle
La NRA nació en 1991 y es la más férrea defensora del derecho a porte de armas en Estados Unidos y su influencia en Washington se debe al intenso cabildeo con políticos, pues el fondo de la organización apoyo las campañas de varios candidatos a senado y cámara en el país. Mediante la financiación de congresistas, la NRA ha logrado frenar las reformas a varias leyes que buscan mayor control de armas de fuego en el país.
¿Por qué el apoyo?
La intervención de Trump desató una ovación entre los defensores del derecho a poseer armas de fuego. No es la primera vez que los seguidores del republicano reciben un apoyo directo del presidente. En marzo de 2018, Trump les señaló a los miembros de la NRA que tenían “un amigo en la Casa Blanca”. El dialogo tan directo entre el mandatario y la organización se debe a la alianza entre el fondo de la NRA y la campaña de Trump a la presidencia. En 2016, el magnate recibió un apoyo de 30 millones de dólares como aporte a su candidatura.
Wayne LaPierre, director general de la NRA, fue quien dirigió el apoyo de la NRA a la campaña de Trump. También es un poderoso generador de opinión pública. Aunque no le gusten los medios, LaPierre destaca por esparcir el miedo entre sus seguidores asegurando que están asediados por el terrorismo en el país y a raíz de eso se deben mantener las armas. “Lo único que detiene a los malos con un arma es a los buenos con un arma”, declaró luego de la masacre de Sandy Hook.
El director de la NRA libró una poderosa batalla para bloquear las nuevas leyes federales de control de armas tras Sandy Hook. Durante la administración Obama se sentían asediados por los continuos ataques del expresidente, quien los acusaba de crear una ficción en la que él quería quitarles las armas. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, la NRA sintió un leve alivio al tener a un aliado republicano en sus filas, para controlar la presión social de los ciudadanos que exigen mayor control de armas.
Con anterioridad, la NRA también ha sido apoyada por mandatarios republicanos como George W. Bush, en 2000, y en cierto momento del gobierno de Goerge H. W. Bush. Sin embargo, el grupo nunca se había encontrado tan cerca a un presidente como lo ha estado desde la llegada de Trump al cargo. Si bien en algún momento la relación llegó a tambalear por el acceso del presidente a algunas restricciones en el porte de armas, la amistad entre Casa Blanca y NRA está mejor que nunca. Los dos comparten un lenguaje en común: el terrorismo.
El discurso de Trump -y el entusiasmo de los seguidores de la NRA- marca un abierto contraste con la "Marcha por Nuestras Vidas", que a fines de marzo movilizó millones de personas en todo el país en favor de un mayor control sobre la venta de armas de fuego. Esa marcha fue motivada por la matanza ocurrida en febrero en una escuela secundaria del estado de Florida, masacre que apenas mereció una mención indirecta durante el discurso del presidente.
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Sin embargo, insistió en su tesis de que una población armada no sería víctima de atentados, y se refirió explícitamente al ataque ocurrido en el teatro Bataclan, en París, en noviembre de 2015.
"Si un empleado (del teatro) o un espectador tuviese un arma, o cualquiera de los presentes en esta audiencia estuvise allí, habría apuntado el arma en la dirección opuesta, y los terroristas habrían huido (...) habría sido otra historia", dijo el presidente estadounidense.
Los comentarios de Trump desataron la ira del expresidente francés Francois Holande, quien aseguró que "las palabras vergonzosas y las gesticulaciones obscenas de Donald Trump dicen mucho sobre lo que piensa de Francia y de sus valores", escribió Hollande en su cuenta de Twitter.
También insistió en que cada país define sus propias reglas al respecto y en que Francia "está orgullosa de ser un país en el que la compra y la detención de armas de fuego están estrictamente reglamentadas".
El mandatario, ante 80.000 miembros de la NRA, agradeció su apoyo "a los verdaderos patriotas estadounidenses" que defienden los derechos, la libertad y la "gran bandera de Estados Unidos", y que fueron uno de los grupos que más le avaló en las elecciones de 2016.
Si bien es cierto que en los últimos tiempos, tras las dramáticas matanzas ocurridas en el país, Trump ha realizado ciertos amagos para aumentar el control sobre las armas, el presidente quiso mantener su firme compromiso con este poderoso grupo de presión.
Por ello, una de las frases más repetidas por el magnate neoyorquino fue su promesa de proteger la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho de los ciudadanos a poseer y portar armas, y que es el tema central de la 147 reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle.
Irónicamente, tanto en su intervención como en el discurso que ofreció el vicepresidente, Mike Pence, se prohibió a los asistentes acceder con armas al lugar de la reunión, el Centro de Convenciones de Dallas, una medida tildada de hipócrita por sus detractores.