Se acelera el éxodo venezolano
Colombia, Perú y Chile, entre otros países, notificaron un mayor flujo de migrantes venezolanos en los días previos a las elecciones. Las autoridades permanecen alertas.
Camilo Gómez Forero
La migración venezolana, que tiene en alerta a las autoridades latinoamericanas, aumentó considerablemente en la última semana. Tan sólo en Colombia, la cifra de venezolanos que entraron al país se incrementó en 40 %, pasando de 35.000 ingresos a 50.000.
El crecimiento del éxodo se debe principalmente a la incertidumbre que generan los comicios que se celebrarán el domingo 20 de mayo en Venezuela, por los que se teme un cierre de la frontera por parte de Nicolás Maduro. A pesar de que las cifras son elevadas, las autoridades regionales mantienen la calma, pues consideran que los números se mantienen dentro de la tendencia de los últimos meses. En ocasiones anteriores, la cifra de migrantes que salían de Venezuela había subido en los días previos a que se celebraran elecciones en el país, por lo que no es un fenómeno nuevo.
“Es un aumento normal cuando se acerca una jornada electoral en el vecino país, pues sus habitantes desconocen si su Gobierno decidirá cerrar la frontera durante los comicios o no, y prefieren abastecerse en nuestro país”, señaló Christian Krüger Sarmiento, director general de Migración Colombia.
Ver más: La cara positiva de la migración venezolana
El aumento del flujo migratorio es significativo, pero no alarmante. Según Krüger, se trata de una migración pendular que ingresa, adquiere productos básicos y alimentos y luego regresa a su país. Sin embargo, las autoridades mantienen una rigurosa vigilancia ante cualquier incremento fuera del rango previsto, para implementar un plan de contingencia que ha sido estudiado con entidades de orden nacional.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el número de venezolanos que solicitaron reconocimiento como refugiados aumentó en 2.000 % desde 2014 en todo el mundo, principalmente en América Latina.
Perú, uno de los países más afectados por la crisis venezolana, informó que el flujo diario de migrantes venezolanos que ingresaban por la frontera de Tumbes superó las 2.200 entradas al día y en ciertas jornadas escaló hasta 3.000. Sin embargo, las autoridades migratorias del país señalaron que la salida de venezolanos también aumentó, pues muchos de ellos siguen rumbo a Chile y Argentina, donde buscan radicarse. El asentamiento de migrantes se convirtió en una de las grandes preocupaciones para los gobiernos de toda la región.
En Brasil, el salto del flujo migratorio tenía tan agobiado al estado de Roraima que su gobernadora, Suely Campos, pidió que se cerrara la frontera ante la imposibilidad de atender a todos los migrantes por falta de recursos, pero la medida no se concretó. La crisis provocó que los migrantes venezolanos se fueran reubicando en otras ciudades de Brasil.
El problema de fondo se encuentra en que muchos de los países de la región no tienen un buen sistema de registros migratorios, que, acompañados de los nudos burocráticos, complican el sistema de asilo.
Ver más: Venezuela en la agenda electoral colombiana
El recién posesionado presidente de Chile, Sebastián Piñera, modificó la política migratoria para abrazar la llegada de venezolanos. Piñera anunció una visa de responsabilidad democrática tomando en consideración la grave situación social de Venezuela, que permite a los migrantes pedir una residencia temporal o definitiva. Entre tanto, Colombia comenzó un proceso de censo de venezolanos con el fin de plantear políticas públicas dirigidas a prestar atención a la condición migratoria. Durante el primer mes, según el balance de Migración Colombia, se registraron 203.989 ciudadanos del vecino país.
Los esfuerzos de los estados por recibir a los migrantes han sido positivos, aunque los organismos internacionales piden que se promuevan soluciones para la integración de los venezolanos a largo plazo.
Pese a que el flujo migratorio que se ve en toda la región no ha mermado, las elevadas cifras de la última semana no representan una amenaza para la estabilidad de los países. Las autoridades, sin embargo, consideran que cualquier decisión que tomen los venezolanos el próximo domingo traerá repercusiones para toda la región.
Vea también: Don José, mil disculpas por la discriminación
La migración venezolana, que tiene en alerta a las autoridades latinoamericanas, aumentó considerablemente en la última semana. Tan sólo en Colombia, la cifra de venezolanos que entraron al país se incrementó en 40 %, pasando de 35.000 ingresos a 50.000.
El crecimiento del éxodo se debe principalmente a la incertidumbre que generan los comicios que se celebrarán el domingo 20 de mayo en Venezuela, por los que se teme un cierre de la frontera por parte de Nicolás Maduro. A pesar de que las cifras son elevadas, las autoridades regionales mantienen la calma, pues consideran que los números se mantienen dentro de la tendencia de los últimos meses. En ocasiones anteriores, la cifra de migrantes que salían de Venezuela había subido en los días previos a que se celebraran elecciones en el país, por lo que no es un fenómeno nuevo.
“Es un aumento normal cuando se acerca una jornada electoral en el vecino país, pues sus habitantes desconocen si su Gobierno decidirá cerrar la frontera durante los comicios o no, y prefieren abastecerse en nuestro país”, señaló Christian Krüger Sarmiento, director general de Migración Colombia.
Ver más: La cara positiva de la migración venezolana
El aumento del flujo migratorio es significativo, pero no alarmante. Según Krüger, se trata de una migración pendular que ingresa, adquiere productos básicos y alimentos y luego regresa a su país. Sin embargo, las autoridades mantienen una rigurosa vigilancia ante cualquier incremento fuera del rango previsto, para implementar un plan de contingencia que ha sido estudiado con entidades de orden nacional.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el número de venezolanos que solicitaron reconocimiento como refugiados aumentó en 2.000 % desde 2014 en todo el mundo, principalmente en América Latina.
Perú, uno de los países más afectados por la crisis venezolana, informó que el flujo diario de migrantes venezolanos que ingresaban por la frontera de Tumbes superó las 2.200 entradas al día y en ciertas jornadas escaló hasta 3.000. Sin embargo, las autoridades migratorias del país señalaron que la salida de venezolanos también aumentó, pues muchos de ellos siguen rumbo a Chile y Argentina, donde buscan radicarse. El asentamiento de migrantes se convirtió en una de las grandes preocupaciones para los gobiernos de toda la región.
En Brasil, el salto del flujo migratorio tenía tan agobiado al estado de Roraima que su gobernadora, Suely Campos, pidió que se cerrara la frontera ante la imposibilidad de atender a todos los migrantes por falta de recursos, pero la medida no se concretó. La crisis provocó que los migrantes venezolanos se fueran reubicando en otras ciudades de Brasil.
El problema de fondo se encuentra en que muchos de los países de la región no tienen un buen sistema de registros migratorios, que, acompañados de los nudos burocráticos, complican el sistema de asilo.
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El recién posesionado presidente de Chile, Sebastián Piñera, modificó la política migratoria para abrazar la llegada de venezolanos. Piñera anunció una visa de responsabilidad democrática tomando en consideración la grave situación social de Venezuela, que permite a los migrantes pedir una residencia temporal o definitiva. Entre tanto, Colombia comenzó un proceso de censo de venezolanos con el fin de plantear políticas públicas dirigidas a prestar atención a la condición migratoria. Durante el primer mes, según el balance de Migración Colombia, se registraron 203.989 ciudadanos del vecino país.
Los esfuerzos de los estados por recibir a los migrantes han sido positivos, aunque los organismos internacionales piden que se promuevan soluciones para la integración de los venezolanos a largo plazo.
Pese a que el flujo migratorio que se ve en toda la región no ha mermado, las elevadas cifras de la última semana no representan una amenaza para la estabilidad de los países. Las autoridades, sin embargo, consideran que cualquier decisión que tomen los venezolanos el próximo domingo traerá repercusiones para toda la región.
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