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Desde el 24 de abril, el exclusivo sector de Georgetown, en pleno corazón de Washington, dejó de ser un lugar de vecinos amigables, tranquilos y diplomáticos. A pesar a estar a kilómetros de distancia de Venezuela, es justo aquí donde la pugna entre Donald Trump y Nicolás Maduro ha escalado a un punto peligrosamente conflictivo.
Luego de que el gobierno estadounidense les revocara el estatus diplomático a los funcionarios de Nicolás Maduro y les ordenara abandonar el edificio, un grupo de activistas estadounidenses se tomó el lugar en “un acto de resistencia”.
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Durante cerca de tres semanas miembros del Colectivo para la Protección de la Embajada (Embassy Protection Collective), formado por gente perteneciente a Code Pink, Answer Coalition y Popular Resistance and the Black Alliance for Peace viven en el edificio, con el beneplácito del canciller venezolano, Jorge Arreaza.
Quince de los cuarenta activistas que se tomaron el inmueble protestan contra las intenciones “intervencionistas” de Estados Unidos y tratan de impedir la entrada de los delegados del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.
De acuerdo con el portal Político, los activistas pasan sus días normalmente: “Cocinan, duermen y los domingos, en la noche, no se pierden Game of Thrones. Pero se perderán el próximo capítulo, pues el jueves un equipo de la compañía Pepco les cortó la electricidad.
“La gente en el interior de la embajada está determinada a seguir adentro, aunque está sufriendo mucho”, declaró Medea Benjamin, líder del grupo de activistas Code Pink, quien confirmó el cese de suministro eléctrico, algo que consideró que “no tiene precedentes en Washington, ya que la legislación prohíbe cortar la luz incluso cuando no se paga la factura”.
Para Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Estados Unidos —reconocido por Washington como embajador—, esto es darles a los “invasores un poco de la experiencia de vivir en Venezuela”, en referencia a los apagones que afectan al país.
Los activistas señalan que cada vez encuentran más dificultades para acceder o introducir alimentos al inmueble. Por ejemplo, después de que salieran a la calle para hablar con la prensa algunos activistas no pudieron regresar a la embajada por la resistencia de varios venezolanos residentes en Washington, que se congregaron frente al edificio para exigir la salida del colectivo de activistas.
La disputa por el control de la sede diplomática ha llevado a que los dos grupos se enfrenten, dando lugar en los últimos días a escenas violentas y situaciones de tensión. Por eso, la calle es vigilada por docenas de oficiales del Servicio Secreto y de la Policía local, que patrullan pero no se acercan al edificio.
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Los activistas defienden su permanencia en la embajada. Dicen que están protegidos por una disposición del derecho internacional, que prohíbe a la Policía entrar a un edifico de un gobierno extranjero. Explican analistas que por esa disposición la Policía turca no pudo entrar al Consulado de Arabia Saudita en Estambul para investigar el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Por eso tampoco fue posible ingresar a la Embajada de Ecuador en Londres para arrestar a Julian Assange, fundador de Wikileaks.
Pero así como otro gobierno no puede ocupar el edificio, resulta que los activistas tampoco pueden estar ahí, aunque el gobierno de Nicolás Maduro los haya invitado. De acuerdo con la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas, las embajadas son “inviolables” y una persona puede entrar solo con el consentimiento del jefe de la misión. Como EE. UU. reconoció a Carlos Vecchio como embajador, sería él, en teoría, quien debía autorizar la presencia de los manifestantes; pero él no ha podido tomar posesión del edificio.
De acuerdo con Brian Egan, exasesor legal del Departamento de Estado, quien explicó la situación al portal Político, “Trump no debería ingresar a la embajada, pues podría ser visto por los seguidores de Maduro como una invasión y provocar retaliaciones”. Y recuerda que Leopoldo López, líder opositor liberado por Guaidó, está en la residencia del embajador de España en Caracas. ¿Si EE. UU. entra a la embajada venezolana en Washington entonces las fuerzas de Maduro podrían entrar a sacar a López?
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Fernando Cutz, exasesor de la Casa Blanca y actual experto de The Cohen Group, le explicó a la agencia AFP que “la estrategia es dejar que la cosa se calme y que más gente quiera irse a sus casas y así se hace más fácil resolver la situación de una forma más apropiada y pacífica”.