Venezuela: un país dividido entre Maduro y Guaidó
El presidente de la opositora Asamblea Nacional se autoproclamó mandatario interino de su país, en un claro desafió al gobierno chavista, que lo acusó de promover un golpe de Estado. ¿Cuál será el desenlace?
Jesús Mesa / @JesusMesa
Pasaron casi dos años para que la oposición y el chavismo se volvieran a encontrar en las calles de Venezuela. Tras las protestas que en 2017 dejaron más de 125 muertos y un número incontable de heridos, la oposición venezolana llegó fortalecida a la conmemoración del 23 de enero, fecha histórica en el vecino país, y su nuevo líder, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional (AN), se autoproclamó mandatario interino de Venezuela. “Ante Dios todopoderoso y Venezuela, juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres”, juró Guaidó, con la Constitución en mano, ante miles de seguidores en el este de Caracas.
La juramentación fue el paso culminante de un proceso iniciado por la oposición tras la toma de posesión de Nicolás Maduro en un segundo mandato presidencial, el pasado 10 de enero. La AN considera que Maduro usurpa el poder por haber sido electo en unas elecciones que la oposición considera fraudulentas y que no fueron reconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y la mayor parte de los países latinoamericanos.
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Guaidó dijo estar facultado por la Constitución. “Hoy doy el paso con ustedes, entendiendo que estamos en dictadura”, dijo, enardeciendo a la gente, que gritaba: “¡El pueblo está contigo!”. Pocos minutos después de la juramentación, la Casa Blanca emitió una declaración del presidente Donald Trump en la que lo reconoció como mandatario interino, “en su rol como la única rama del gobierno elegida por los venezolanos”. Como un efecto dominó, a la decisión de Washington la siguieron los reconocimientos por parte de los gobiernos del Grupo de Lima, excepto México.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, desde el Palacio de Miraflores y acompañado por miembros de su gabinete, manifestó que lo ocurrido hoy con Guaidó fue un intento de “imponer a través de un golpe de Estado un gobierno extraconstitucional”. “El único que pone presidentes en Venezuela es el pueblo venezolano”, arengó Maduro, quien todavía cuenta con aliados como Rusia, Bolivia, China, Irán y Turquía, entre otros.
Oposición fortalecida
De acuerdo con Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, “Maduro no creyó que Guaidó se iba a convertir en esta figura cuando se posesionó como presidente de la Asamblea Nacional, el 5 de enero. Pero en pocos días pasó de ser un completo desconocido a convertirse en el nuevo rostro de la oposición, que los conectó de nuevo con las bases, gracias en parte a que se presenta como un líder de transición, sin protagonismos”.El reconocimiento de varios países de la comunidad internacional a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional como representantes del Ejecutivo de Venezuela sienta un precedente importante respecto a las acciones que los países de la región habían aplicado contra el gobierno de Nicolás Maduro en el pasado.
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“La decisión de Trump de reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela es muy importante. Aparte del puñado de gobiernos leales a Maduro, la mayoría de los otros seguramente seguirán el ejemplo de Estados Unidos”, explica Michael Shifter, de Diálogo Interamericano.
Pero para Arlene B. Tickner, internacionalista de la Universidad del Rosario, la decisión de Estados Unidos y de otros países de reconocer a Guaidó como presidente interino no cambia mucho la situación interna dentro de Venezuela y, por el contrario, puede ser contraproducente.
“Maduro utiliza estas cosas de forma fructífera para seguir argumentando un complot imperialista en su contra”, explica Tickner. De hecho, Maduro aprovechó su discurso de ayer para romper relaciones diplomáticas con Washington y les dio 72 horas a los funcionarios de ese país para que “se larguen” de Venezuela. Una medida que para muchos no es muy significativa, “pues desde rato no hay embajadas entre los dos países”, explica Adam Isacson, analista en Washington.
¿Diálogo posible?
Aunque el gobierno de Nicolás Maduro ha insistido desde el pasado 10 de enero que le gustaría entablar de nuevo un diálogo con la oposición para “frenar la inestabilidad política en el país”, Rodríguez asegura que la opción parece más lejana que en otras ocasiones, gracias en parte a que la oposición salió fortalecida. “Maduro tiene elementos de presión interna y, dependiendo de cómo se comporten Guaidó y Estados Unidos, buscará un nuevo diálogo con ellos”, explica. Sin embargo, el investigador aclara que, mientras la oposición exige la salida inmediata de Maduro y la conformación de un gobierno de transición, el presidente venezolano no se sentará a “negociar su reelección”.Tickner considera que, más allá de las obvias dificultades que hay para entablar un diálogo, “hay que seguir insistiendo”.
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“La única salida es una negociación política pacífica en donde las preocupaciones de las partes, incluyendo a los militares y chavistas, estén ahí y en donde sean los actores internos, liderados por una oposición más unificada y efectiva, los que definan el rumbo de esta situación”. Según una encuesta de Datanálisis, el 37% de los venezolanos apoyan un diálogo con Maduro, mientras que el 63% le gustaría un acuerdo para que salga del poder. Sólo el 35% apoya una solución militar. Esa que Trump dijo ayer tener todavía sobre la mesa.
Pasaron casi dos años para que la oposición y el chavismo se volvieran a encontrar en las calles de Venezuela. Tras las protestas que en 2017 dejaron más de 125 muertos y un número incontable de heridos, la oposición venezolana llegó fortalecida a la conmemoración del 23 de enero, fecha histórica en el vecino país, y su nuevo líder, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional (AN), se autoproclamó mandatario interino de Venezuela. “Ante Dios todopoderoso y Venezuela, juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres”, juró Guaidó, con la Constitución en mano, ante miles de seguidores en el este de Caracas.
La juramentación fue el paso culminante de un proceso iniciado por la oposición tras la toma de posesión de Nicolás Maduro en un segundo mandato presidencial, el pasado 10 de enero. La AN considera que Maduro usurpa el poder por haber sido electo en unas elecciones que la oposición considera fraudulentas y que no fueron reconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y la mayor parte de los países latinoamericanos.
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Guaidó dijo estar facultado por la Constitución. “Hoy doy el paso con ustedes, entendiendo que estamos en dictadura”, dijo, enardeciendo a la gente, que gritaba: “¡El pueblo está contigo!”. Pocos minutos después de la juramentación, la Casa Blanca emitió una declaración del presidente Donald Trump en la que lo reconoció como mandatario interino, “en su rol como la única rama del gobierno elegida por los venezolanos”. Como un efecto dominó, a la decisión de Washington la siguieron los reconocimientos por parte de los gobiernos del Grupo de Lima, excepto México.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, desde el Palacio de Miraflores y acompañado por miembros de su gabinete, manifestó que lo ocurrido hoy con Guaidó fue un intento de “imponer a través de un golpe de Estado un gobierno extraconstitucional”. “El único que pone presidentes en Venezuela es el pueblo venezolano”, arengó Maduro, quien todavía cuenta con aliados como Rusia, Bolivia, China, Irán y Turquía, entre otros.
Oposición fortalecida
De acuerdo con Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, “Maduro no creyó que Guaidó se iba a convertir en esta figura cuando se posesionó como presidente de la Asamblea Nacional, el 5 de enero. Pero en pocos días pasó de ser un completo desconocido a convertirse en el nuevo rostro de la oposición, que los conectó de nuevo con las bases, gracias en parte a que se presenta como un líder de transición, sin protagonismos”.El reconocimiento de varios países de la comunidad internacional a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional como representantes del Ejecutivo de Venezuela sienta un precedente importante respecto a las acciones que los países de la región habían aplicado contra el gobierno de Nicolás Maduro en el pasado.
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Pero para Arlene B. Tickner, internacionalista de la Universidad del Rosario, la decisión de Estados Unidos y de otros países de reconocer a Guaidó como presidente interino no cambia mucho la situación interna dentro de Venezuela y, por el contrario, puede ser contraproducente.
“Maduro utiliza estas cosas de forma fructífera para seguir argumentando un complot imperialista en su contra”, explica Tickner. De hecho, Maduro aprovechó su discurso de ayer para romper relaciones diplomáticas con Washington y les dio 72 horas a los funcionarios de ese país para que “se larguen” de Venezuela. Una medida que para muchos no es muy significativa, “pues desde rato no hay embajadas entre los dos países”, explica Adam Isacson, analista en Washington.
¿Diálogo posible?
Aunque el gobierno de Nicolás Maduro ha insistido desde el pasado 10 de enero que le gustaría entablar de nuevo un diálogo con la oposición para “frenar la inestabilidad política en el país”, Rodríguez asegura que la opción parece más lejana que en otras ocasiones, gracias en parte a que la oposición salió fortalecida. “Maduro tiene elementos de presión interna y, dependiendo de cómo se comporten Guaidó y Estados Unidos, buscará un nuevo diálogo con ellos”, explica. Sin embargo, el investigador aclara que, mientras la oposición exige la salida inmediata de Maduro y la conformación de un gobierno de transición, el presidente venezolano no se sentará a “negociar su reelección”.Tickner considera que, más allá de las obvias dificultades que hay para entablar un diálogo, “hay que seguir insistiendo”.
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“La única salida es una negociación política pacífica en donde las preocupaciones de las partes, incluyendo a los militares y chavistas, estén ahí y en donde sean los actores internos, liderados por una oposición más unificada y efectiva, los que definan el rumbo de esta situación”. Según una encuesta de Datanálisis, el 37% de los venezolanos apoyan un diálogo con Maduro, mientras que el 63% le gustaría un acuerdo para que salga del poder. Sólo el 35% apoya una solución militar. Esa que Trump dijo ayer tener todavía sobre la mesa.