El último cartucho de Theresa May

El Reino Unido vive este martes una de las jornadas más importantes de los últimos tiempos con la votación en la Cámara de los Comunes del acuerdo del Brexit, sellado entre el Gobierno y la Unión Europea (UE). Estos son los escenarios que se abren.

Nicolás Marín Navas
15 de enero de 2019 - 03:00 a. m.
El último cartucho de Theresa May
Foto: AFP - OLI SCARFF

La antesala de la histórica votación ha estado cargada de ataques mutuos entre May y el líder opositor, Jeremy Corbyn. La primera ministra aseguró que bloquear el acuerdo del Brexit sería imperdonable y catastrófico, por lo que, en vez de politizar la situación, Corbyn debería pensar en el bien común. Por su parte, el jefe del Partido Laborista afirmó que su movimiento espera el momento indicado para presentar una moción de censura y así poder convocar a elecciones presidenciales anticipadas.

En un último impulso por convencer a la mayoría del Parlamento británico, May señaló en una entrevista al Sunday Express que, si se rechaza el Brexit, sería “una imperdonable grieta en la confianza de los ciudadanos en nuestra democracia. Mi mensaje al Parlamento este fin de semana es muy simple: ha llegado la hora de olvidar los juegos y de hacer lo que es mejor para el país”.

El acuerdo que está en discusión, es decir, al que llegó Theresa May con Bruselas, no es de poca monta. En él se regulan el costo de la salida, los derechos de los comunitarios y una polémica cláusula de seguridad para evitar una frontera física en la isla de Irlanda, en ausencia de un pacto comercial bilateral, mejor conocida como backstop. Aunque el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió que no habrá una renegociación, parece que no tendrá alternativa y le tocará hacer los preparativos por si se hunde el documento.Según The Guardian, la Unión Europea planea retrasar hasta julio el inicio de la salida del Reino Unido, prevista inicialmente para el 29 de marzo. De ser así, a la primera ministra le tocaría pedir una extensión del período de negociaciones bajo el amparo del artículo 50 del Tratado de Lisboa, para lo cual necesita el visto bueno de los 27 socios comunitarios restantes. Una de las dificultades de ese escenario son los comicios europeos previstos entre el 23 y el 26 de mayo.

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Bruselas prevé que el Reino Unido estará para entonces fuera del bloque, por lo que el Parlamento Europeo reducirá su número de escaños y distribuirá algunos de los que dejarán vacantes los británicos entre otros países. Por eso, un retraso de unos tres meses permitiría que el Brexit se ejecutara antes de la primera sesión del Parlamento Europeo tras los comicios, en julio, mientras una extensión más larga complicaría el encaje legal del Reino Unido en el bloque comunitario.

El camino más complicado

Todos los pronósticos juegan en contra. Con todo y eso, May trata aún de convencer a los conservadores más euroescépticos y al Partido Democrático Unionista (DUP) para disminuir la brecha de 100 votos que hay entre las posiciones. Unos pocos parlamentarios han cambiado de opinión en los últimos días, según el secretario para el Brexit, Stephen Barclay, aunque el Ejecutivo parece lejos de lograr el respaldo de decenas de tories que han criticado el texto.

En caso de que los Comunes respalden el texto, el panorama seguiría siendo espinoso, pues el Gobierno deberá todavía tramitar una ley que incorpore los términos del acuerdo a la legislación británica, un complejo proceso parlamentario para el que le quedarán poco más de dos meses.

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Además debe recibir el visto bueno del Parlamento Europeo, que confía en votarlo en febrero o marzo. No obstante, el PE también espera a Londres para actuar y las fuentes parlamentarias indicaron que si Westminster rechaza el acuerdo, la Eurocámara acelerará el proceso para aprobar las medidas sobre un Brexit sin pacto.

Se rechaza el documento

Si las diferencias en el Parlamento están tan quebradas como parecen y el resultado es negativo, la primera ministra está obligada a regresar a la Cámara tres días después para exponer una nueva hoja de ruta. El actual Gobierno ya aseguró que tendría listo este nuevo texto el siguiente lunes.

El Gobierno puede decidir someter a votación por segunda vez el acuerdo, confiando en que la presión por la falta de tiempo y de alternativas viables haga cambiar de opinión a los diputados. Si convoca otra votación, puede intentar reforzar el pacto con nuevas aclaraciones por parte de Bruselas sobre el mecanismo de salvaguarda para Irlanda del Norte, el punto más polémico.

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Además, la primera ministra corre el riesgo de someterse a una nueva moción de censura, pese a haber advertido reiteradas veces que hasta ahora no plantea dimitir ni convocar unos comicios adelantados. En diciembre ganó por 200 votos frente a 117 una moción de confianza interna como líder del Partido Conservador, y no puede ser sometida otra vez a ese proceso en los próximos 11 meses.

La oposición laborista, sin embargo, puede presentar una nueva moción de censura contra el Gobierno en el Parlamento para tratar de forzar unas elecciones. El partido de oposición se arriesgaría, pues no tiene mayoría en la Cámara, y el DUP, cuyos 10 diputados son claves en cualquier votación, asegura que continuará respaldando a May siempre que no se haya aprobado el acuerdo del Brexit.

Si, en cambio, prospera la idea, Corbyn ya aseguró que si gana renegociará “con urgencia” el acuerdo existente. El líder laborista defiende una “nueva unión aduanera en la que los británicos puedan decidir sobre futuros acuerdos comerciales con terceros países, que mantenga una sólida relación con el mercado único y garantice que el Reino Unido mantiene el ritmo en cuanto a derechos y estándares”.

Por Nicolás Marín Navas

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