Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La desilusión en torno al proceso del "brexit" se ha coronado como el sentimiento predominante entre los ciudadanos británicos, que ven con escepticismo la votación de hoy sobre el acuerdo de salida propuesto por la primera ministra, Theresa May.
Tanto personas favorables a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) como aquellas que abogan por la permanencia se muestran, en línea con el buen número de diputados que previsiblemente hoy tumbarán el acuerdo de May, descontentas con el transcurso de los acontecimientos.
(Le puede interesar: El último cartucho de Theresa May)
El británico Conor Mccarthy, graduado en Matemáticas y que se posiciona dentro del primer grupo, opina que May no tiene valor para exigir al bloque comunitario lo que realmente se votó el 23 de junio de 2016.
"La razón por la que voté por la salida fue para alejarnos de la burocracia europea y que la gente que vive en el Reino Unido pueda tomar decisiones que afectan a su país", manifestó Mccarthy a Efe, algo que, a su juicio, no se cumple en esos términos con el pacto de la primera ministra.
Además, el joven de 26 años critica duramente a aquellos que defienden la celebración de un segundo referéndum, a los que tilda de "antidemocráticos".
Por el contrario, para el español Omar Dalati, residente en Londres desde hace seis años, ese segundo plebiscito es la única alternativa a un escenario de "absoluto fracaso".
Según el inmigrante español, que trabaja en el sector turístico, volver a votar es la solución al "gran daño económico" que provocará "el gran temido 'brexit' sin acuerdo" si, como todo indica, el pacto es rechazado esta noche en la Cámara de los Comunes.
"La gente se ha dado cuenta de que todo lo que les prometieron Nigel Farage o Boris Johnson -quienes hicieron campaña por el 'brexit' antes del plebiscito- en relación a la inmigración o el NHS (Sistema Nacional de Salud) es mentira", argumentó Dalati.
(Ver más: El alto precio que Theresa May está pagando por el Brexit)
En Escocia, donde el 62 % de la población votó en contra del "brexit", la opción de volver a pronunciarse en las urnas va ganando terreno entre los ciudadanos gracias a campañas como "Nuestro futuro, nuestra elección", en la que participa Teo Benea.
Originaria de Rumanía, Benea, quien lleva diez años en el Reino Unido, asegura a Efe que, aunque está más "esperanzada" por poder revocar el "brexit" que "asustada" por sus posibles consecuencias, percibe la preocupación que genera entre sus amigos, procedentes de otros países comunitarios.
"No creo que May logre el apoyo suficiente porque es un mal acuerdo y no aporta claridad sobre qué pasará más allá de 2020. Me parece que el estado de ánimo general está cambiando porque la gente se ha dado cuenta de las posibilidades de salir sin acuerdo o con uno malo, y cada vez hay más a favor de un nuevo referéndum", indicó.
Algunos comerciantes que regentan negocios en el barrio edimburgués de Leith temen que el "brexit" reduzca más el consumo, una tendencia que han notado en los últimos meses, mientras otros creen que la retirada de la UE puede ser "beneficiosa" si una menor llegada de inmigrantes hace disminuir el precio de la vivienda.
En la vecina isla de Irlanda, donde la salvaguarda irlandesa propuesta en el acuerdo suscita gran controversia, aún hay personas como la dublinesa Naoimh Murphy que confía en que habrá un "brexit" ordenado, clave para que se mantenga la fluidez en el tránsito de bienes y servicios entre su país y el Reino Unido.
(Ver más: Los que están detrás del infierno de Theresa May)
Por su parte, el norirlandés Neil Paisley, comerciante de hongos para farmacéuticas de la región, manifestó a Efe que cree que el divorcio entre Londres y Bruselas beneficiará a Irlanda del Norte y al resto del país.
Para Paisley, el "brexit" abrirá oportunidades comerciales con otros bloques, como China, Japón o Estados Unidos.
Sea como fuere, todo indica que la Cámara de los Comunes derrocará esta noche el acuerdo sellado entre Londres y Bruselas el pasado noviembre, momento en el que se iniciará la cuenta atrás de tres días para que May plantee un plan alternativo para la salida de la UE.