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Jennifer Wenisch, una mujer alemana de 27 años, dejó su país en 2014 para unirse a al Estado Islámico. Hoy compareció en Munich, escondiendo su rostro tras una carpeta, para presenciar el inicio del juicio en su contra en el que podría ser condenada a cadena perpetua tras ser acusada de crímenes de guerra y asesinato por haber dejado morir de sed a una niña yazidí que tuvo como esclava en 2015.
Según los abogados que representan a la madre de la víctima, entre ellos la británico-libanesa Amal Clooney y la premio Nobel de la Paz, Nadia Murad, el juicio es histórico, pues podría ser "el primero en el mundo por los crímenes cometidos por el Estado Islámico contra los yazidís", una minoría religiosa perseguida y sometida en Irak por los yihadistas a partir de 2014.
Y es que según los reportes de la prensa local, la prueba clave contra Wenisch, actualmente en poder de la fiscalía alemana, es un audio grabado en un taxi en el que la mujer confiesa todo lo ocurrido. Sin saberlo, le contó toda su vida al chófer, quien pertenecía a los servicios secretos del país, así como su vehículo, el cual estaba lleno de micrófonos. "Un día que la pequeña estaba enferma, mojó su colchón. El marido de la acusada la castigó encadenándola fuera bajo un calor de plomo, dejándola morir de sed de manera atroz", explicó la fiscalía en un comunicado.
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Según la entidad, la procesada compró en 2015 como esclava, junto a su marido, a una niña de un grupo de prisioneros yazidíes. La pequeña enfermó, tras lo cual fue encadenada bajo el sol, al aire libre y a 45 grados, como castigo porque mojaba la cama. Días después murió de sed bajo un sol inclemente, por lo que la Fiscalía acusó a la procesada de asesinato por omisión de ayuda.
Además, Wenisch ya había sido detenida por los servicios de seguridad turcos en enero de 2016 en Ankara cuando intentaba tramitar su documentación en la embajada de Alemania. Unos días después fue extraditada hacia Alemania. Sin embargo, en 2018 intentó a escapar a Irak y fue en ese momento que fue interceptada por las autoridades.
Ahora, el lío jurídico se reduce a demostrar si ella estaba en capacidad de intervenir y salvar a la menor. Por un lado, la madre de la víctima, quien vive refugiada en Alemania, aseguró que la acusada solo intervino cuando ya era demasiado tarde. Asimismo, los abogados Clooney y Murad, exesclava sexual de EI, reclamaron en un comunicado conjunto que Jennifer W. sea condenada por crímenes contra la humanidad, tráfico de seres humanos y tortura. En la otra parte, el abogado de Wenisch, Ali Aydin, interrogado por Der Spiegel, dijo que "el tema es en realidad, saber si mi clienta hubiese podido hacer algo".
De hecho, en el audio, la mujer parece ser consciente de la gravedad de los maltratos infligidos a la niña, pues asegura que la acción sobrepasó los límites hasta del Estado Islámico, pero que fue idea de su esposo. Según el Der Spiegel, el grupo yihadista castigó físicamente por ello al marido de la mujer. Según el periódico Süddeutsche Zeitung, el hombre, identificado como Taha Sabah Noori Al-J., estaría en la zona fronteriza turco-iraquí.
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Actualmente los abogados de la familia de la víctima se encuentran en una campaña global denunciando los crímenes contra los yazidís. "Cada sobreviviente que he conocido y con el que hablado está esperando lo mismo para todos los perpetradores de crímenes contra los yazidíes: que sean llevados ante la justicia", expresó Murad.
El juicio contra la mujer también abre otro debate importante en Europa. Y es que en Alemania se discute actualmente cuál debe ser el destino de los exmilitantes del EI de nacionalidad alemana y el de sus familias que hayan quedado en campos de prisioneros de las zonas kurdas de Siria.
El Ejecutivo de la canciller Angela Merkel aprobó recientemente un proyecto de ley que permitiría retirar la nacionalidad alemana a personas que militen en organizaciones como el EI y que tengan además otra nacionalidad. La ley no tendrá efectos retroactivos, de modo que a quienes estén en esa situación les asistirá el derecho a regresar a Alemania.