Cuando buscar votos en las iglesias no sale bien
José Luis Pérez, exministro del Interior peruano y autor del libro “Evangélicos y poder en América Latina”, dice que buscar votos en las iglesias no siempre es buena idea. Las recientes elecciones de alcalde en Bogotá podrían demostrarlo.
Nicolás Marín Navas
Desde hace unos años el voto evangélico se convirtió en el botín más deseado de los políticos en América Latina. La influencia evangélica fue clave en procesos electorales, como el plebiscito de 2016 en Colombia, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, la presidencia de Jimmy Morales en Guatemala, etc.
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Desde hace unos años el voto evangélico se convirtió en el botín más deseado de los políticos en América Latina. La influencia evangélica fue clave en procesos electorales, como el plebiscito de 2016 en Colombia, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, la presidencia de Jimmy Morales en Guatemala, etc.
José Luis Pérez Guadalupe, académico y exministro del Interior de Perú, estudia desde hace años este fenómeno. En su último libro, Evangélicos y poder en América Latina, escrito en colaboración con la Fundación Konrad Adenauer, explora las causas y el comportamiento actual de esta comunidad religiosa.
¿Por qué la fuerza actual de las iglesias evangélicas?
Hay dos puntos. El primero es un factor religioso, el crecimiento numérico de los evangélicos a costa del decrecimiento católico. En Colombia tres de cada cuatro evangélicos han sido católicos, por lo que el proceso de conversión ha sido fabuloso. En toda América Latina, durante los años 70, comenzaron a bajar los católicos y a subir los evangélicos. Ya en los 80 incursionaron en política. Lo simpático es que en ese momento empezaron como un partido confesional, todos fracasaron y desaparecieron. El voto confesional no existe. Un caso concreto es el de Miguel Uribe Turbay, quien se paseó por todas las iglesias evangélicas. Los pastores que venden su feligresía como si fueran votos son una gran estafa. Tanto no es así que en Colombia los partidos Colombia justa Libre y Mira han ido en dos movimientos diferentes y se han peleado. ¿Dónde está el voto de los evangélicos?
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Han ido en coalición pero como grupos minoritarios de coaliciones mayores. Tú no puedes endosar ese feligrés colombiano y evangélico, pues no es un tonto útil que vota como dice su pastor. Lo que sí podemos tener es un voto denominacional, que se parece mucho al modelo brasileño. El tema es que una mega iglesia tenga su candidato. Si existiera voto confesional un candidato evangélico como Jorge Trujillo, el año pasado hubiera sacado el 20% que hay de población evangélica. No es fácil. Ahí viene la mutua utilización de los partidos y los pastores. El pastor que se ofrece ante un partido grande e instituido para darle “100.000 votos” en realidad solo son feligreses, no votantes.
¿Cómo explicar lo que pasó en Colombia en 2016 con el plebiscito?
Tengo una hipótesis: si tú preguntabas antes sobre la intención de voto, los evangélicos estaban divididos en la mitad. La diferenciación no fue ideológica, sino un tema práctico. Aquí el voto es voluntario, entonces los que estaban por el sí se confiaron y no fueron a votar. En cambio los evangélicos del no, militantes, antiideología de género sí fueron a votar y esa fue la mínima diferencia que hubo en los resultados.
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Lo interesante de Jorge Trujillo, candidato en las pasadas presidenciales, es que fue uno de los líderes de ese plebiscito y los evangélicos creyeron que por eso fue que ganó el No y se empoderaron. Por primera vez en Colombia se presentaron 260 candidatos a congresistas porque se atribuyen este logro. De esos solo sacaron 11 candidatos en las elecciones, que significan el 4 % del Congreso. Eso es lo que llamo la subrepresentación política de los evangélicos. Este fenómeno es igualito en todo el continente.
¿Qué ocurre en el caso brasileño?
Religiosamente hay tres casos atípicos en el continente: México, Uruguay y Brasil, por razones diferentes. Este último es el de mayor éxito evangélico político, porque las iglesias evangélicas participan tradicionalmente en política como iglesias desde la última Constitución. Cuando digo que el voto confesional no existe hay que diferenciar el voto confesional para presidente, porque ningún candidato ha ganado por ser evangélico, para congresistas, en donde hay una subrepresentación política, y para gobiernos locales. Lo que hay en Colombia es que como supuestamente la gente cree que el voto evangélico es endosable y que existe un voto confesional, por eso los políticos se pasean por todas las iglesias pentecostales creyendo que con eso van a lograr ese voto.
¿Jimmy Morales no está en la presidencia por evangélico?
Ni Serrano Elías ni Ríos Mont. Morales era un cómico, popular, que se puso a hablar de la corrupción y luego la gente se enteró que era evangélico. El caso simpático es Costa Rica, porque Fabricio Alvarado sí era un diputado evangélico y conocido por evangélicos. Gana la primera vuelta con un tema de agenda moral, en el momento en el que se da la opinión consultiva en la Corte Interamericana en donde dice que Costa Rica debe aceptar el Matrimonio Igualitario.
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Luego, pierde la segunda por otro tema religioso. Su apóstol, Rony Chávez, tenía unas grabaciones en donde hablaba pestes de la mayor devoción religiosa de Costa Rica que es la Virgen de los ángeles. Se voltea y pierde la segunda vuelta electoral.
Yo creo que fue una calentada de cabeza, una cosa distorsionada porque unas semanas antes Fabricio Alvarado estaba en sexto lugar, pero se dieron cuenta que temas como el déficit fiscal, la seguridad, no se vieron en campaña. Se priorizó el tema religioso, ¿qué tiene que ver la agenda moral con el gobierno de un país? Ahora todo el mundo se arrepiente, y en ese caso fue un voto valorativo, ni siquiera decir confesional porque ahí se juntaron evangélicos y católicos en una primera vuelta. Es un tema muy rápido en el que nadie se dio cuenta y el más radical fue el que llevó los votos y ese fue Alvarado.
¿Es el evangelismo la pareja perfecta de la derecha o se puede juntar con la izquierda?
No hay una identidad política evangélica, son muy pragmáticos. Si uno mira a Brasil, por 14 años apoyaron a Lula da Silva y a Dilma Rousseff. El partido PES, en México, apoya a López Obrador, que es de izquierda. Los evangélicos argentinos, los pentecostales, son peronistas y votan por los peronistas no como evangélicos. Lo que pasa es que la derecha se está aprovechando, no del tema ideológico, sino del valorativo. Es la única forma para que los pobres voten por la derecha. Ahí sí han podido conseguir un bolsón de izquierda que vota por partidos conservadores. Piensan que esos candidatos van a “conservar la familia”, otra de las grandes estafas o falacias. Decir que uno es "profamilia o provida", porque ¿quién se opone hoy en día a la familia o en contra de los valores o la vida? Nadie. El engaño viene de que lo que se defiende el modelo de familia tradicional. La monoparental, que sigue siendo familia, no se reconoce. Se quedan en contra del aborto pero no se preocupan por la vida de las personas, o por los derechos humanos, que también sería provida. No, hay un sesgo que se remite únicamente al aborto.
La única agenda política de estos grupos es la agenda moral. La pregunta es, ¿eso es una agenda política? ¿Tienen algo que decir sobre política económica, sobre seguridad ciudadana, sobre política internacional? No. En Colombia lo que yo detecto es que el MIRA es el único partido de los evangélicos que estpa haciendo las cosas bien. Es decir, está planteando una agenda política. Tiene su escuela de liderazgo y se proyecta como políticos evangélicos, más que como evangélicos políticos. Colombia justa libre son religiosos de verdad.
La gran mayoría de evangélicos en el continente son del modelo de Colombia justa libre. lo del MIRA es una excepción a todo el continente.
¿En qué momento se confunde una ideología política de izquierda, que defiende valores sociales, con un aspecto moral promovido por la derecha?
Lo que pasa es que yo creo que ha habido estereotipos: en la izquierda se ven los que defienden a la comunidad LGTB, matrimonio igualitario, etc. No necesariamente es así. Yo estuve cuando ganó Bolsonaro y le preguntaba a los brasileños evangélicos por qué apoyaban a alguien homófobo, sexista. Ellos me respondieron que Bolsonaro es el elegido de Dios. ¿Frente a esos qué haces? Es el mismo discurso de los evangélicos estadounidenses cuando les preguntas por Trump.
¿Cuáles son las consecuencias de mezclar religión política?
Siempre han estado muy mezcladas, la novedad es que los católicos están dejando de ser los protagonistas y las nuevas estrellas son los evangélicos. La segunda novedad es que los evangélicos, traicionando toda su tradición protestante no buscan la separación Iglesia-Estado, sino que buscan resacralizar la sociedad.
¿Hacia dónde va ese crecimiento constante?
Una cosa es el crecimiento poblacional y otro el crecimiento. Lo primero ha sido condición, pero no única condición para entrar en la política. Todos entraron en los años 90, durante la crisis de las ideologías, de los partidos, nuevas constituciones... en un contexto en el cual se acaban los bipartidismos funcionales, entonces entran nuevos actores. Eso está bien si son políticos, pero entran nuevos actores religiosos y económicos a la política. Los partidos evangélicos no serían más que otro grupo de interés.
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La perspectiva a futuro depende de cómo vayan los países. Si tú vuelves al bipartidismo, al reforzamiento de las ideologías, que no creo, tienes menos riesgos de que la ideología religiosa cope la ideología política.
Creo que los partidos cada vez se van diluyendo más, como en El Salvador, que tiene 40 % de evangélicos, 45 % de católicos. Las dos instituciones de mayor credibilidad son la católica y la evangélica. El 70 % de los salvadoreños participan de su iglesia. Las elecciones fueron en febrero y ganó el candidato musulmán, Nayib Bukele, y su papá, el líder de todo el islam. Por lo que no creo que sea determinante el tema de lo religioso en la política.
¿A qué se debe la emigración católica al evangelismo?
En el ADN de los evangélicos está la capacidad de dividirse. Ellos crecen y se dividen, pero lo que es una bendición para su crecimiento numérico es una maldición para su unidad eclesial. Son cientos de denominaciones, pero en los 60 y los 70 habían dos cosas que los unían a todos: el anticomunismo y el anticatolicismo.
Ahora la agenda de ellos ha cambiado. El anticomunismo ya no existe y los católicos ahora son sus aliados. El elemento que los une es la “ideología de género”. Mañana podría cambiar esta agenda. Los evangélicos ingresan a la política en los 80 y 90 cuando hubo el cambio de constituciones. En ese momento se temía que las iglesias evangélicas perdieran la libertad de culto. Los evangélicos tienen miedo de que vuelva la onda católica y por eso entran a la política. La motivación de hoy es otra, ya no es para garantizar su libertad de religión, porque ya está garantizada, ahora lo que quieren es igualdad religiosa.
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Además, quieren determinar políticas públicas y se meten contra ministros. Si quieren cambiar la ley sacan un millón de personas a la calle.
¿Qué papel juegan las redes sociales en el movimiento evangélico?
En el libro hay unas páginas sobre lo que yo llamo los nuevos grupos de presión, y el ciberespacio. Las formas ordinarias de hacer política están sustituyéndolo por los colectivos. Ahora todos los movimientos son por redes.
Parte del fracaso de todos los partidos evangélicos ha sido que no supieron adecuarse a las nuevas formas de comunicación. En cambio ahora sí. Bukele comunica por Twitter, pero tienes al mismo tiempo al clásico López Obrador que todas las mañanas se reune con la prensa. Como tiene todo el aparato en contra, él ha ideado tener a los periodistas.