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Un nuevo capítulo comienza este jueves en la política estadounidense con la inauguración de un Congreso que refleja la división del país y promete hacer contrapeso a Donald Trump, quien tras dos años gobernando con viento a favor deberá ahora negociar con los demócratas que recuperan la Cámara Baja.
Este nuevo Congreso, que marca un récord en el número de mujeres y de representantes provenientes de minorías, asumirá sus funciones al mediodía, hora local.
Para Trump, la asunción del 116º Congreso marca el paso de la Cámara de Representantes al control de los demócratas, que tendrán 235 de los 435 escaños frente a 199 republicanos.
(Puede leer: Elecciones EE.UU: Demócratas se hacen con la mayoría en la Cámara de Representantes)
La pérdida de la Cámara Baja complica el panorama de Trump para el resto de su mandato y en especial para proyectos como la construcción de un muro en la frontera con México, una de sus promesas insignia de campaña.
La inauguración se produce en medio de una feroz pugna que tiene parcialmente paralizado al gobierno desde el 22 de diciembre por la demanda de Trump de incluir en el presupuesto fondos para construir el muro.
Los demócratas se han opuesto firmemente a esta iniciativa, que tiene un costo de más de 5.000 millones de dólares y que, según la oposición, no es una respuesta para un tema complejo como la inmigración.
(Le recomendamos: ¿Qué se jugó Trump en las elecciones legislativas?)
En este ciclo electoral, una de las figuras centrales será Nancy Pelosi, que este jueves aspira a recuperar a los 78 años el rol de líder de la bancada mayoritaria en la Cámara de Representantes, un cargo que ocupó entre 2007 y 2011.
Para salir de la parálisis presupuestaria, los demócratas proponen, por un lado, renovar hasta el 30 de septiembre los presupuestos de las agencias que no son objeto de ninguna controversia y prolongar sólo hasta el 8 de febrero la partida del Departamento de Seguridad Interior, que se encarga de las fronteras.
Pero cualquier propuesta puede quedar en nada si no cuenta con la venia del Senado y específicamente con una mayoría de 60 votos que requieren las leyes presupuestarias.
Trump, que tiene derecho a veto, advirtió que mantendrá la situación actual "el tiempo que haga falta" y convocó a ambos partidos a una reunión el viernes.
La dilatación de la negociación hace posible que ambas partes busquen un acuerdo más amplio que les permita salir victoriosos, por ejemplo, una hipótesis es que los demócratas den los fondos para el muro a cambio de un estatuto para los "dreamers", los indocumentados que llegaron siendo niños a Estados Unidos.
(Ver más: Récord de mujeres en Congreso de EE.UU. tras las elecciones)
Con el control de la Cámara, los demócratas podrán no sólo bloquear iniciativas del mandatario sino también investigar sus finanzas y ahondar en la presunta colusión entre su equipo de campaña y Rusia en 2016, aumentando la posibilidad de que se inicie un proceso de destitución en su contra, aunque con escasas posibilidades de éxito.
Con la oposición en la Cámara se perfilan muchas investigaciones parlamentarias, con potestades como la convocatoria de testigos y la entrega de documentos.
Hasta ahora, Pelosi ha dicho que es contraria a lanzar un proceso de destitución contra Trump, pero los demócratas sí podrían agitar el clima político concretando su promesa de exigirle al presidente que presente su declaración de impuestos.